Con una cercanía, humildad y energía inagotable, la cantautora francesa Zaz hizo su regreso a nuestro país ante un repleto Teatro Caupolicán que esperaba con ansias a Isabelle y compañía. Comenzando el show desde el público, hasta subir al escenario ambientado con la suavidad de la luz de las velas, la francesa hizo un un repaso de sus clásicos y de sus ya famosísimos cóvers, pero con una alta presencia de su último álbum Isa. Con un despliegue vocal sólido y acompañada por sus igualmente talentosos músicos, Zaz hizo de su cuarta presentación en Chile una memorable, una que de seguro los fans de la cantante, especialmente los que se encontraban en la cancha del teatro, no olvidarán.
Por Valentina Morales
Foto por Luis Marchant
A eso de las 21:15 se apagaron las luces del Teatro Caupolicán para luego dar paso al ingreso de los músicos al escenario, pero nada de Zaz. Comenzó a acrecentarse la atención, impaciencia y emoción del público cuando de pronto escucharon las primeras palabras de “Les jours heureux”, es que no era menor, Isabelle Geffroy, más conocida como Zaz comenzó su show desde el público, ingresando desde el fondo del Teatro, recorriendo toda la zona de la cancha, hasta llegar al escenario, y así oficialmente, ante un público que aún no creía lo que acababa de ocurrir, comenzó el show de Santiago del Organique Tour.
Y si algo demostró esa primera canción, que sería una constante del resto del show, fueron cuatro cosas: la primera es la cercanía y naturalidad de Zaz, quien a lo largo de su presentación, se acercó, saludó, sonrió y conversó con el público presente; lo segundo es la calidad vocal de la francesa, que no es algo nuevo, y cualquiera que ya haya asistido a un show de Zaz, sabe lo poderosa que es su voz y su interpretación vocal, con sus florituras y detalles que hacen de su estilo algo muy propio, pero que siempre es bienvenido y que merece la pena ser recalcado; tercero la energía inagotable de la cantante que revoloteó por el escenario, cual hada, encantando con sus pasos de baile, sacudidas y saltos; y cuarto, el respeto del público, quienes si bien profesaron su amor (literalmente le gritaron “te amo” en más de una ocasión, frase que la cantante respondió con el mismo cariño de vuelta), logró respetar el espacio de la cantautora, y que definitivamente estaba ahí para disfrutar y escuchar a su artista, por lo que si bien participó y cantó, siempre fue con el respeto de poder escuchar a Zaz y a penas terminaba una canción, ahí rugía en aplausos y vítores.
> “Vivimos con la magia todos los días, pero a veces estamos tan acostumbrados a ella que no lo notamos”* exclamó en español leyendo desde una hoja de papel. En el momento en que trató de tener mayor conexión con el público en nuestro idioma. “Quiero celebrar los 5 elementos, el aire, tierra, agua, fuego y nosotros…Cuando está demasiado oscuro me hace recordar que la llama sigue dentro de mi, y me encantan los actos simbólicos, porque hacen visible lo invisible”
Y con ello dio paso a encender una vela en el escenario, a modo de bendición, pero también haciendo presente el juego de luces y de ambientación que ya se había creado en el show.
Y con la bendición ya establecida comenzaron los acordes de “Si jamais j'oublie” para nuevamente dejar establecida la bola de energía danzante que es Zaz que se mezcla de manera deliciosa con su voz pastosa, que pareciera que ha vivido mil vidas y que la transforma en un hada, une fée, que revolotea con viveza, encanto y carsima.
Y con un nuevo álbum quizás se pensaría que es fácil armar un setlist que solo presente el nuevo material a promocionar, pero lo bueno de ya tener 6 álbumes a cuesta, es que le permitió a Zaz hacer una mezcla sólida de sus mejores canciones por pieza discográfica. Un balance natural que pasaba de canciones como “Qué Vendrá” de su álbum Effet Miroir (que logró gracias a las frases en español uno de los momentos de mayor karaoke del show) o “De Couleurs Vives” de su más reciente álbum Isa, o “Les Passants” de su álbum debut homónimo, o “Paris sera toujours Paris” del álbum Paris que inteligentemente cambió la letra al final para un “Santiago ser toujours Santiago”, Santiago, siempre serás Santiago. Y no es menor el detalle, porque esta es la tercera vez que la francesa se presenta en nuestro país. Con un debut en 2014 en el Teatro Nescafé de las Artes, seguido al año siguiente de su segunda presentación en Chile, pero primera en el Teatro Caupolicán y una tercera en 2016 en el Movistar Arena.
Y la fuerza de Zaz está en sus momentos de gyspsy jazz. La triada de “Comme ci, comme ça”, “Paris sera toujours Paris” y “Laissez-moi” reflejó que los detalles más jazzísticos de la cantante son lo que les da su sello característico, donde el jugo con los músicos se ve más natural y donde el público observa anonadado ante el escenario. Un alto contraste con las incursiones más arriesgadas como “On s'en remet jamais” que con toques de funk y rock hicieron que se sintiese un tanto como pez fuera de agua. Y si bien el explorar nuevos sonidos es necesario, sobretodo para mantener frescura, no solo en las presentaciones, sino que, en la creación de material, también este debe parecer 100% intencional y concordante con el resto del show y no solo como un afterthought.
No obstante, el show de Zaz se desplegó de manera notable. Nuevamente con una fuerza vocal y energética que fueron el plato fuerte de la noche, seguido de la selección de canciones y la proeza de los músicos para finalizar con una ambientación sencilla, escueta, poco producida, pero que logró acompañar bien el show.
SETLIST
- Les jours heureux
- Imagine
- Si jamais j'oublie
- Qué vendrá
- De couleurs vives
- Ma valse
- Les passants
- Comme ci, comme ça
- Paris sera toujours Paris (cover Maurice Chevalier)
- Laissez-moi
- On s'en remet jamais
- La fée
- Tout là‐haut
- Esta tarde vi llover (cover Armando Manzanero)
- Serendipia
- Éblouie par la nuit
- On ira
- Je veux
Encore - Le chant des grives
- Dans ma rue (Édith Piaf cover)
- La vie en rose (Édith Piaf cover)
Galería fotográfica por Luis Marchant M.
ZAZ