Álbum maravillosamente relajante, pero que también tiene suficiente contenido lírico para hacer de las canciones algo más que música de fondo. Algo que quizás la crítica nunca logró entender, pero que definitivamente los fanáticos que le dieron el número 1 en diversos países y que siguen haciendo que sus canciones sean de las más exitosas de su discografía, definitivamente lograron.
Por Valentina Morales
Antes de Mumford and Sons, antes de de Vance Joy e incluso antes de “I'm Yours” de Jason Mraz, ya nos llegaban las notas acústicas del músico hawaiano que invocaban a simplemente mover la cabecita al ritmo del rasgueo constante. Y es que la irrupción, o mejor dicho la relajada y suave aparición de Jack Johnson con sus canciones cantadas con una guitarra acústica hace más de 20 años era la cuota de naturalismo que la llamada “música adulto contemporáneo” necesitaba. Y fue un fuego que comenzó a quemar, lento pero seguro, para ya transformarse en una fogata guitarrera con todo, el año 2005 con su exitoso álbum In Between Dreams, y la verdad es que fue música muy bien recibida por los oídos de muchas personas en todo el mundo. ¿Cuántos? Bueno, el álbum alcanzó el número uno en Australia y el Reino Unido y el número dos en los EE. UU., donde ahora ha vendido más de 2 millones de copias. El álbum, el tercero, fue y sigue siendo, hasta el día de hoy su álbum más exitoso, pese a la recepción un tanto tibia de la crítica de música de la época.
En 2005, In Between Dreams obtuvo una puntuación total de 58 en Metacritic, lo que traducido en cristiano, significa que el álbum no fue muy bien recibido (por la crítica al menos). The New York Times escribió que las canciones del álbum son "tan ligeras y modestas que podrían dispersarse en una brisa tropical", mientras que Drowned In Sound lo llamó "unidimensional y poco aventurero". No son exactamente críticas entusiastas, pero sus compañeros, Donavon Frankenreiter, Jason Mraz y Matt Costa tampoco apaciguaron a los críticos. Para una música tan inofensiva, In Between Dreams aparentemente ofendió a bastantes personas por ser tan olvidable.
Fue escrito por un músico que “pareciera ser” estaba desconectado del mundo entero y, sin embargo, escribía vagamente sobre sus diversos problemas. “¿A dónde fue toda la gente buena? He estado cambiando de canal, no los veo en los programas de televisión”, canta en “Good People”, mientras que en “Breakdown”, Johnson critica a "Toda la gente en la calle" que "Camina tan rápido como sus pies pueden llevarlos" mientras él simplemente rueda por la ciudad.
Es fácil decir que In Between Dreams es demasiado seguro y simplón, pero En “Belle” canta en francés ("Je ne comprends pas français", trina) y en “Banana Pancakes” alude a la actividad sexual ("como un ukelele. Mamá hizo un bebé. Realmente no te importa la práctica porque eres Mi pequeña dama"). En “Never Knowing”, también condena a la raza humana por tratar de matar la metáfora.
Y la verdad es que el tercer álbum de Johnson es una delicia. El disco está compuesto por relajante rock acústico, letras reflexivas e ingeniosas (escritas por el mismo Johnson) y bellas melodías que harán que no quieras hacer nada más que pasar un día tumbado en la playa.
Desafortunadamente, a medida que envejeces te das cuenta de que el mundo no es tan agradable como Johnson te hubiera hecho creer. Aún así, la nostalgia es la más fuerte de todas las emociones y la mayoría de las personas que crecieron durante la adolescencia con In Between Dreams tendrán debilidad por ella, sino es difícil explicarse cómo aún hasta el día de hoy, las canciones de este álbum siguen siendo las más escuchadas de su repertorio.
Pero hay que destacar algo, y es que, si este álbum funciona tan bien al fin y al cabo, es por su sencillez. Las firmas de tiempo son siempre las mismas, su tono vocal nunca flaquea y cada pista está unida por una melodía deliciosa. Todos los que aprendieron guitarra acústica entre 2005 y 2010 aprendieron con Jack Johnson y tiene que haber algún mérito en eso.