Los ídolos del punk regresan a Chile en diciembre. Con dos fechas confirmadas junto a Circle Jerks, los californianos buscan generar una locura colectiva con sus clásicos de un minuto y tremenda intensidad.
Por: Joaquín Reyes
La historia de la corriente del punk más popular en la actualidad no podría escribirse sin mencionar a Descendents. Bandas que hoy son consideradas legendarias, como The Offspring, Blink-182 y Green Day, encontraron inspiración en las melodías de los primeros discos de la banda californiana.
Himnos a la juventud, críticas a los poderes superiores y un extenso catálogo de canciones sobre desamor y esperanzas destacan entre las piezas que han marcado la carrera de la banda. Toda esta épica comenzó cuando Tony Lombardo, Bill Stevenson, Frank Navetta y Milo Aukerman, todos con una espiritualidad juvenil recargada, crearon un disco que pasaría a la historia del hardcore norteamericano. Milo Goes To College cumple con todos los requisitos para ser considerado un álbum memorable, incluso en su portada. La caricatura del vocalista ha sido un símbolo que pasó de ser un chiste escolar a convertirse en una de las mascotas musicales más reconocidas, similar a Eddie de Iron Maiden, quien también tiene distintas facetas dependiendo del álbum en turno.
El estilo musical que plasmó la banda en su debut definió una época caracterizada por un sonido crudo y explosivo. Desde la icónica progresión del bajo en Myage se puede notar una modificación de las reglas usualmente presentadas por el hardcore a principios de los 80. Una velocidad vertiginosa y una crudeza excepcional son características que se mantienen, pero los riffs de guitarra y bajo tienen un sonido más ameno, como si buscaran tener una estructura que genere un enganche o una parte “coreable”. La banda se complementa brillantemente en la aceleración, y cómo la voz de Milo juega con los acordes de los instrumentistas para realizar coros hechos para pisar fuerte, como en M-16, o simplemente para gritar por un mejor día, como en Hope. En solo 22 minutos, la banda presenta una de las mejores cartas de introducción en el género, en parte por su habilidad para mezclar la agresividad con los riffs más pegajosos, y por la brillante producción de un ídolo del punk independiente como lo es Spot, productor también conocido por su trabajo con Black Flag, Meat Puppets y Hüsker Dü. Es impresionante cómo ritmos y progresiones musicales, compactados en canciones mayormente de menos de un minuto, tuvieron un impacto tan grande en el panorama musical independiente de la década de los ochenta.
La leyenda de Descendents comenzó a forjarse lentamente luego de su primer álbum de estudio. Más allá de ser solo un título, Milo Goes to College tiene ese nombre porque el vocalista comenzaba sus estudios de Bioquímica en la universidad, formando parte de un selecto grupo de vocalistas punk como Greg Graffin (Bad Religion) y Dexter Holland (The Offspring), quienes también han dedicado parte de su vida a la academia científica. El receso que tomó la banda debido a las decisiones de Milo generó un culto hacia ellos en las disquerías punk de la época. La ola de nuevos fans, expectantes por un nuevo trabajo, hizo que el segundo disco de la banda, I Don’t Wanna Grow Up, lanzado tres años después, tuviera un mayor impacto en el mercado musical. Manteniendo la fidelidad sonora del primer disco, aquí la sorpresa fue la inclusión de temas que se acercan al pop punk, como Good Good Things, Silly Girl y Christmas Vacation, los cuales sacrifican el grito por una voz más pausada y armoniosa, con ritmos más lentos, pero con un volumen aún al máximo.
Esto presentó una madurez en la banda que solo crecería a partir de allí, empezando por disminuir la cantidad de canciones cortas a favor de composiciones más largas, con una duración ultra extendida de hasta dos minutos.
Con cambios de formación y una nueva década en el horizonte, la banda limpió su sonido y presentó una postura mucho más adulta en discos como Everything Sucks y Cool To Be You. Manteniendo su estilo simple, como en la breve Coffee Mug (una carta de amor al café), los californianos presentaron sus temas más conocidos por la camada más joven de fanáticos. I’m the One es una canción de amor mucho más madura en su contenido lírico en comparación con las del debut, y Nothing With You se siente como un abrazo al paso del tiempo, cuando las ansiedades de la juventud cesan y simplemente uno quiere estar con la persona que quiere, sentados frente al televisor viendo The Simpsons o Seinfeld. El sonido pudo haber perdido crudeza, pero las melodías nunca dejaron de enganchar.
La única presentación de Descendents en nuestro país tuvo lugar en 2016, cuando la banda, además de presentar sus clásicos, tocó temas de su último disco del momento, Hypercaffium Spazzinate, que tiene uno de los mejores usos de la caricatura de Milo como portada. El Teatro La Cúpula nunca estuvo quieto, y casi no hubo canciones en las que la gente no intentara surfear hacia el escenario. Esperemos que las dos presentaciones de la banda en nuestro país, junto a Circle Jerks, generen la misma intensidad de hace 8 años, esta vez con el disco más reciente de la banda, 9th & Walnut.