Han pasado siete años desde la última vez que Silvio Rodríguez pisó suelo chileno. En ese tiempo, tanto Chile como el mundo atravesaron transformaciones profundas en distintos ámbitos. El cantautor cubano, considerado uno de los artistas de habla hispana más influyentes, ha marcado generaciones en nuestro país. Su música llegó en tiempos convulsos, justo cuando comenzaba la dictadura militar, y desde entonces el vínculo con Chile quedó sellado. Hoy, el regreso de Silvio con cuatro conciertos agotados confirma la trascendencia que mantiene su obra en la memoria colectiva nacional.
Por: Álvaro Rodríguez
La relación de Silvio Rodríguez con Chile va mucho más allá de lo musical. Figura indiscutida de la Nueva Trova, ha tejido durante más de cinco décadas un lazo entrañable con el público chileno, sostenido por la admiración, la memoria histórica y la vigencia inquebrantable de sus canciones.
Desde los años setenta, sus himnos traspasaron fronteras y se instalaron en el repertorio popular de un país en resistencia. Temas como Ojalá, Playa Girón o Te doy una canción se convirtieron en poesía y bandera, acompañando a una generación que buscaba mantener viva la esperanza en medio de la represión. Durante la dictadura, su música fue refugio y símbolo para quienes no renunciaban a la libertad.
El lazo también se explica desde lo afectivo y lo político. La amistad con Víctor Jara, referente indiscutible de la canción comprometida, marcó profundamente su visión artística y personal. Tras el golpe de Estado de 1973, el asesinato de Jara se transformó en una herida compartida y en un compromiso permanente con la memoria. Así, cada visita de Silvio a Chile ha sido también un homenaje a ese legado.
Los escenarios chilenos han acogido momentos memorables de su trayectoria. Desde las primeras presentaciones en los años ochenta, aún en un contexto adverso, hasta sus más recientes conciertos en el Movistar Arena, todos con entradas agotadas, Silvio ha demostrado que su mensaje mantiene fuerza y que sus versos siguen dialogando con nuevas generaciones.
Más allá de la música, la relación entre Rodríguez y Chile también es cultural y política. Sus recitales suelen contar con la participación de artistas nacionales como Illapu, Nano Stern o Manuel García, quienes reconocen en él una influencia determinante. A su vez, el cubano ha reiterado en múltiples ocasiones la gratitud hacia el público chileno, al que considera una de sus audiencias más fervorosas y comprometidas en el mundo.
Hoy, a sus 78 años, *Silvio Rodríguez conserva intacta su capacidad de emocionar, interpelar y acompañar. Su vínculo con Chile es el de un viejo amigo que vuelve de tanto en tanto para recordarnos, con guitarra en mano, que la música puede ser memoria, resistencia y encuentro.