Thom Yorke, el vocalista de Radiohead, es un tipo con un talento innegable y dueño de una gran voz. Parte de ese talento lo explaya en su carrera como solista con la que ya suma dos álbumes de estudios. El último de esos discos, Anima, derivó en un cortometraje hiper surrealista de quince minutos dirigido por el cineasta Paul Thomas Anderson, protagonizado por el propio Yorke y su pareja la actriz italiana Dajana Roncione.
Por Álvaro Rodríguez
En Netflix podrán encontrar una buena cantidad de películas, series, documentales o cortos dedicados a una banda u/o artista. Pero nunca se toparán con algo tan poco convencional como Anima, el corto inspirado en el segundo disco solista de Thom Yorke. El cortometraje se caracteriza por su coreografía, locación (Les Baux-de-Provence, Francia y El Metro de Praga en República Checa) y vestuario muy bien logrado. Todo esto se contrapone a su sencilla trama y su hipnotizante musicalización, en las que tres canciones del disco homónimo se encargan de darle vida a esta obra.
La historia detrás de este cortometraje inicia con Yorke despertando en un vagón del metro, rodeado de pasajeros vestidos de forma monocromática, con colores azul y gris, momento en el que visualiza al personaje de Roncione. La escena continúa cuando los pasajeros descienden del carro y Thom pierde de vista a la chica y a su lonchera. La música corre por cuenta de “Not The News" uno de los temas del álbum que da emocionalidad a los primeros minutos.
Durante la pieza audiovisual, podemos ver como el personaje de Yorke intenta pasar por sobre un torniquete, siendo el único que no puede hacerlo, pero en un instante un tanto extraño vuela por sobre los torniquetes, y de un momento a otro nos encontramos con escenas bastantes “raras” por definirlas de alguna manera. La música vuelve a jugar un papel fundamental. “Traffic” suena de fondo con lo que se genera mucho dramatismo y confusión.
Para no pecar de spoiler no especificaré con tanto detalle cada escena, lo motivante de este cortometraje radica en lo poco convencional que es. La música como lo dije anteriormente es fundamental, dado que los personajes no hablan (solo lenguaje corporal), por lo que debes permanecer atento para lograr sacar tus propias conclusiones. La última canción que suena de fondo es “Dawn Chorus”, en estos momentos el personaje de Yorke ya ha logrado reencontrarse con Roncione, y el paisaje se vuelve más “normal”. A momentos, el personaje de Thom pareciera ser un tipo un tanto “esquizotípico” (personas con un patrón de déficit social o interpersonal), personalmente esa sensación me entrega.
Es complicado definir la idea central del cortometraje o cómo categorizarlo, dado que cuenta con muchos matices distintos. Por lo que, si me preguntan en qué categoría añadiría este trabajo audiovisual, sería en una sección de videoarte. Por lo que representan su coreografía, la música, y por supuesto, las locaciones. Todo esto está muy bien logrado. Un corto un tanto pretencioso, pero eso no es lo importante, sino que la experiencia al momento de verlo. Los dejo convidados a darle un vistazo a este proyecto, el que tiene muchas cosas que te dejarán atrapado, y con ganas de escuchar la otra faceta musical de Thom Yorke.
Disponible en Netflix
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