Anoche, 12 de octubre, ocurrió algo que hace unos años, al menos para mí, era impensable. Una banda, que escaló en popularidad luego de años bajo el nicho de la música japonesa, hizo su debut en Chile con un show lindo y cercano. Para muchos, especialmente los fanáticos de la música japonesa, se sintió como una conexión con una banda que ha dejado su huella en la escena independiente del país nipón.
Por: Joaquín Bravo
Fotos: Juan Pablo Morales
El Teatro Caupolicán, con su particular acústica y su capacidad para albergar grandes multitudes, fue el lugar elegido para este esperado debut. La historia detrás de Lamp, su estilo melódico y su creciente popularidad en todo el mundo, hizo de este evento una ocasión especial. Aunque muchos de los presentes probablemente conocían a la banda solo a través de grabaciones y videos, ver a Lamp en vivo se convirtió en una experiencia más significativa de lo que muchos esperaban.
El concierto comenzó con la banda chilena Amanitas, encargada de abrir la jornada. Aunque no conocía previamente su música, su presentación fue una agradable sorpresa. Con una actuación que duró aproximadamente 30 minutos, Amanitas logró mantener la atención del público durante todo su set. La banda mostró una sólida presencia en el escenario, demostrando una buena calidad musical y energía positiva. A lo largo de su actuación, el público respondió de forma entusiasta, mostrando su apoyo a este grupo local.
Amanitas, para mi, cumplió con creces su cometido al dejar una buena impresión.
Como es costumbre en el país nipon, Lamp subió al escenario con puntualidad absoluta. Desde los primeros acordes, Lamp no dejó espacio para pausas largas entre canciones. Su enfoque fue mantener la energía alta, casi sin pausas, haciendo que el público no perdiera ni un segundo del espectáculo.
Kaori Sakakibara, la vocalista principal, mostró una gran cercanía con el público desde el primer momento. En varias ocasiones, se acercó al borde del escenario para recibir pequeños obsequios que los fans le entregaban, formando un ambiente cálido, con una actitud humilde y simpática, mientras los asistentes respondían con gritos y aplausos a cada gesto de agradecimiento de la cantante. Los músicos de Lamp, apoyados por trompetistas y percusionistas, fueron una de las principales razones por las que el concierto se mantuvo tan vibrante. El virtuosismo de cada uno de ellos fue evidente en cada tema, con solos de trompeta y momentos de percusión con complejidad y ritmo.
Lamp hizo un repaso exhaustivo de su discografía, eligiendo canciones representativas de su trayectoria. El público, que en su mayoría ya conocía las canciones más populares de la banda, y reaccionó con entusiasmo ante cada tema, intentando cantar en un japones bastante chilenizado. Los arreglos musicales, fieles a las grabaciones, pero con la energía adicional que solo un concierto en vivo puede ofrecer, hicieron que cada pieza se sintiera especial. Durante el concierto, se interpretaron canciones de diversas épocas de la banda, lo que permitió al público disfrutar de la evolución musical de Lamp a lo largo de los años.
Desde las suaves melodías de Hatachi No Koi hasta las más animadas como Windy Afternoon, el setlist mostró la diversidad del grupo, alternando entre momentos de calma y otros de gran energía para mantener al publico encendido (a mi parecer un excelente orden entre calma y euforia). Las voces de Kaori y Yusuke Naga, las cuales se complementan perfectamente, fueron el punto central de muchas canciones. Cada una de sus interpretaciones fue recibida con respeto por un público que, en algunos momentos, parecía disfrutar tanto de la armonía vocal como de la destreza instrumental de la banda, incluso haciendo callar a algunos asistentes para que los músicos pudieran proseguir con el show, cosa que a la banda le causo gracia.
A lo largo de la velada, los asistentes pudieron disfrutar de una selección de temas como **Kimi Ga Nakunara, Raindrop City y The Night Squall, que son clásicos dentro del repertorio de Lamp. Sin embargo, también se dieron espacio para presentar temas menos conocidos, lo que brindó una oportunidad única para los fanáticos más fieles de conocer una nueva faceta de la banda, sobre todo teniendo en cuenta que era el gran debut.
El setlist, que reflejó la rica trayectoria musical del grupo, incluyó los siguientes temas:
Hatachi No Koi
Telephone Call
Kimi Ga Nakunara
HIROGARU-NAMIDA
Raindrop City
Windy Afternoon
Moon Ride
Yokaze
Hisoyakani
The Night Squall
Autumn in City "A"
Sachiko
From the Window
For Lovers
Chilly Spectacle
The Other Side of a Rainy Night
Encore:
- Drum solo (entre el baterista y el percusionista)
- Last Train at 25 O'Clock
El cierre del concierto llegó con Last Train at 25 O'Clock, una de las canciones más queridas por sus seguidores. Este tema, cargado de emoción y nostalgia, selló con broche de oro una noche cargada de música relajante, casi como un abrazo de un ser querido.
A pesar de los gritos de un público que pedía un encore adicional, la banda se despidió con una promesa: REGRESAR PRONTO.
Un gran debut, un setlist impecable y personas excepcionales en cada integrante de la banda. Ojalá que este sea solo el inicio para que más bandas japonesas puedan visitar nuestro país, ya que quedó claro que Chile es un país profundamente melómano y apasionado por la cultura musical japonesa.
LAMP