Metallica: ¡Lo logramos!

No fueron suficientes los dos años de pandemia que obligaron a aplazar el esperado regreso de los norteamericanos a nuestro país, ni la incertidumbre que se creó cuando las autoridades informaron que el Estadio Nacional no estaría disponible para albergar el recital -en lo que podría haber resultado en la cancelación definitiva del evento-, ni la amenaza de que un temporal de lluvia se podría haber dejado caer implacable en plena explanada del Club Hípico durante la realización del recital, ni las eternas filas que miles de fanáticos tuvieron que aguantar para poder entrar al recinto para disfrutar del concierto. No, pese a que todo parecía estar en contra, nada fue suficiente para impedir que Metallica se alzara victorioso en un show que será recordado por su energía y espectacularidad.

Por Sebastián Zumelzu Castro

Foto por: Ramón eMe Gómez

La fiesta comenzó unos minutos pasadas las 19:00 hrs, con los nacionales de Yajaira como el número de apertura de la extensa jornada. El trío santiaguino hizo su arribo al escenario para demostrar, en poco más de treinta minutos, el porqué son una de las bandas más respetadas de la escena nacional. Con una carrera que abarca más de dos décadas, los chilenos hicieron gala de su stoner rock, con canciones como Bajo Presión y Corre, Respira, Descansa, las cuales fueron recibidas calurosamente por el público, quienes demostraron gran respeto ante el trabajo de los compatriotas, en lo que fue una presentación más que valorable, donde destacaron un sonido prolijo y una performance a la altura de las circunstancias.

Seguía en el cartel el joven cuarteto de Michigan, más conocido como Greta Van Fleet, quienes se transformaron en un fenómeno de masas hace unos años, cuando su revival del hard rock con influencias muy marcadas de Led Zeppelin, tomó al mundo por sorpresa entregando una atractiva opción para todos aquellos que añoraban el sonido del rock de antaño. Con sencillos como Highway Tune o Black Smoke Rising, los estadounidenses se hicieron notar en el panorama del rock mundial, y en esta oportunidad regresaban a la capital para presentar su segundo disco, The Battle at Garden's Gate (2021), trabajo que ha corroborado sus intenciones de no querer ser un simple refrito de glorias pasadas.

Heat Above dio la partida a una actuación que fue observada con algo de distancia por los fanáticos durante los primeros minutos, pero conforme los músicos fueron mostrando su virtuosismo, lograron convencer y provocar la ovación de la muchedumbre. Safari Song, corte de su primer EP, ayudó a entusiasmar a la multitud que empezó de a poco a contagiarse del calor que transmitía la banda, quienes, de manga corta o incluso a torso desnudo, se la jugaron con todo en una presentación impecable. Momento para el recuerdo fue el formado por la dupleta de The Weight of Dreams y Lover, Leaver (Taker, Believer), donde Jake Kiszka se lució en la guitarra, dejando boquiabierto a todo el mundo cortesía de unos solos intensísimos, complementado por la entrega de unos músicos que saben hacer muy bien su trabajo.

La ya mencionada Highway Tune dio el cierre a una intervención que fue de menos a más y logró convencer a los escépticos. Se podrán criticar muchas cosas de Greta Van Fleet, de que si su existencia es una mera maniobra comercial o del real aporte que hacen al estilo cuando solo se dedican a replicar un sonido del pasado, pero una cosa es segura, los tipos brillan en el escenario y entregan un producto que satisface con creces a su público objetivo, con un show de calidad y la energía de cuatro músicos con mucha hambre de rock.

Tocaba el turno del plato fuerte y este se hizo esperar una hora más de lo pactado, al parecer, por una decisión que fue tomada por parte de la producción, debido a las inmensas filas que, a esa hora, todavía mantenían a miles de fanáticos afuera del Club Hípico. Es así como a las 22:00 hrs, It's a Long Way to the Top (If Roll) de AC/DC, retumbaba por los parlantes, avisando que los cuatro jinetes del apocalipsis estaban listos para entrar a escena. Como ya es costumbre, The Ecstasy of Gold de Ennio Morricone, composición perteneciente al western El bueno, el malo y el feo de Sergio Leone, funcionó como la cortina perfecta para anteceder a Whiplash, la primera estocada de una noche que se avistaba como inolvidable.

Foto por: Ramón eMe Gómez

Frente a tres pantallas inmensas, más las dos que suelen estar en los extremos del escenario, Metallica se hizo presente con todo su poderío ante una arena repleta de fanáticos chilenos que llevaban dos años esperando por este reencuentro. Y la agrupación no les dio descanso, lanzando hit tras hit. Durante los primeros cuarenta minutos de concierto, pudimos escuchar clásicos como Ride the Lightning, Seek & Destroy, One y Sad but True. El foco estuvo puesto principalmente en el material más querido del catálogo de los californianos, ese que durante los ochenta los transformó en una de las bandas más influyentes del estilo, y a principio de los noventa, los llevó a ser considerados como la banda más grande del rock de todos los tiempos. Hetfield y compañía, incluso cuando mostraron algo de su material más reciente, como lo hicieron con la incendiaria Moth Into Flame, rindieron pleitesía a su legado y nadie los frenó.

Foto por: Ramón eMe Gómez

Mientras la batería de himnos no se detenía, la puesta en escena que los autores de Fuel nos ofrecieron en esta oportunidad, es, con toda seguridad, la más grande que han traído al país hasta la fecha. No solo eran las pantallas gigantes que mostraban con lujo de detalles cada uno de los movimientos de los músicos, sino que también eran los lanzallamas, los láseres e incluso la pirotecnia, la que hizo de esta sexta visita de Metallica a nuestro país, como la más impresionante de todas. Cada canción tenía su tratamiento especial, y cortes como The Unforgiven o No Leaf Clover, se vieron potenciados con las impresionantes gráficas y efectos que los acompañaban.

Foto por: Ramón eMe Gómez

El final del viaje lo marcaba la inmortal Master of Puppets, para llevarnos a un bis compuesto por Spit Out the Bone, Nothing Else Matters y Enter Sandman, concluyendo la jornada con la fiesta en alto y, pese al desgaste y el cansancio, con ganas de más. Y justamente esa es la magia de Metallica, una institución del rock y el metal, cuyos shows siempre son una experiencia extraordinaria que invita a revisitarla una y otra vez. La tuvimos difícil, de hecho, casi ni la tuvimos, pero pese a todo, ¡lo logramos! Metallica regresó con todo a nuestro país y superó todas las expectativas. Solo esperemos que el próximo reencuentro no se haga tanto de rogar.

Setlist

Whiplash
Ride the Lightning
The Memory Remains
Seek & Destroy
Through the Never
One
Sad but True
Moth Into Flame
The Unforgiven
For Whom the Bell Tolls
Creeping Death
No Leaf Clover
Master of Puppets
Spit Out the Bone
Nothing Else Matters
Enter Sandman

Galería fotográfica por por Ramón eMe Gómez