Los efectos de la marca Johnnie Walker dentro de un show de alta calidad mundial.
Review por: Christopher Orrego
El Dj y productor alemán Claptone regresó a Chile para presentar su espectáculo “The Masquerade”, show que data desde el 2016 y que ha logrado convocar a una gran cantidad de público alrededor del mundo y además de presentarse en los festivales más concurridos en el rubro. En esta época del año, recorrió un selecto número de ciudades en Sudamérica y Santiago fue la primera localidad en presenciar tan impecable show.
Las expectativas eran altas, había leído y averiguado qué podíamos esperar a ver en el show, iba con una mentalidad de ser partícipe de un evento que recordaría durante mucho tiempo, y podría decir, -¡Oh, estuvo muy bueno!-, pero la historia fue completamente distinta.
Claptone fue transparente y cumplió con lo que ofertaba a su público. Había show, puesta en escena, bailarines, buena música, máscaras y pirotecnia, tal cual él mismo lo promocionó, el problema, que se volvió una incomodad y desagrado, fue el cómo una marca priorizó antes que el espectáculo musical. Entiendo su estrategia de marketing, que gracias a Johnnie Walker el evento pudo ocurrir en Chile, pero mi pregunta, ¿vale la pena realmente sacrificar la calidad por promocionar, en este caso, un whisky?
He asistido a bastantes evento de música electrónica de diversas prioridades musicales y de espectáculos, además de ser testigo de la calidad en producción y música que ”Fauna Producciones” es capaz de demostrar ante su público en cada uno de sus eventos, es por esa razón que me pareció extraño que las visuales no fueran tan estimulantes con la música, estaban aburridas, no me interesaba ver a un hombre con sombrero de copa caminando estáticamente con un fondo de colores, la iluminación en el recinto era muy buena, para los asistentes claro, pero al parecer a los Djs solo los podíamos escuchar ya que el humo los cubría en su gran mayoría.
Todos queríamos usar el antifaz característico de hombre incognito, pero no entiendo cómo pueden entregarlas mientras ocurría el show, eso provocó que el público se acercara en grandes cantidades hacia la persona quien las estaba entregando con un ánimo incomprensible ante el ambiente de “House Music” que debía haber, era incomodo dejar de bailar para que todos se acercaran a conseguir una máscara.
¿Y qué pretendían con ese sector vip?, habían mesas y un sector “privilegiado” para bailar frente al escenario, que no se usó y solo alejó más al público de los músicos, quienes estaban disfrutan del evento en ese sector estaban cercanos a la mismas mesas que se encontraban ahí. Lo que me pareció una lástima.
Fuera de cada inconveniente, musicalmente hablando, cada Dj fue capaz de mantener la fiesta viva dentro del Espacio Riesco no había nadie que no estuviera bailando los ritmos del House, ni el pequeño error de Tensnake, fue percatado por los asistentes, las caras sonrientes bajo los efectos de los estimulantes, las manos arriba, los silbidos y los gritos “post drops” eran los que resaltaban en el público, que comenzó a crecer hasta llenar el recinto mientras transcurría la noche.
Lo bueno de la noche es que la música, aun así, no fue opacada, y la presentación de Tensnake, “Mat.Joe” y Claptone concluyeron manteniendo la esencia de House, que va más allá de aparentar una imagen corporativa clasista.
Fotos sociales por: Gabriel Parra.