En el álbum siete, la banda virtual de Damon Albarn continúa evitando la tradición y lo esperado, con una plétora de invitados que aportan detalles únicos a una mezcla de canciones y géneros musicales donde Gorillaz logra empujar todo al borde, en la mejor de las formas posibles. Manteniéndose relevantes y entregando canción tras canción que emociona y te deja enganchado con un pop único muy propio de los británicos.
Por Valentina Morales
Con un formato de “episodios” que completan la temporada, Song Machine, Season One: Strange Timez fue dando indicios de este álbum a lo largo de 2020 y ahora de manera oficial ha llegado para ser disfrutado por todos. Y la verdad es que se puede disfrutar cada episodio por su parte, tratando de seguir el orden lógico que la banda le dio… o simplemente se puede escuchar de una sentada, de inicio a fin y disfrutarse de igual manera. Lo que queremos decir es que no es solo un álbum conceptual, puede serlo, si le dan ese enfoque. Pero también puede ser un álbum simple que quiere explorar distintas sonoridades a lo largo de los 65 minutos que dura la versión Deluxe.
Es un asunto variado que se inspira en Albarn y la posibilidad de exploración de la banda: el punk rock se mezcla sin esfuerzo y complicaciones junto a deslumbrantes baladas de piano, mientras que el hip-hop lúdico y el ambiente melancólico post-rave entregan cuotas energéticas (altas y bajas) más que necesarias. Es un recordatorio más de que, si bien la mentalidad posterior al género es ahora crucial para el éxito general, Gorillaz siempre ha sabido alentar a los artistas emergentes a abrazar sus diversas inspiraciones.
No es como que Gorillaz por sí solos, alias Jamie Hewlett y Damon Albarn, no sean suficientes, claramente lo son, lo han mostrado en una ilustre carrera de 20 años, pero Song Machine llega cargado de invitados que le ponen una cuota personal a cada canción, sin embargo, manteniendo la autenticidad por la cual Gorillaz se ha hecho conocido a lo largo de los años.
Y ese es el verdadero triunfo de Strange Timez, en la impresionante curaduría de sus artistas destacados. Honestamente no puedo esperar a escuchar “Strange Timez” reventando en la Blondie. En la canción principal, Robert Smith de The Cure envía su voz inquietante desde cualquier dimensión en la que aparentemente esté atrapado, mientras que la poderosa actuación de Fatoumata Diawara del peso pesado de Malí domina el maravilloso "Désolé".
En realidad quizás la mayoría de las canciones movidas pintan a muy buenas en la Blondie, “The Valley of the Pagans” tiene el sonido de sintetizadores ochenteros suficientes intrigantes para ponerte a saltar al ritmo de la música, ahí Beck revive a su chico blanco funky rapeando, donde él y Albarn concluyen que soportar la insípida vida del mundo del espectáculo vale la pena para tener el "control total" y "tener una canción perfecta" en el bolsillo trasero. Hay más diversión con St. Vincent en "Chalk Tablet Towers", donde la heroína del pop alternativo de Nueva York canta que quiere drogarse, mientras que Albarn conserva una sensación de melancolía. Sin lugar a dudas una yuxtaposición que resulta ser extrañamente emocionante.
Song Machine, Season One: Strange Timez es otro esfuerzo que vale la pena. Gorillaz está interesada no solo en igualar la habilidad y el ritmo de los medios pop modernos, sino también en sobrevivir a la competencia. Ya sea que su método de consumo sea más tradicional, o tal vez esté tentado a atracar cada episodio en este formato de álbum, hay mucha alegría aquí.
Recomendamos las canciones “Strange Timez”, “The Valley of the Pagans”, “Chalk Tablet Towers”, “Aries”, “Dead Butterflies” y “Désolé”.
Fecha de lanzamiento: 23 de octubre
Sello: Parlophone