REC: construir la ciudad en base a la música

Cerca de 30 mil asistentes se congregaron a experimentar de la nueva versión de Rock en Conce en el Parque Bicentenario en la capital penquista. Con dos jornadas de música para todos los gustos y que se transformó en una plataforma necesaria para estos tiempos. Marcado por la mezcla de estilos musicales y por la baja presencia femenina, que sin duda quedará al debe para la próxima versión del festival.

Por Matías García

"We Built This City" de Starship me parece la mejor forma para empezar este review. Porque alude a un nosotros que construye la ciudad en base al rockandroll. Y curiosamente nos autodenominamos como la ciudad o la cuna del rock y hasta en nuestro festival recae lo de este genero. Pero, acá entra la pregunta que leí por todos lados, ¿dónde estuvo el rock? Me topé con comentarios en redes sociales sobre que faltaban más bandas de este estilo, que ahora el festival debía llamarse PEC porque era puro pop y distintos cuestionamientos respecto a este tema en sí. Y sinceramente, después de dos días de música en vivo, creo que está demás hablar sobre si hubo rock o no, ya que la energía que rondaba entre los asistentes y los mismos artistas es más rock que cualquier cosa. La música es una exploración interminable que se revela ante la multitud, construyendo una identidad propia y no es necesario encasillarla netamente en un estilo. La música es una sola. Y la música fue lo que más brilló en Conce este fin de semana. Pero la gran ausencia en este festival no fue el rock, fueron las mujeres.

Este REC 2020 fue un festival marcado por la poca paridad de géneros en el escenario. Y no es que no haya talento femenino como para cumplir con una ley de cuota mínima en el line up. Talento y mujeres hay desde siempre, tanto regionales como nacionales. Así que no hay ninguna excusa para eludir el pensamiento machista que invisibiliza y no ayuda a promover la participación de las mujeres en la industria de la música. Esto se suma a la discriminación, el acoso, la escasez de oportunidades para el progreso profesional, la brecha salarial, la falta de visibilidad, y por supuesto, los prejuicios comunes que existen contra las mujeres. Entonces es súper importante la paridad de géneros y que las mujeres puedan tener equidad arriba de los escenarios y disfrutar de estos espacios que son una tremenda plataforma. Así que esperemos que la participación equilibrada entre hombres y mujeres se vaya igualando en estos y otros escenarios a partir de ahora.

Musicalmente, sobre la calidad de bandas de este año, nada que decir. Empecemos por los grandes.

El primer sabor en vivo de Starship fue maravilloso. Fue un verdadero regalo tener en nuestra ciudad a una banda con casi 50 años de trayectoria. Su show contó con muchos éxitos e incluso rindieron homenaje a Jefferson Airplane con un par de cortes. (Mi momento favorito de este REC por lejos). La voz de Mickey Thomas sigue siendo tan fuerte como siempre. Al escucharlo cantar te sorprendería lo fácil que es para él. No se puede negar la relevancia de esta banda y sus contribuciones a la escena musical. Este espectáculo trajo muchos recuerdos para los fanáticos de toda la vida que tuvieron la oportunidad de escuchar un gran catálogo de melodías interpretadas por uno de los mejores cantantes de su época.

¿Qué podemos decir de los artistas latinoamericanos? Bomba Estéreo fueron elegancia tropical. Tremendos. Los colombianos entregaron un show de lujo que puso a bailar a todo el mundo con sus ritmos folclóricos caribeños con música electrónica. Resaltando a sus músicos que convirtieron Concepción en una rumba autóctona llena de folclore, champeta, cumbia y beats. Con una bella puesta en escena y un estilo tan característico que resume muy bien la identidad de Latinoamérica en la actualidad. Li Saumet es puro fuego en escena.

Miranda, con casi 20 años de trayectoria, liderada por Ale Sergi y Juliana Gattas, puso a bailar a todos con su sonido electro-pop. Y es que su música atraviesa generaciones y sus letras se cuelan en nuestros oídos y nos revelan la pasión de la que estamos hechos. No existió pausa ni descanso de ningún tipo durante toda su presentación. Todo era energía y entrega. Tremendo show se mandaron los trasandinos.

En materia regional, quiero destacar tres presentaciones que se llevaron la atención del público, no tan sólo por su tremenda calidad de artistas, sino también por su potente mensaje político dentro del contexto social que estamos viviendo. Y es que la música siempre ha sido política, ya que constituye un escape que permite identificaciones inmediatas con los sentimientos colectivos.

El show de Feliciano Saldías, que según yo, merecía hace varios años estar en el festival como plato fuerte, fue uno de los mejores de este REC. Consolidando su carrera y su larga trayectoria. Desplegó un show completo, con varios artistas invitados, distintos estilos musicales y con tremendos músicos que se unen a sus instrumentos. Uno puede sentir en vivo el amor que tiene Feliciano por la música. Es algo fascinante.

El show de Roció Peña, una tremenda artista de la zona, fue otra de las mejores presentaciones de este año. Siendo la única mujer participante de este REC (excluyendo proyectos mixtos), hizo usanza del escenario y convido a mujeres de la música penquista a cantar junto a ella. Con un mensaje claro. Más mujeres en los escenarios.

Y por último, el show de cetáceos, fue otra de las grandes sorpresas este año. Una joven banda que presentó un show enérgico, sólido, ofreciendo un mundo onírico de colores, sonidos acuáticos, brillos, pelotas volando por sobre la cabeza de los asistentes, mediante sintetizadores atmosféricos y guitarras cristalinas. Demostrando que ya dejaron de ser una banda emergente y que pueden desenvolverse exitosamente en cualquier escenario. Uno de mis show favoritos.

Esperemos que el próximo año, REC mantenga la tremenda calidad de artistas regionales e internacionales y de verdad se ponga las pilas con la paridad de género en el escenario.

We built this city,
we built this city on rock an' roll
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Galería fotográfica por Daniela Toledo: