‘’En la noche, llévame a la Blondie’’: Una velada con Alex Anwandter y Juliana Gattas

La noche del sábado 13 de septiembre, Blondie volvió a convertirse en un punto de encuentro para quienes entienden el pop como una experiencia total. Siguiendo las celebraciones de su aniversario 32, el club reunió a dos artistas que han hecho del ritmo y la puesta en escena un territorio en común: Juliana Gattas y Alex Anwandter. El cartel, agotado con antelación, prometía un diálogo entre generaciones y geografías que terminó por materializarse en un concierto que osciló entre el baile, los brillos y la euforia colectiva.

Por: Paz Rojas G.

Fotos: Juan Pablo Morales

La noche del sábado 13 de septiembre, Blondie volvió a convertirse en un punto de encuentro para quienes entienden el pop como una experiencia total. Siguiendo las celebraciones de su aniversario 32, el club reunió a dos artistas que han hecho del ritmo y la puesta en escena un territorio en común: Juliana Gattas y Alex Anwandter. El cartel, agotado con antelación, prometía un diálogo entre generaciones y geografías que terminó por materializarse en un concierto que osciló entre el baile, los brillos y la euforia colectiva.

Pasadas las 21:00, Juliana Gattas apareció en el escenario con un ceñido atuendo de leopardo. Tres bailarines acompañaron sus primeros movimientos, reforzando el carácter performático de su propuesta. Desde los compases iniciales, Gattas dio forma a un relato propio: las canciones de su primer álbum en solitario cobraron vida ante un público que las coreó como si fueran himnos ya asentados. La producción de Alex en este primer material solista flotó como complicidad implícita, preparando el terreno para lo que vendría.

A medida que avanzaba su repertorio, la cantante argentina se permitió agradecer y dejar ver su emoción. La respuesta del público chileno —que históricamente ha acompañado con fervor los proyectos ligados al universo Miranda!— se hizo escuchar fuertemente en este espacio. Desde “Borracha en un baño ajeno” hasta “Botas Negras”, pasando por “Miro hacia el cielo” y “Emocionalmente tuya”, Gattas convirtió la pista de Blondie en un cabaret pop: gestos, miradas cómplices al público y una voz que equilibró desenfado y emoción.

Pasadas las 22:30, las luces se atenuaron y Alex Anwandter tomó el escenario junto a su banda y dos coristas. Con el rostro maquillado de blanco y los ojos delineados en negro, evocando un aire de mimo, abrió su set con “Amiga”, encendiendo de inmediato a la audiencia con un clásico tanto melancólico como bailable y que es una introducción a este viaje introspectivo sobre la sexualidad y el amor. A partir de ahí, el concierto fue un recorrido por distintas etapas de su trayectoria: desde los discos recientes hasta piezas que marcaron sus inicios, como “Bailar y llorar” o “Casa Latina”, recibidas con entusiasmo por los fans.

Uno de los momentos más celebrados de la noche fue “Unx de Nosotrxs”, tema que Anwandter que incluye un guiño explícito al sitio del suceso en su letra: “En la noche, llévame a la Blondie, quiero sentir de nuevo que no hay futuro y eso a mí no me importa”. Al cantarla en el escenario del propio club, el verso adquirió un peso simbólico, reafirmando la importancia que este espacio ha tenido en su vida artística y personal.

Hacia la mitad del set, Juliana Gattas regresó al escenario para sumarse a “Siempre es viernes en mi corazón”, colaboración que ambos grabaron junto a Ale Sergi. Antes de interpretarla en otros contextos, Anwandter había explicado en entrevistas que “hemos sido amigos por varios años y fue la oportunidad perfecta de hacer algo juntos. Siempre es viernes en mi corazón describe un sentimiento colectivo y me pareció importante contar con otras voces para ello, sobre todo con gente que he admirado desde hace años”.

El repertorio avanzó con fluidez, alternando pasajes de la historia de vida del artista con explosiones de baile. “Precipicio”, “Ahora somos dos”, “Mi vida en llamas” y “Traición” mostraron la versatilidad del músico, mientras el público respondía con la misma energía que en sus presentaciones de mayor escala. Incluso en momentos más íntimos, como “Tormenta” o “No te puedes escapar”, la conexión se mantuvo intacta, demostrando que la esencia de Anwandter no depende del tamaño del escenario sino de la intensidad del vínculo con quienes lo escuchan.

El cierre trajo un repaso a distintas capas de su obra: El cierre llegó con un encore breve pero preciso: “Locura”, “Amar en el campo” y “Toda la noche”, canciones que cubrieron distintos momentos de su historia y sellaron este repaso cautivante por la carrera de uno de los íconos de los sonidos latinos.

Más allá del repertorio, lo que hizo especial la jornada fue la manera en que cada artista dialogó con la identidad de Blondie. En su aniversario número 32, el club volvió a demostrar que no es solo un espacio para ver shows, sino un territorio afectivo donde distintas generaciones se reconocen. Entre luces, coreografías y coros, la noche dejó claro que la complicidad entre Juliana Gattas, Alex Anwandter y el público es, también, parte de la memoria viva de la música pop en Chile.

ALEX ANWANDTER

JULIANA GATTAS