Este fin de semana, Martin Barre aportó con un ejemplo modesto sobre la experiencia orgánica que transmite con su guitarra y su música en nuestra ciudad. Nunca dio esa experiencia y libertad por sentado y todavía es muy "práctico" a través de su trabajo en solitario. Ahora, Barre está de vuelta en el camino celebrando 50 años de la música de Jethro Tull. Una de las paradas de la gira fue en el Teatro de la Universidad de Concepción. Y estuvimos presentes en esta histórica fecha.
Por Matías García
El domingo 15 de Marzo se vivió en Concepción un concierto histórico, (y quizás el último concierto que viviremos en la región en mucho tiempo dado los acontecimientos actuales por el Covid-19). Martin Barre, respetado como uno de los guitarristas más originales y versátiles de su generación, trajo consigo la gira que celebra el medio siglo de Jethro Tull. Con un concierto que realmente quedará grabado en la memoria de todos los fanáticos de la banda británica y del rock progresivo en general. Y se suma a los conciertos inolvidables que hemos tenido, como Carl Palmer, Focus, Premiata Forneria Marconi y Mark Farner (Gracias *Sono por favor concedido).
Tengo que ser sincero sobre esto y es que estaba bastante interesado en cómo la banda se las arreglaría sin la flauta y la teatralidad de frontman de Ian Anderson, pero la calidad de los músicos con los que trabaja Barre es notable. Dan Crisp, Alan Thomson, Darby Todd, y unos invitados de lujo en los teclados como lo son Dee Palmer y Adam Wakeman, hicieron que mis dudas sencillamente quedaran obsoletas. Y quiero dedicar un pequeño fragmento sobre Dan Crisp, quien tuvo la difícil misión de ponerse en los zapatos de Ian Anderson, y lo hizo de manera increíble. Sin duda es un desafío cantar las letras y las melodías de Anderson sin caer en la imitación. Pero lo logra de una forma magistral. Y más aún, puede agregar su propio estilo a las canciones, reconociendo qué bits deben mantenerse fieles al original y qué bits pueden ajustar sutilmente para que suenen más naturales.
El concierto partió a las 20:15 y durante casi dos horas nos transportó por una auténtica muestra musical, repasando los temas clásicos de la banda, tales como “A song for Jeffrey”, “Back to the family”, el esperado “Aqualung”, “War Child” y “Thick as a brick”. Registros que incorporaron una extensa variedad de estilos y que, sin duda, son de una estética y sonoridad única en el contexto de la música contemporánea. Barre puede tener 73 años, pero se ve bien en escena, interactuado con el público a ratos y mostrando poco entusiasmo por desacelerar. Y ojalá que así sea y continúe por mucho tiempo con la energía que demuestra, porque la música necesita artistas como estos; músicos con verdadero talento y pasión por lo que hacen.
Ver a Martin Barre en vivo en nuestra ciudad es realmente una joya; un guitarrista de esta magnitud, responsable de los riff más sobresalientes de una de las bandas de rock más importantes de los 70 y en un show con un ambiente tan íntimo es bastante raro en estos días.
Dos guitarras, bajo, batería y teclados de lujo fueron suficientes para infundir la nostalgia de las canciones en los miembros “experimentados” de la audiencia que, notoriamente, se veía entusiasmada con esta leyenda del rock.
La clásica y legendaria “Locomotive Breath” marcó el final de un show impecable, marcado por la destreza y pulcritud de Barre. Conciertos como estos son los necesarios en estos días.
Deberíamos apreciarlo mientras podamos.
Galería fotografica por Daniela Toledo