Con un carisma que hace años se venía extrañando en el conservador mundo del Blues, Christone Ingram ha tomado al mundo por sorpresa. Fiel a sus influencias, pero lo suficientemente versátil para no sonar anticuado, el virtuoso guitarrista de Mississippi tiene todas las cualidades para revitalizar el género raíz.
Por José Tomás Prado
Es dificil pensar en el blues como un género que por el día de hoy esté en boca de todos, pero tampoco parece ser posible olvidar a verdaderos hérores de la música como Eric Clapton o Stevie Ray Vaughan, quienes con su habilidad en el arte de las seis cuerdas mantuvieron hasta hoy el legado del género que moldeó la música popular.
Aunque no se quiera admitir, el blues vive y está en todos lados. Desde el pop más activo en tendencias, hasta las progresiones de acordes que moldean los hits de reggaetón que invaden las radios. Claramente no como en un principio, pero de que vive, vive.
Hace unos años, las redes sociales fueron testigos de un caso que parecía extinto. Un joven afroamericano que parecía tocar de una manera tal que acumulaba miles de visualizaciones con movimientos que recordaban a esos años dorados de la guitarra volando en doce compases. El tiempo terminó poniendo a ese chico en su lugar: Christone “Kingfish” Ingram.
Nacido en Clarksdale, Mississippi, el joven bluesman se hizo un nombre cuando su sobresaliente aporte en las iglesias de su comunidad con la ayuda de una guitarra terminó captando la atención del mundo del blues. Su digitación, el sentimiento y la libertad para hacer gritar la guitarra terminó de convencer a un entorno conservador cuando en 2019 lanzó su álbum homónimo.
Portador de una gran voz, el chico utilizó aquellos metrajes de Muddy Waters que veía desde los 5 años para crear una nueva cara para el blues. Rápidamente su nombre corrió de boca en boca hasta llegar a los sobrevivientes de aquel selecto grupo de bluesman que se encargan de mantener viva la llama del blues. Desde Buddy Guy hasta Gary Clark Jr, todos le dieron un espacio en su escenario alguna vez.
Su álbum debut se posicionó rápidamente en el primer lugar de las listas de blues y le otorgó a la joven estrella su primera nominación a los Grammy en la categoría “Mejor Álbum de Blues Tradicional”. Al mismo tiempo, se convirtió en embajador de las míticas guitarras Fender y se embarcó en una gira que le ha permitido mostrar su talento a todo el mundo.
Para 2022, su segundo álbum “622” le otorgaría su segunda nominación a los grammys, finalmente obteniendo el galardón por “Mejor Álbum de Blues Contemporáneo”. Y cerrando el 2023 con broche de oro, obtuvo el premio a “Artista Blues del Año” en los Blues Awards.
De esta manera, el ahora nuevo embajador del blues moderno tendrá la tarea de conquistar nuestro país por primera vez. Haciendo gala de un talento extraordinario y un carisma que ha deleitado a miles de personas alrededor del mundo, el joven héroe de la guitarra soltará sus primeras notas en Club Chocolate el próximo 10 de septiembre. Una jornada que seguramente será excepcional.