No importa cuantas veces hayan venido con anterioridad. Poco interesa cuándo fue el último disco que publicaron o a qué número de los distintos rankings de música lograron escalar sus últimos lanzamientos, porque si bien hay seguidores que se repiten el plato cada vez que artistas de este nivel pisan Chile, siempre habrá gente que los verá por primera vez. Puede ser el hijo de alguno de los seguidores fieles, una nueva pareja o sencillamente un fanático que no pudo verlos en vivo hasta esta última venida. Y para ellos, lo que ocurrió anoche en el Claro Arena fue de las grandes veladas musicales de la temporada. Acá te contamos por qué.
Por: Jorge Núñez

Fotos: Constanza Orrego
La noche partió temprano a las 19 hrs ante un recinto aún a medio llenar con el multipremiado Christopher Cross, quien con su acento texano en sus breves interacciones, calma y cordialidad de un tipo que conoce estas instancias al detalle que le entregan los más de 80 shows que realiza cada año destacó desde el inicio con la misma suavidad melódica que lo convirtió en un fenómeno global a inicios de los 80. Su show en vivo es un repaso elegante por los grandes éxitos del yacht rock, donde su voz —aún limpia, cálida y sorprendentemente estable— sostiene versiones fieles de clásicos como “Sailing”, “Arthur’s Theme (Best That You Can Do)” y “Ride Like the Wind” todas de melodías impecables, guitarras ultra satinadas y un fraseo que conecta con una generación que creció con su música escuchándolo en radios como Concierto y Carolina de los años ochenta, pero también con oyentes jóvenes convocados por el revival del soft-rock que se vive hoy en día.

Luego de media hora de acción de roadies y el seteo complejo de una banda de estas características, a las 21 horas se dio arranque a esta nueva fecha del del tour Dogs of Oz con la instrumental Child’s Anthem que como su mismo nombre lo dice, es un verdadero himno, sobre todo para sus seguidores que gustan más del lado progresivo de los californianos, muy propio de la primera época de la banda. Sorbos de botellas de agua y cerveza sin alcohol, para seguir con la primera de sus canciones con nombre femenino: Carmen, para seguir con el primer top Billboard, Rossana, el primer single del demoledor Toto IV de 1982. A estas alturas ya confirmaban que siguen siendo una de las pocas bandas capaces de combinar virtuosismo instrumental con un show sólido, emocionante y técnicamente impecable superlativo.

La noche siguió con 99 con el sello propio del bajista John Pierce, Mindfields para seguir con un momento difícil de replicar por su alto vuelo y emotividad para el público, con Pamela secundada de I Won’t Hold You Back. Asi fue el paso de himnos intercalados por breves interacciones de Lukather y Williams con un público que estaba consciente de estar frente a la mayor banda de soft rock de la historia y músicos catalogados como lo mejor a nivel sesiones y grabaciones – no solo dentro de este proyecto – sino que para artistas de la estatura de Michael Jackson. Earth Wind and Fire, Cher, entre una larga lista.

El tecladista Dominique “Xavier” Taplin establece desde el inicio la atmósfera moderna del espectáculo. Su trabajo sobre pads, sintetizadores analógicos y modulaciones digitales actualiza la textura clásica de Toto sin perder la esencia ochentera. En temas como “Africa” o “Rosanna”, su manejo de capas y contrapuntos refuerza el carácter épico del repertorio, especialmente en los puentes donde despliega solos limpios, melódicos y técnicamente pulcros.
El pianista Dennis Atlas, por su parte, aporta el corazón armónico del show. En las baladas —“Georgy Porgy”, “I Won’t Hold You Back”— su ejecución se siente íntima, casi orgánica, con una sensibilidad jazzera que recuerda el ADN original de la banda. Los voicings amplios y la dinámica expresiva proporcionan un contraste perfecto con la densidad rítmica del resto del conjunto. La batería, comandada por Shannon Forrest, es uno de los pilares más comentados del set. Su interpretación es una mezcla brillante de funk, rock y precisión quirúrgica. En “Home of the Brave” y “Hydra”, los fills complejos y los patrones sincopados elevan las canciones a un nivel casi progresivo, pero sin caer en el exhibicionismo: cada decisión rítmica sirve al groove.
Joseph Williams, la voz histórica, demuestra un estado vocal sorprendente para el peso del repertorio. Maneja los registros medios con elegancia y ataca los altos con un equilibrio admirable entre potencia y control. En “Pamela” y “Stop Loving You”, su dicción y fraseo hacen que las canciones suenen frescas, casi reimaginadas, sin dejar de ser fieles a sus versiones de estudio.
El bajista John Pierce sostiene el concierto con una solidez que se agradece en un show donde la armonía y los arreglos son tan densos. Su toque es sobrio pero profundo: en “99” y “Girl Goodbye”, la línea de bajo se convierte en protagonista rítmico, empujando la banda hacia adelante con un ataque preciso y un tono que mezcla calidez vintage con potencia moderna.
El saxofonista Warren Ham representa el toque distintivo que Toto siempre ha cultivado: la elegancia del soft-rock reforzada por elementos de jazz y soul. Sus intervenciones en “Rosanna”, especialmente el solo extendido, siguen siendo uno de los momentos más celebrados del show, aportando una calidez casi cinematográfica que conecta emocionalmente con la audiencia.
Por último, el timbal y la percusión adicional añaden un brillo que muchas bandas de rock evitan, pero que en Toto resulta esencial. En “Africa”, el trabajo percutivo multiplica la energía colectiva del público y aporta autenticidad a una canción que ya vive en el imaginario global. Los acentos latinos y africanos en otros pasajes del setlist enriquecen la paleta sonora del concierto.

Parra cerrar, Toto, como banda, demuestra una relevancia cultural que pocas agrupaciones de su era han logrado mantener. Su presencia en memes, películas, redes sociales y playlists de nuevas generaciones ha revitalizado su figura, pero es en vivo donde evidencian por qué su música sigue siendo referencia obligada para productores y músicos contemporáneos y los que pudieron asistir anoche al Claro Arena así lo pueden confirmar.
TOTO
