Los liderados por Gavin Rossdale no se guardaron nada ante un Teatro Caupolicán que coreó cada uno de sus clásicos, parte del tour “Loaded: The Greatest Hits”, donde la banda repasa gran parte de su trayectoria.
Por: Matías Muñoz
Fotos: Agustín León
Con 15 minutos de retraso la banda saltó a escena con una pomposa intro a cargo del furioso Nik Hughes en batería. Entre destellos púrpura y luces, Rossdale se dejó ver para arrancar con la potente “Everything Zen”, el primer hit de la noche. La banda formada en 1992 interpretaba el primer single de su álbum debut, esta vez muchos años después en un país que nos los veía en directo hace seis años.
Es por ello que este tipo de shows se sienten de una manera especial. Gavin Rossdale, otrora niño bonito del grunge, aún conserva su energía, carisma y actitud sobre el escenario, reinventándose y entregándose de la misma forma a cada uno de los asistentes. Rossdale tuvo la deferencia de mirar a cada persona en las primeras filas, tomar sus manos y también cantar y saludar a las plateas, mientras se movía de un extremo a otro.
El movedizo vocalista aprovechaba los intervalos sin guitarra para desplazar y cantar en “The Chemical Between Us” o “Quicksand”, canciones de corte más electrónico que son acompañadas de diferentes arreglos y secuencias.
Pero el show se trataba de hits. Y el público post 40 que escogió no ir a Mudhoney, que se presentaba a la misma hora en otro punto de la capital, fue recompensado con “Machinehead” y “Greedy Fly”, dos de los combos noventeros más rockeros de la banda.
El repaso de Bush por sus éxitos los hacer ver más compuestos, atrevidos y con energía. No es una gira de recocidos o despedida, sino que le hace un favor a un montón de clásicos que el grupo pareciera querer retomar y revisitar. Lamentablemente, una breve y deslavada versión de “Swallowed” a capella y con secuencias electrónicas que no terminaron de cuajar y sonar bien, no le hicieron justicia a uno de sus mejores temas, sumándose a un par de reiterados problemas técnicos que derivaron en acoples y un sonido inestable durante gran parte del show.
Aún así, el carisma y la energía del grupo y el público que repletó el Teatro Caupolicán hicieron que aquellos detalles pasaran inadvertidos para algunos, permitiendo que sonara con fuerza “Glycerine” y “Comedown” al cierre.
Bush corona un nuevo y exitoso paso por nuestro país y según palabras de Rossdale, con ansias de regresar a presentar su nuevo disco, el cual anunció para los próximos meses.
Galería fotográfica por Agustín León
BUSH