The End is Near: Review de Punisher de Phoebe Bridgers

La californiana regresa anticipadamente con su segundo trabajo de estudio. En él enfrenta fantasmas personales, fanatismos y el inevitable fin del mundo (como lo conocemos).

Por Valentina Tagle Lorca

Phoebe Bridgers es una hija natural de su tiempo. Su generación creció ante la constante y a veces banal amenaza del fin del mundo. Este apocalipsis ha tenido muchas caras los últimos 25 años: ha sido superstición, profecía, crisis sociopolítica, crisis medioambiental y, por último, una pandemia. Hay un poco de esta tragedia en la música de Bridgers. Una desolación que comenzó con su primer trabajo en solitario el año 2017, Stranger in the Alps. En él, la cantante californiana nos permitió la entrada a su mundo con baladas íntimas y vulnerables cuyo estilo nos recordaba a una joven Joni Mitchell, pero más oscura.

Con Punisher, trae de vuelta esta vulnerabilidad, pero más pulida y explorando otras partes de su propia juventud: es fan y a la vez creadora. En el glosario musical, un “punisher” es un fanático que no es capaz de mantener la calma frente a su ídolo. Para la cantante este ídolo es su coterráneo californiano, el fallecido cantautor Elliot Smith. A él le escribe la canción que da título al album, pensando que de haberlo conocido le hablaría sin parar porque a través de su música es como si lo conociera.

El álbum debutó antes de lo previsto, ante la creciente duda de si la actual situación (la crisis del corona virus y el resurgimiento de #Blacklivesmatter) lo mantendría en pausa por un tiempo. A esta interrogante la cantante respondió “No voy a pausar el disco hasta que las cosas vuelvan a la “normalidad” porque no creo que deberían. Aquí está un poco antes”.

En su segundo trabajo de estudio, Bridgers, quien también las hace de productora, no intenta cambiar su sonido ni arriesgarse demasiado pero que esto no parezca una advertencia. Es una invitación. Porque si bien sigue en su línea de folk urbano (o folk emo, quién sabe a esta altura), lo que realmente cambia es la intensidad en que cuenta sus historias. Hay una emergencia en ellas, un mundo que colapsa entre canción y canción.

En “Garden Song”, el primer single del álbum, habla sobre traumas familiares y cómo estos afectan como percibe ella misma sus relaciones. Así mismo, en “Kyoto” enfrenta a su padre y a su abandono (“I wanted to see the world/ Then I flew over the ocean/ And I changed my mind”). En “Savior Complex” repite un tema que es constante en su narrativa, que es cómo lidia con su propia personalidad dentro de las relaciones (“I'm a bad liar/ With a savior complex/All the skeletons you hide/ Show me yours, and I'll show you mine”). El disco cierra paradójicamente con “I Know the End” un tema que va en crescendo desde la melancolía hasta la realización del fin, expresado como una catarsis entre gritos y una percusión furiosa (“The billboard said "The End Is Near”/ I turned around, there was nothing there/ Yeah, I guess the end is here”).

El encanto de Punisher radica en las emociones que logra transmitir. Phoebe Bridgers tienen un indudable ojo para los detalles, a través de los cuales es capaz de hacerte presente en una situación que ni siquiera es concreta para ella. Ya sea el fin de una relación o el fin del mundo, todo parece contado desde un sueño, una vigilia cubierta por el filtro (de instagram) de una bruma. Un poco como podríamos sentirnos ahora en medio de tanta incertidumbre.

Destacamos las canciones “Garden Song”, “Kyoto”, “Graceland Too” y “I Know the End”.

Fecha de lanzamiento: 18 de junio
Sello: Dead Oceans