La última placa discográfica de los estandartes del Britpop tomó a todos por sorpresa. Su sonido es un nuevo revés a los últimos trabajos, con un aura de melancolía e introspección que combina perfectamente con el día nublado de su portada. Aún así, Albarn y los suyos parecen no perder el toque para formular melodías capaces de estancarse en la cabeza.
Por José Tomás Prado
Desde sus inicios en 1988, los londinenses se han encargado de reinventar su sonido álbum tras álbum y este claramente no fue la excepción. La incansable creatividad de Damon Albarn y las experiencias personales de cada uno de los miembros de la banda quedan plasmadas en un álbum que expone un viaje de emociones dignas de una crisis de la mediana edad. Por fugaces momentos, parecemos remontarnos a las explosivas intervenciones de guitarra de Graham Coxon durante la época de “The Great Escape” o “13”, pero la mayor parte del tiempo nos encontramos con paisajes sombríos que exponen la mayor virtud de este álbum: las letras.
8 años después del último lanzamiento de estudio, la banda aprovechó las nuevas composiciones que Albarn ingenió durante su gira con Gorillaz en 2022. Concluyendo en un corte de 10 canciones que transitan por pasajes sonoros hasta ahora desconocidos para el cuarteto británico. Desde el inicio de “The Ballad”, se nos deja claro el cambio de marcha en cuanto al ritmo al que veníamos acostumbrados. Lentas baterías electrónicas y una voz cansada introducen a una introspectiva y sentida canción de desamor que se enriquece con una producción minimalista pero inteligente, donde cortos pasajes de cuerdas que se repiten durante otras canciones dan el toque dramático justo y necesario.
El sonido del noveno disco de la banda no se estanca en lo meloso. “Barbaric” y “The Narcissist”, el primer corte de este álbum, aportan con tintes pop y pegajosos coros a esta nueva faceta. El sonido característico de Coxon toma su protagonismo gracias a riffs que probablemente se ganen al público en vivo, trayendo de vuelta esa energía que ha descansado desde que la banda anunciara un receso en 2015. Para sorpresa de quienes esperaban con ansias el regreso de Blur, este disco no goza de grandes hits de estadio ni tampoco parece buscarlos. Es un constante sube y baja de energías hasta los últimos 3 tracks.
“Far Away Island”, “Avalon” y The Heights” se encargan de darle un cierre casi cinematográfico al álbum gracias a la incorporación de inesperados elementos sonoros que sorprenderán a más de algún fanático. Es aquí donde el día nublado de la portada hace sentido, al presentar desgarradoras letras que explotan en un ensordecedor ruido blanco durante los últimos segundos del álbum, casi aludiendo a la falta de señal de una banda que, guste o no, se puede jactar de nunca estancarse en un sonido.
De la mano de este nuevo discográfico, Albarn y compañía anunciaron una gran gira mundial que los tendrá pisando suelo chileno tras 8 años de su presentación en el Movistar Arena. Una noticia que emocionó a su gran fanaticada nacional y que espera encantar en la primera jornada del festival Fauna Primavera el próximo 24 de noviembre.