King Gizzard & The Lizard Wizard: La belleza de la experimentación

En el verano de 2022, a solo semanas de la edición aniversario de Lollapalooza Chile, la organización del evento anunciaba la repentina baja de los australianos de King Gizzard & The Lizard Wizard por complicaciones asociadas al coronavirus, lo que causaría una profunda decepción en los miles de fanáticos nacionales que esperaban con ansias el debut de uno de los grandes exponentes del rock psicodélico, y si bien es cierto en un comienzo se rumoreó con la alternativa de que fueran parte de la edición 2023, los problemas de agenda no permitieron que esta opción se concretase. Sin embargo, los seguidores de los oriundos de Melbourne no tendrán que seguir esperando más, ya que es un hecho que la banda se estará presentando el próximo 15 de Marzo en Parque Cerrillos, en el marco de una nueva edición de Lollapalooza.

Mucho se habla de la importancia de encontrar lo positivo ante cualquier situación aparentemente negativa, y particularmente en el caso de la cancelación del debut de King Gizzard & The Lizard Wizard esto cobra mucho más sentido. Más allá de la frustración generalizada que ocasionó este hecho, este tiempo nos ha dado la oportunidad de degustar nueva música del sexteto, y no estamos hablando de un par de álbumes, sino que estamos hablando de la friolera de siete nuevas placas. Puede parecer una broma, pero es verdad, en el periodo 2022-2023 los australianos han robustecido drásticamente su catálogo discográfico con: “Made in Timeland” (2022), “Omnium Gatherum” (2022), “Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava” (2022), “Laminated Denim” (2022), “Changes” (2022), “PetroDragonic Apocalypse; or, Dawn of Eternal Night: An Annihilation of Planet Earth and the Beginning of Merciless Damnation” (2023) y “The Silver Cord” (2023). El poder creativo de la banda resulta evidente y no se trata solo de cantidad, sino también de calidad, ya que cada uno de estos discos aporta positivamente una nueva dimensión al estilo tan característico de Stu Mackenzie y compañía.

King Gizzard & The Lizard Wizard han sabido sacar excelentes dividendos de un sonido particular muy cargado a la psicodelia, lo cual lo sitúa sin lugar a duda como uno de los números más atractivos de la escena actual. Si miramos en perspectiva la sonoridad de los australianos resulta muy complejo descifrar su propuesta, y eso es justamente porque la experimentación tiene un rol protagónico dentro de su catálogo, fluyendo naturalmente entre la improvisación, la entremezcla de ritmos, la combinación de estilos y los sonidos microtonales en múltiples capas. Los nativos de Victoria no temen salirse del molde, muy por el contrario, ven en esto un mecanismo efectivo para buscar nuevas experiencias sensoriales que les permitan reinventarse con cada nuevo álbum y fue precisamente a través de esta búsqueda que llegaron a la experimentación del característico sonido de la cultura árabe y la escala microtonal. El punto culmine en la propuesta de la banda es su exquisita puesta en escena, transformando cada show en una experiencia única y trascendental, desbordante de energía, sonidos hipnóticos y ritmos arrolladores.

El sexteto australiano es por naturaleza hiperactivo, ya sea encerrados en el estudio creando nueva música o demoliendo algún escenario en vivo, siempre dejan la extraña sensación de que están viviendo a un ritmo mucho más acelerado de lo normal. Con una carrera relativamente joven, de un poco más de una década desde su álbum debut, “12 Bar Bruise” (2012), se han convertido en una agrupación referente de la psicodelia y la experimentación, haciendo funcionar en perfecta armonía múltiples estilos que a simple vista podrían parecer totalmente inconexos, y lo más sorprendente de todo es que a pesar de convertirse en una factoría de nueva música no han caído en el vicio del auto plagio, cada nuevo álbum experimenta con nuevos estilos, sonidos y texturas, y se desmarca de sus predecesores. Sin lugar a duda el paso de King Gizzard & The Lizard Wizard por Lollapalooza no dejará a nadie indiferente, y ojalá esta sea tan solo un preámbulo para una futura incursión en solitario.