Hace un par de días que se liberó el line up de la versión 2019 de Coachella y para muchos fue uno de los carteles más decepcionantes de la historia del festival, te contamos en las siguientes líneas una opinión sobre lo que le podría estar pasando a la industria de los grandes festivales en actualidad.
¿Cuántos nos quedamos boquiabiertos con la liberación del line up de Lollapalooza Chile 2019 hace unos meses? En comparación ante sus ediciones anteriores debemos reconocer que fueron obviados muchos artistas y géneros que ya son parte de la historia de este festival desde sus inicios en Chicago. Su primera edición sudamericana, en el 2011, contamos con la presencia de artistas de renombre que nunca pensamos que estarían juntos en un mismo festival, la segunda edición que juntaba a Foo Fighters y Björk en un mismo fin de semana y como olvidar en el 2013 cuando Maynard James Keenan se presentó por partida doble con A Perfect Circle y Puscifer. Pero hoy, en el 2019, fue un rotundo giro a expandir los horizontes del festival ante la nueva generación de la industria, como el Trap; sobre todo chileno, y el Rap internacional, básicamente lo que se conoce como música urbana, además de la tropical con artistas como Américo. Esto provocó una avalancha de críticas poco favorables para producción, pero Chile y Sudamérica no son los únicos en presentar esta ruptura completamente transversal.
Conocimos el cartel del Primavera Sound 2019 en Barcelona y vimos que la incorporación de la música urbana vino de golpe, fue inesperado pero aceptable, máximos exponentes de hoy como Cardi B y J Balvin; y de la vieja escuela como Ivy Queen fueron los artistas revelación dentro de uno de los festivales de música más importantes del mundo, que además de marcar un hito con la participación, en su mayoría artistas mujeres, no dejó de lado las raíces y los nuevos artistas con influencias ancestrales y artistas que han interferido en la industria por su calidad de talento dentro de la nueva música, entonces ¿Por qué Coachella fue tan criticado, si contiene entre sus líneas un cartel de artistas muy diversa en géneros?
Mi teoría se basa en que fue un cambio muy abrupto, pasamos de AC/DC y Radiohead a Ariana Grande y Bad Bunny, de Depeche Mode, Tool y Madonna a Tame Impala y J Balvin y de The Cure y My Bloody Valentine a Childish Gambino y Blackpink. Quiero aclarar que no estoy desmereciendo la calidad y el género de los nuevos protagonistas del festival, estoy diciendo que creo que aún, el público, no estamos preparados ver a los nuevos artistas como cabezas de cartel; no solo en Coachella, sino que también en Glastonbury, Lollapalooza o cualquier otro festival. Entonces ¿Por qué las productoras se arriesgan? Pues es claro que el nuevo mercado le proporciona la garantía del éxito de los eventos, en la actualidad, los jóvenes en su mayoría de edad son quienes más concurren estos eventos y quienes disfrutan de esta nueva generación musical, ¿Y qué pasa con los fieles que apoyaron la construcción de estos festivales desde la época más difícil de la música, donde el oído era la primera y única forma de alcanzar el éxito musical? Bueno, pues en base a esas críticas se crea una disputa entre asistentes que indirectamente y de manera sigilosa crea publicidad, ¿o no? De buena o mala forma, del evento se habla igual y siempre está en la boca de todos, sea una aprobación o desaprobación de sus protagonistas.
Lo bueno de toda esta revolución es la cantidad de puertas que se abren para los artistas emergentes, para quienes creen tener algo nuevo para mostrar, el escenario que les proporciona, es así como Javiera Mena, Mon Laferte y Tomasa Del Real llegarán a California a representar a Chile de manera histórica. Consumidores o no, debemos detener un poco el egoísmo con el nuevo músico, pero los cobros excesivos de los tickets y la permanencia en los eventos, al menos en Chile, sobre pasa el límite de tolerancia que nos sentimos totalmente capacitados para exigir lo que queremos ver en los escenarios. Bueno, estoy centrado en lo que es la música, en que no se detiene y jamás lo hará, y estoy dispuesto a poner oído a todo lo que pueda ver en vivo, y así concluir que es lo que quiero o no consumir, es probable que nos llevemos más de alguna sorpresa si somos privilegiados en asistir a alguno de estos eventos, comparto la idea de sacar conclusiones cuando el evento termine, así ahí donde podremos tener una verdadera visión de cómo se viene la revolución musical.
Por: Cristopher Orrego