Dylan una vez dijo que las canciones son pensamientos que por un momento detienen el tiempo. Entonces escuchar una canción es escuchar un pensamiento. Y ese pensamiento nos estuvo hablando durante 60 años. A veces sin aliento, a veces profético, a veces en silencio. Pero siempre estuvo, como una mitología en sí misma. Hoy Bob Dylan ha vuelto, entremedio de una pandemia, una cuarentena y una revuelta, y es curioso porque pareciera ser que el hombre sabe cómo elegir sus momentos. Rough and Rowdy Ways, su 39º álbum, es su primer lote de nuevas canciones en 8 años y es una obra maestra absoluta.
Por Matías García
Siento que los sesenta años de trayectoria de Bob Dylan puede resumirse perfectamente en el título de la canción de apertura de su nuevo álbum Rough and Rowdy Ways: "I Contain Multitudes". El nombre hace referencia a Walt Whitman, aunque los múltiples estándares alentadores de la personalidad del poeta se ven en contradicción con la actitud de Dylan hacia la vida. "Hoy, mañana y ayer también, las flores se están muriendo como todas las cosas". Arrastra la mano sobre la guitarra y, en una declaración de mortalidad, desliza arpegios empañados que personifican a los sabios viejos músicos de blues. ¿Dylan es hombre de paz o ángel de la muerte? ¿Es luchador o es amante? "No soy nada como lo sugeriría mi apariencia fantasmal", canta con conciencia hilarante sobre "False Prophet" y nos responde, "Estoy aquí para vengarme de la cabeza de alguien."
Es la misma atmósfera crepuscular que comprende los últimos tres álbumes de estudio de Dylan. Pero ahora está cantando sus propias palabras, sobre sí mismo. "Las letras son reales, tangibles. No son metáforas", dijo al New York Times en una entrevista. Entonces, cuando canta sobre cruzar el Rubicón, está hablando del río en Italia; cuando te dice que va a ir a Cayo Hueso, quiere que sepas que se está vistiendo para la ocasión. Las letras de Dylan son reales. Con este disco está explorando un terreno que pocas personas pueden explorar, porque la muerte no es una niebla espesa que te envuelve; es un hombre asesinado mientras el país observa, es un evento con hora, lugar y fecha. Y el amor no es el amor shakesperiano o una cita lujuriosa; es un pacto delicado entre dos personas que trascienden.
Si caminamos de la mano por el Rough and Rowdy Ways nunca nos atraparán. Las sílabas avanzan y el yo y el tú abundan, y puedes jugar a adivinar a quién o a qué se refieren estos pronombres: ¿A él mismo, a nosotros o al país? Entonces Dylan se declara pintor y poeta, con sus dos fuentes favoritas de inspiración, Shakespeare y el Evangelio; a los 79 años de edad, confiesa sentirse inquieto, tierno e implacable. "Yo contengo multitudes", canta, a cualquiera que no se haya dado cuenta hasta ahora. "Soy como Ana Frank / como Indiana Jones / y esos chicos malos británicos de los Rolling Stones". "Pinto paisajes / pinto desnudos", “soy un hombre de contradicciones / soy un hombre de muchos estados de ánimo". "Tengo un corazón delator / Como el Sr. Poe / Tengo esqueletos en la pared / De personas que conoces". Posee una cantidad de citas y referencias tremendas. Construye un panteón cultural y, por una vez, se aloja en él; líneas directas y zigzagueantes a la cultura del siglo xx, a la política, a la geografía, a sus influencias de toda la vida: Poe, Anthony Raftery, William Blake, entre otros, con una majestuosidad sombría.
Su pieza central, el extenso "Murder Most Foul" de 17 minutos, detalla el asesinato de John F. Kennedy. “Le volaron la cabeza mientras aún estaba en el automóvil". Los detalles son sangrientos y góticos. La culpa se asigna a un mal colectivo. Utiliza a Kennedy como punto de partida para una larga caminata de sueños febriles a través de la memoria cultural. Con todo esto, la canción reprende la noción de la propia historia estadounidense, marcada por el idealismo y el progreso. "El día que lo mataron, alguien me dijo: 'Hijo, / la edad del anticristo acaba de comenzar'". "Murder Most Foul" es la razón por la cual se inventó un sitio web como Genius, donde se puede tener explicaciones de cada frase y las múltiples alusiones que se pueden agrupar en una estrofa. Ésta es una canción que, por sí sola, contiene multitudes dentro de multitudes dentro de multitudes.
“¿Debería desglosarlo todo? ¿Debo caer de rodillas? ¿Hay luz al final del túnel? ¿Me puede decir, por favor?”, recita en “My Own Version of You”, donde habla sobre jugar a ser Dios mientras hurga entre morgues y cementerios para reanimar algunos cadáveres y absorber su conocimiento. Entre las preguntas que plantea: "¿Puedes decirme qué significa: ser o no ser?". Dylan pasa por el disco divagando sobre tiempos difíciles por toda la tierra.
"Forjar mi identidad de adentro hacia afuera", canta en "Mother of Muses", “sabes de lo que estoy hablando". Acá reflexiona sobre la redención y la creatividad sin ningún filtro de lucha. Es casi su versión de "Tower of Song" de Leonard Cohen. Quiere casarse con Calíope, la musa de la poesía épica; también elogia a los generales de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial por preservar la libertad. El gruñido de Howlin' Wolf, que perfeccionó en Tempest, ahora suena mucho más delicado en "Goodbye Jimmy Reed", "False Prophet" o en baladas como "Key West (Philosopher Pirate)". Considero que sus últimos discos fueron una especie de taller vocal donde descubrió cómo hacer nuevos trucos con el desgarro de su voz. Tal como lo hizo a principios de los noventa en sus dos álbumes de versiones de folk-blues.
Ahora Bob Dylan se entusiasma con lo feroz y delicado que puede sonar con sesenta años de polvo en sus pulmones. Pero el polvo no puede contraer la ternura crujiente y desgarradora que habita en "I’ve Made Up My Mind to Give Myself to You", donde Dylan busca el amor como una última oportunidad de consuelo, pero me atemoriza de alguna forma la entrelinea: "He recorrido un largo camino de desesperación / no he conocido a ningún otro viajero allí”. "Mucha gente se fue / Mucha gente que conocía". Y siento que quizás es una forma de despedida, de una forma de revelarnos a nosotros su romance con la muerte. “Me acostaré a tu lado cuando todos se hayan ido /Me decidí a entregarme a ti”. Quizás no sea su despedida, pero podemos atisbar que Dylan ve la muerte inminente.
Estados Unidos y el mundo entero está viviendo lo más cercano a una Gran Depresión desde la Gran Depresión. La violencia policial en las protestas ha sido otra causa de decepción, al menos para aquellos lo suficientemente privilegiados como para creer que los gobiernos se definen por la justicia o la igualdad. Los monumentos están bajando y los mitos, personales, históricos, están siendo reescritos. En este momento, en otras palabras, la vida misma se siente un poco como una canción de Bob Dylan. Y mientras todo esto pasa, él siempre sigue escapando, sigue avanzando hacia adelante. Dylan se niega a descansar en su leyenda.
Destacamos las canciones “I Contain Multitudes”, “False Prophet”, “My Own Version of You”, "Mother of Muses", y "I’ve Made Up My Mind to Give Myself to You".
Fecha de lanzamiento: 19 de junio
Sello: Columbia Records