El inquieto y travieso baterista de The Police no siempre estuvo cómodo tras los platillos. Luego del caos y quiebre con la banda en 1983 tras “Synchronicity”, Copeland encontró un nuevo camino musical entre Francis Ford Coppola, el cine y los videojuegos.
Por Matías Muñoz

A veces, las grandes reinvenciones nacen en los momentos de mayor tensión. Eso fue exactamente lo que vivió Stewart Copeland, legendario baterista de The Police, cuando en 1983 la banda atravesaba su etapa más turbulenta.
Mientras “Synchronicity” escalaba en los rankings, por dentro el trío se desmoronaba: egos, tensiones, discusiones y una incomodidad al alza ponían fin al exitoso trío.
En medio de ese clima, llegó una llamada inesperada. Del otro lado de la línea estaba Francis Ford Coppola, quien invitó a Copeland a encargarse de la música para “La Ley de la Calle”. Ese gesto no sólo lo sacó del torbellino emocional sino que le abrió una puerta que cambiaría su vida para siempre.
Un nuevo lenguaje: El compositor que había detrás
Hasta entonces, Copeland brillaba como un baterista explosivo e inquieto, travieso y rebelde. Su estilo fue una pieza clave para el sonido de una de las bandas más influyentes del pop moderno.
Pero las crecientes tensiones con Summers y sobre todo con Sting terminaron por tensionar una relación que de creativa tenía poco. Para Copeland, salir de ese estado y componer “a sueldo” le exigió una disciplina diferente en la que no era la estrella de rock.
Para sus bandas sonoras compuso y tocó prácticamente todo. Pero el formato le exigía un nuevo lenguaje y algo que no hacía desde que estudiaba: sentarse y fabricar una partitura.
Su esfuerzo fue reconocido con una nominación a los Globos de Oro, dejando claro que su vida musical tenía más de un camino por recorrer.
A partir de ese primer salto, Copeland se volvió un nombre habitual en el mundo del cine, la televisión y hasta los videojuegos. Su firma aparece en diferentes obras de artes escénicas, cine, televisión y en la querida saga de videojuegos Spyro de PlayStation, con la que alcanzó reconocimiento mundial en 1998, demostrando una versatilidad que pocos músicos de rock alcanzan.
¿Qué esperar de Police Deranged for Orchestra?
Pero su vínculo con The Police nunca desapareció. En 2006 estrenó “Everyone Stares: The Police Inside Out”, un documental construido con archivos personales que registran desde adentro el ascenso del trío. Allí también experimentó con la música de la banda, remezclando fragmentos olvidados y aplicándoles una estética más orquestal.
Ese ejercicio fue el punto de partida para una propuesta mucho más ambiciosa. Copeland aceptó reinterpretar los grandes éxitos de The Police en formato orquestal. Nació así Police Deranged for Orchestra, un show en el que canciones emblemáticas como “Roxanne”, “Every Breath You Take” o “Every Little Thing She Does Is Magic” se transforman con arreglos que viajan entre el soul, el jazz y la música sinfónica.
Desde 2021 este proyecto recorre el mundo con 28 músicos en escena, tres cantantes y Copeland guiando todo desde su batería, reinventándose una vez más.
El viaje llega ahora al Teatro Municipal de Santiago, el próximo 15 de diciembre, un escenario ideal para esta versión expansiva y sofisticada del legado de The Police.
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