La serie de la banda de Birmingham ha sido un éxito desde su estreno y a pesar de estar ambientada a principios del siglo XX, está plagada de temazos desde los 90’s hasta hoy que le dan el cierre perfecto a una historia que no puedes perderte.
Por Nicolás Noli
Paleta de colores fríos, alcohol, cigarros humeando, la revolución proletaria, surgimiento del fascismo, mafia, drogas, tráfico internacional, violencia, y un outfit coronado con un sombrero y una navaja a medida de los Peaky “fucking” Blinders. Una familia y banda criminal de Birmingham que con cinco temporadas –y una sexta para 2021- acumula fanáticos desde Reino Unido al resto del mundo.
Razones sobran para recomendar la producción original de la BBC, el elenco de actores es de primer nivel con Cillian Murphy haciendo de Thomas Shelby ene protagónico, además de secundarios de lujo como Tom Hardy, Adrien Brody y Sam Claflin. La acción se reparte de buena manera entre todos los personajes, generando un circuito de acciones bien equilibrado aunque siempre con el conocimiento de que Thomas está un paso adelante.
Y aunque a veces peca de exceso de testosterona, el desarrollo de la tía Polly y la mayor relevancia que se la ha dado a Lizzie en las últimas temporadas, bajo la figura de una femme fatale en la Inglaterra post Primera Guerra Mundial. Haciendo no un aporte o contrapeso, es más bien otro foco vital para contar la historia.
Pero, más allá de los aspectos técnicos o de personajes, uno de los puntos más llamativos y que ha dado una identidad que diferencia a la serie de otras historias de mafia, es la música. Tomando en cuenta que la narrativa está ambientada hace casi cien años de nuestra época actual, es delirante escuchar de fondo a grupos como Radiohead, Arctic Monkeys, Royal Blood, The White Stripes o The Raconteurs.
Lo mejor, es que no se queda solo en ser anecdótico, no es un “oh, yo conozco esa canción”, sino que cumplen un rol en crear la atmósfera y sentimientos de los personajes sin parecer forzado.
Prueba de ello encontramos en varias escenas, como por ejemplo en la tercera temporada cuando la familia vuelve a su casa de Birmingham, en un plano secuencia que nos deja ver a todos los miembros y los distintos delitos in situ o por haber, hasta llegar a la caja fuerte llena de dinero que sería imposible de ver en un barrio como en el que están. Pero, no se trata de tener, se trata del poder. Y con “You and Whose Army?” de Radiohead, es simplemente asombrosa la sensación.
La idea de ser un chico malo, más allá de la apariencia, serlo realmente. Ahí la banda sonora juega un rol importantísimo, porque la presencia continua de guitarras eléctricas en momentos clave o la percusión de la batería asimilando el palpitar de un corazón dependiendo de la tensión o sentido de la escena, es impecable. Es adrenalina que incluso contrasta con la intro a cargo de Nick Cave, "Red Right Hand", que conserva pese a todo, ese aire de misterio y confianza al inicio de cada capítulo que te hace pensar que son invencibles.
Y sin embargo, no lo son. Son frágiles ante todo y ante eso se levantan. Donde otra vez, la música hace de una de las mejores escenas de toda la serie. Nuevamente en la temporada tres, después de una paliza que recibe Thomas, entre recuerdos de su experiencia en la Gran Guerra –que más traumas que honores le dejó- lo vemos recuperarse al son de “Lazarus”, una de las últimas obras de David Bowie que en letra y sonido, son la unión perfecta: “I've got scars that can't be seen; I've got drama, can't be stolen; Everybody knows me now”. Lo mejor es que esa es la escena inicial del capítulo.
La serie crea reacciones en uno que se complementan perfectamente con lo que sucede en pantalla. Las letras hasta pasan a un segundo plano y es la instrumentalización la base para que el personaje intérprete la melodía en sí ¿Acaso no es intimidante la irrupción del violento y conflictuado Arthur Shelby con “Do I Wanna Know?” de Arctic Monkeys? Que cobra más sentido con el cierre del montaje entre Thomas y su sobrino Michael, recién integrado a la familia y todo lo que hay debajo de ese mundo de crimen y poder que monta el grupo principal de los Shelby.
Es tanta la utilización y relevancia que adquiere la música, que hasta canciones no tan reconocidas o que son caladas en nuestras playlist como “I’m a Wanted Man” o “Birmingham” –que está hecha para la serie- combinas con otras insignes como “The Baddest Man Alive”. Una sinfonía de rudeza y actitud que si no fuera porque los autos recién estaban abriéndose paso, sonarían en sus radios todo el día. Y sin importar la brecha temporal, no se oyen forzadas y cumplen su rol como otro personaje invisible pero distinguible a lo largo de las temporadas.
Ahora, queda esperar a la sexta parte, la cual se ha trascendido que sería la última y por estrenarse en 2021 en el mejor caso. Para ver no solo cómo sigue escalando el apellido Shelby en la esfera política y delictual británica, sino para seguir escuchando temazos por orden de los Peaky “fucking” Blinders.