La legendaria banda de punk californiana vuelve a Chile por sexta vez este próximo 18 de marzo, en el marco del Supercharged Worldwide Tour 2025.
Por: Joaquín Reyes
“You gotta keep ’em separated” es la primera frase que se escucha en una de las canciones más icónicas de The Offspring, “Come Out and Play”. Una canción inspirada en el caos que se vivía en Los Ángeles con la violencia en escuelas y los disturbios de 1992, que se transformó en un momento fijo e inolvidable en los conciertos de la banda desde que salió el álbum Smash en 1994. La canción perfecta para iniciar la euforia de un concierto; la banda comenzó con ella en su participación en el festival Lollapalooza de nuestro país el año pasado. En un caluroso día de marzo, donde varios del público ya habían dejado la piel en Tronic y Glup!, y seguían en pie esperando a que llegaran las nueve para poder presenciar el debut de Blink-182, surgió el desafío de aguantar la explosividad de otra icónica banda del género a las 7 de la tarde. Un show en el que muchos coinciden con que fue la sorpresa de la jornada, superando al trío de Mark, Tom y Travis. La frase inicial de la canción, cuyo origen se remonta a un pensamiento que tuvo Dexter Holland mientras trabajaba en un laboratorio de microbiología, se coreó a todo pulmón mientras comenzaban a volar agua y botellas por los dos sectores de la cancha en el parque de Cerrillos. Empujones de izquierda a derecha, saltos constantes al ritmo del riff de Noodles y un despertar en la fanaticada que hacía ver al cansancio del día como una farsa, fueron las principales características de los participantes en esta fiesta del punk noventero en la tarde de sábado. “Mantener separados al público” tal vez sonó para algunos como un grito de ayuda para los que desde las 12 horas estaban esperando en la reja a que sonara “Anthem Part II”, pero para la mayoría era una exclamación de furor que solo significaba el inicio de una fiesta que duraría una hora. Solo con clásicos y temas que llaman a la nostalgia.
Con todo el memorable precedente de ese evento, era inevitable el retorno del grupo a tierras nacionales. Casi exactamente un año después de ese sábado de calor infernal, similar al que tiene la portada de “Conspiracy of One”, volveremos a vivir el punk de Noodles, Dexter y compañía en nuestro país, esta vez en un show solitario en el Movistar Arena.
¿Cómo se explica la emoción que genera esta banda? Coros pegajosos, riffs hechos para el grito y batería que llama al salto tomaron fuerza con el tercer álbum de estudio de la banda: Smash. Este disco fue fundamental para que, en el año 1994, junto con Dookie de Green Day, el grunge empezara a ser desplazado por el punk melódico en las estaciones radiales. “Nitro (Youth Energy)” es una introducción a una guerra contra la desolación y un himno a la juventud que funciona como la canción inicial, con una batería tributo a “Wipeout” que se torna al puro estilo hardcore. Esta canción tiene unas líneas de guitarra afiladísimas con letras hechas para ser coreadas por una arena completa. Esta consigna de generar himnos que golpean el espíritu adolescente sigue con una de las composiciones que suele cerrar los conciertos de la banda: “Self Esteem”. Una línea de bajo simple y a la vez una de las más memorables del pop punk, un inicio hasta cómico con la banda tarareando el riff de guitarra y una letra que, al crecer, puede pegar más fuerte, tratando sobre la falta de cariño que puede tener uno consigo mismo al estar en una relación dañina. Lo anterior agrupado en un coro que repite dos palabras todo el rato, pero que son suficientes para hacer saltar a toda una arena, en el caso de marzo, del Movistar Arena.
La vigencia de la banda mantuvo su poderío durante los noventa y principios de los 2000. Con álbumes que tienen portadas reconocidas por todos los fans del skate y el pop punk, dejaron de lado sus raíces más hardcore, pero crearon un enorme catálogo de sencillos que ahora se añoran como parte de la juventud de varios. El LP “Americana” tiene uno de los riffs más practicados por todos los que alguna vez se inspiraron en el género para aprender el instrumento (o si eran fanáticos de Guitar Hero), en “The Kids Are Not Alright”. “Staring at the Sun” mantiene la tradición de estrofas simples seguidas de coros que resuenan como un eco cuando se cantan en vivo. Además, se tienen dos de los temas más memorables de la banda, no solo por sus videos musicales y su chistosa letra, sino que también son infaltables en el grito colectivo del público: “Pretty Fly (For a White Guy)” y “Why Don’t You Get a Job”. La primera, en vivo, destacando por ser probablemente el momento de mayor explosión durante un show, generándose los mosh más fuertes en el puente de la canción; la segunda, por ser un momento de descanso luego de mucho salto, además de ser discretamente un tributo a “Ob-La-Di” de The Beatles, con su juguetona melodía. El siguiente proyecto, “Conspiracy of One”, continúa la tónica de canciones más orientadas al pop punk, pero con memorables (y graciosas) letras como en “Want You Bad” y “Original Prankster”, que suelen no faltar en las presentaciones de la banda.
Es curioso pensar qué hubiera sido de los clásicos temas mencionados anteriormente si alguna toma de decisiones entre Dexter y Noodles hubiera sido diferente a principios de la década de los 90. El vocalista no veía la música como un trabajo a tiempo completo, habiéndose graduado de biólogo con un magíster en biología molecular. Pudiendo haber seguido el orden común de los grados de un investigador, podría haber optado a un doctorado, pero se apegó a seguir trabajando con su amigo, quien antes de hacerse guitarrista a tiempo completo trabajaba como conserje en una escuela secundaria de California. En 2017, cuando Dexter por fin se tituló de doctor en biología, luego de publicar un trabajo sobre moléculas presentes en el virus del VIH, tuvo la oportunidad en su discurso de aceptación de explicar qué lo llevó a alejarse de su pasión científica por muchos años: “Amaba demasiado la música punk”. Junto con Milo de Descendents y Gregg de Bad Religion, forman una triada de punks que han desarrollado carrera en la academia.
La relación de The Offspring con Chile es una que se ha afianzado cada vez más con cada show del grupo que hacen acá. Luego de un debut en el año 1997 en el Teatro Monumental, tuvieron que pasar 16 años para que volvieran a tocar en nuestro país. Desde ese retorno al Teatro Caupolicán, la banda se ha presentado 3 veces más, apareciendo en formato festival, como en el extinto Rockout, y también en shows solistas, como lo fue el último concierto internacional realizado en el país, antes del inicio del contacto cero debido a la pandemia, en 2020. Todas las presentaciones se han destacado por un público guerrero y energético de principio a fin. No tenemos dudas de que, en el evento del 18 de marzo, las sensaciones serán las mismas, de esos momentos que hacen a Dexter decir: “Este fue un buen show”, tal como lo dijo al cerrar su participación en el Lollapalooza de Cerrillos.