Opeth: En total comunión

El postergado y esperadísimo retorno de los suecos a nuestro país, por fin se concretó la noche de este viernes en las dependencias del Teatro Caupolicán. A tablero vuelto, Opeth, nos entregó un set de casi dos horas de espectáculo, celebrando los treinta años -y un par más- de historia musical, rescatando una canción de cada uno de sus trece discos de estudio. Un repaso de lujo de su legado y que fue recibido con el cariño y energía de una fanaticada que se entregó desde el minuto uno al poderío de los europeos. Lo de anoche en el teatro de la calle San Diego, fue una comunión total.

Por Sebastián Zumelzu

Foto por Luis Marchant

Los encargados de iniciar la fiesta, fueron los chilenos de Saken. La banda tiene un holgado currículum y experiencia abriendo para grandes nombres del metal mundial, entregando siempre actuaciones que cumplen no solo con el objetivo de prender a la audiencia, sino que también con el de sumar a nuevos adeptos, de la mano de performances vibrantes. La de anoche no fue la excepción, y durante los minutos que estuvieron sobre el escenario, los nacionales se llevaron la ovación del público.

Veintiuna horas en punto, y los dirigidos por Mikael Åkerfeldt hacían su entrada triunfal con Ghost of Perdition del álbum Ghost Reveries (2005). Mosh pits, cánticos y devoción, fueron la tónica durante los primeros minutos de concierto. Un ambiente muy parecido a lo vivido el año pasado con la visita de Gojira, esta vez contrastando con los pasajes más atmosféricos y melódicos de los suecos, que transformaron al Caupolicán en un verdadero karaoke colectivo.

Todo iba viento en popa, cuando en plena interpretación de Eternal Rains Will Come, un molesto chirrido interfería en la voz del guitarrista. Finalizada la canción, se intentó solucionar la falla, pero de manera inesperada, se cortó el sonido de todos los micrófonos, incluidos los del resto de los músicos. Fue así como entramos en una pausa de casi diez minutos, en los que se batalló para poder poner fin al problema. La pasión se vio truncada, pero el maestro de ceremonias, con su entrañable carisma, bajó los humos de la situación y volvió a prender al respetable con Under the Weeping Moon, y la oscura melancolía de Windowpane. Como si nada hubiera pasado, volvíamos a estar a bordo de la épica travesía.

De ahí en adelante el concierto se fue por un tubo. Las extensas composiciones del grupo pasaban volando cortesía de unos músicos brillantes y un sonido que mejoró considerablemente después del bache. La experiencia era ideal y el público no dejó de manifestarse en cada momento que podía, ya sea coreando los nombres de los integrantes -destacar los cánticos al guitarrista Fredrik Åkesson, apodado con cariño por los fans, como "el peluca"-, o secundando en las voces al frontman, incluso sobrepasándolo en volumen. Burden, The Moor y The Devil's Orchard, fueron los pasajes más destacados en el tramo final del concierto.

La primera de las dos presentaciones que Opeth vino a entregarnos este 2023 a la capital, culminó con la dupleta conformada por Sorceress y la apoteósica Deliverance, como guinda de la torta para una velada que, pese a la pausa forzada, fue redonda. Mikael Åkerfeldt y compañía siguen dando cátedra, y lo vivido anoche ya se enmarca como uno de los grandes acontecimientos del metal del presente año. Un verdadero lujo.

Ghost of Perdition
Demon of the Fall
Eternal Rains Will Come
Under the Weeping Moon
Windowpane
Harvest
Black Rose Immortal
Burden
The Moor
The Devil's Orchard
Allting tar slut
Sorceress
Deliverance

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