"Cómo quejarme", "Qué buenos tiempos", "Los chicos están tristes", "Agosto" y "Apatía+" sirvieron de adelanto para este esperado LP, que viene a culminar un año crucial para la internacionalización de la banda liderada por Mariela Llovet y Joaquín Saavedra, tras su paso por México.
Dejar registro de la madurez personal y musical en formato disco. Si en el 2017 la agrupación chilena sorprendió con "Bruxar", un primer álbum cargado al punk con guiños pop y electrónicos, este 2022 cierran un exitoso año con una placa capaz de plasmar el desplazamiento de la última adolescencia a la primera adultez.
"El Encanto del Fuego" es el nombre que agrupa a las once canciones basadas en la felicidad, la melancolía y la rabia; un ejercicio que deja como resultado un sonido más pulcro y brillante que en sus pasadas entregas. Se trata de una evolución de la banda sin abandonar esa esencia juvenil y energética que los caracteriza.
- “Este disco lo pensamos con un sentido estético único, en las temáticas hay una noción general con respecto a crecer y pasar la adolescencia. En lo sonoro también presenta puntos en común, las guitarras siempre suenan con un poco de reverb brillante, dándole una onda medio dream pop”, cuenta Paracaidistas sobre esta esperada segunda pasada por el estudio.
Minimizando capas y texturas, "El Encanto del Fuego" le da prioridad a aquellos aspectos técnicos y musicales que hacen que todo suene más pop, mientras que las letras demuestran cómo el humor va en retirada para dejar constancia de la densidad que va adquiriendo la vida cuando avanza su curso. Un trabajo que demuestra el estado actual de Paracaidistas, proyecto que logra fusionar inspiraciones que van desde el hardcore hasta el folclore, donde la ternura puede ser ruda y viceversa.
Dream punk ideal para la temporada estival, llena de canciones para llorar y odiar, pero sin caer en las nebulosas emocionales y lógicas que predominan en la adolescencia. “Todo está más centrado para llevar la vida con calma”, aseguran sobre este lanzamiento que funciona como un diario de vida generacional, donde priorizan las ganas de aprovechar las libertades antes de encerrarse en las responsabilidades inevitables que deja el crecer. El punto crucial donde el fuego toma forma y se vuelve encantador.