Siete veces la banda ha visitado nuestro país, siendo su última presentación el 2022 en la Quinta Vergara. Celebrando “Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory”, la banda revivió uno de sus mejores trabajos, reconectando con una esencia que los llevaba por complejos pasajes que hoy sen ensamblan y encajan una vez más con una de sus piezas más importantes: Mike Portnoy en la batería.
Por: Matías Muñoz
Con dos fechas en el Movistar Arena (una agotada), el grupo vuelve con formación original por primera vez para repasar sus 40 años de historia. Las claves de ese regreso se enfocan en la performance de un sólo hombre sobre el escenario, pero que con justa razón es capaz de cautivar y aglutinar al conjunto, protegiendo los cimientos de los titanes del rock progresivo.
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Desde su formación, los inquietos de Berklee y Juilliard abandonaron las formalidades para dejarse llevar por guitarras eléctricas o sintetizadores. Así, redefinieron el género con discos como “Image and Words” (1992), Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory (1999), “Octavarium” (2005) o “Train Of Thought” (2003).
Para 2025, la banda trabaja en “Parasomnia”, el primer trabajo con su formación original en 15 años donde pretenden, según sus palabras, recuperar los orígenes y donde ya se vislumbran chispazos.
Con una nueva visita a nuestro país en el horizonte, no dejan de penar los imperdibles que sí o sí deben estar en su setlist.
Image and Words (1992)
Tras “When Dream and Day Unite” (1989), la banda se remeció para encontrar en James LaBrie el sonido vocal que buscaban. Fue esa relación creativa la que logró que el grupo encontrara su motivo ideal, causando impacto inmediato en el género y llamando la atención mediática.
Entre baladas y virtuosismo de canciones como “Another Day” o “The Miracle and the Sleeper”, el grupo catapultó su éxito a través de sus icónicas estructuras, demostrando que el metal progresivo podía llegar a más que un sólo nicho.
Este álbum sigue siendo el favorito de muchos fanáticos y es considerado una obra maestra en sus 57 minutos.
Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory (1999)
Tras reclutar a Jordan Rudess, el grupo dio inicio a una prolífica etapa gracias a los aires del tecladista. Así, nace casi accidentalmente uno de sus discos más complejos y completos bajo un concepto que ha redefinido al género.
Sin ir más lejos “Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory” cobija una de sus grandes obras “The Dance of Eternity”, pero el disco tiene aún más argumento.
La historia de un hombre que había sido una mujer asesinada en los años 20 se desarrolla con fluidez dentro de la grandiosidad de arreglos que el grupo propone con precisión y rigidez. Este álbum se enmarca como un hito creativo en la carrera del grupo e insumo para inspiraciones futuras.
Octavarium (2005)
Una de sus grandes obras modernas. Lanzado en 2005 y en paralelo con los 20 años de trayectoria del grupo, su octavo trabajo está lleno de detalles y sutilezas que se asoman entrelíneas.
Con el debate entre si es o no un álbum conceptual, el disco está lleno de elementos, siendo el más fascinante su estructura circular, donde la última pista se enlaza perfectamente con la primera, formando un ciclo musical completo.
Además, todo gira en torno al número 8, que da título al disco, ya que consta de 8 canciones, lo cual es también un tributo tanto a la música en general como a la octava musical. Temas como “The Root of All Evil” o “Never Enough” fusionan de manera brillante pesadez, secciones complejas y melodías pegajosas.
La faceta progresiva aparece en “These Walls” y “Octavarium”, con vientos, cuerdas y otros elementos y sus 24 minutos se eleva como el pincelazo final de este complejo trabajo.
Train Of Thought (2003)
Su cara más pesada. Resistido pero igualmente aceptado, el séptimo álbum del grupo explora sonoridades y estructuras menos complejas para tensionar su sonido hacia argumentos más metaleros.
Ejemplo de ello el testimonio de canciones como “This Dying Soul” o “Endless Sacrifice”, con un sonido que combina melodías envolventes y pesadas. Así, algunas de estas canciones componen la segunda parte de la “Twelve Step Suite”, iniciada en en el álbum “Six Degrees of Inner Turbulence” (2022) con “The Glass Prison”, narrando la historia del proceso de rehabilitación de Mike Portnoy del alcoholismo.
El álbum dialoga a la perfección con esos momentos de guitarras agresivas que eventualmente dan paso a una atmósfera más tranquila junto a los arreglos de piano y teclados de Rudess. Así, este álbum exuda todo el talento del grupo que es capaz de mirar más allá y deconstruir sus influencias.