Symphony X: Celebración en familia

La postergada cita con la banda norteamericana, por fin se llevo a cabo este martes en las dependencias del Teatro Caupolicán.

Por Sebastián Zumelzu C.

Foto por Luis Mrchant M.

En el marco de la celebración de sus 25 años de carrera – 27 si contamos los dos años de pandemia que obligaron a retrasar el show -, Symphony X regresó a nuestro país para presentar lo más destacado de su discografía, en poco más de hora y media de espectáculo. Los dirigidos por el guitarrista Michael Romeo, salieron victoriosos en su nuevo arribo a la capital, pese a los problemas de sonido que empañaron gran parte de la velada.

La banda local, Sinner’s Blood, tuvo la tarea de abrir la noche. Promocionando su placa debut, The Mirror Star (2020), los chilenos se despacharon una presentación potente, que culminó con la ovación del público, augurando un más que prometedor futuro para los músicos.

Foto por Ignacio Orrego

Todo estaba listo para recibir a los protagonistas de la jornada. Con un recinto al 70% de su capacidad, los estadounidenses salieron a escena de la mano de Nevermore y Evolution (The Grand Design), sencillos que despertaron las pasiones de la audiencia, pero también los resquemores ante un sonido que no estaba a la altura del nombre de la banda.

Para ser honestos, la primera mitad del set fue una masa de ruidos inconexos. Si no hubiese sido por la voz de Russell Allen, poco o nada se podría haber entendido de lo que estaban haciendo los músicos sobre el escenario. Trascendió la información de que, debido a retrasos en los vuelos desde Brasil, la banda recién pudo llegar a Chile durante la mañana del mismo martes, por lo que se privilegió el descanso de sus integrantes por sobre la prueba de sonido, lo que podría explicar el caótico inicio del concierto. Así y todo, las cosas fueron de a poco mejorando sobre la marcha, y pudimos llegar a una calidad de sonido aceptable hacia la segunda mitad del recital. Lo que nunca decayó, fue la entrega del público y de la propia agrupación, quienes se anotaron momentos para el recuerdo con canciones como Sea of Lies o Without You.

Sobre el papel, diez canciones para una víspera de más de dos décadas de carrera, puede parecer algo mezquino, pero lo cierto es que los de New Jersey supieron construir un repertorio que condensa de forma precisa todas sus etapas musicales. Así lo demostraron composiciones como la power ballad When All Is Lost, que contrasta con el frenesí de Run With the Devil, dando cuenta de la versatilidad que la banda ha logrado cultivar durante sus casi tres décadas de vida. La salida en falso la marcó Set the World on Fire (The Lie of Lies), para dar pie a un extenso bis de más de veinte minutos de duración, donde fue interpretada de forma íntegra la épica The Odyssey, un verdadero viaje de metal progresivo donde el grupo sacó a relucir sus mejores armas, en un verdadero deleite para sus fanáticos.
Foto por Luis Mrchant M.

Después de senda demostración musical, poco o nada quedaba por exigirle a los norteamericanos. Ni los lamentables problemas de sonido pudieron empañar un cierre que dejó a todo el mundo satisfecho. Por si alguno había quedado con ganas de más, Allen prometió regresar lo antes posible y con nueva música bajo el brazo, lo que nos confirma que Symphony X todavía tiene muchas cosas que decir. Por el momento, nos quedamos con una actuación que tuvo que sortear los ripios de un comienzo caótico, pero que finalizó en todo lo alto, en una celebración que se sintió como una reunión familiar con todos aquellos que comparten el vínculo del metal.

Galería fotográfica por Luis Marchant

SYMPHONY X