Desde mediados de los ochenta irrumpe la figura excluyente de Hombres G como una de las bandas insignes del pop/rock en español, destacando por un estilo propio que matizaba en perfecta armonía canciones pegajosas, letras delirantes, romanticismo y un toque de humor, lo que rápidamente se tradujo en una fanaticada incondicional que agotaba cada una de sus presentaciones en vivo y que causaba estragos con episodios de desenfreno colectivo y muestras desmesuradas de admiración. Por todas estas razones es que no deja de resultar llamativo que su debut en nuestras tierras se haya hecho esperar cuatro décadas desde su fundación en 1983, lo que sin duda lo convierte en uno de los eventos más esperados del año para cada una de las generaciones que han crecido escuchando sus éxitos.
Por Gustavo Inzunza
Foto por Luis Marchant
El Teatro Caupolicán es el lugar escogido para albergar la única fecha en Chile de la gira de celebración de las cuatro décadas de trayectoria de los oriundos de Madrid, presentación que se enmarca en el tour “40 Años y Seguimos Empezando” y que promete un viaje de vuelta al pasado a través de un recorrido por toda la discografía de la banda. A medida que se acerca la hora de inicio pactada, un público mayoritariamente maduro va llenando masivamente cada una de las ubicaciones del recinto de San Diego y de manera puntual se apagan las luces y en la pantalla de fondo se despliega un video introductorio que entremezcla fragmentos de la película “G Men” (1935) y extractos de algunas presentaciones televisivas de la banda, lo que sirve de preámbulo para el certero golpe inicial que se manifiesta con la introducción de “Venezia” a cargo de Javier Molina, que de inmediato recibe el acompañamiento al unísono de todos los fanáticos y que se complementa con “El ataque de las chicas cocodrilo”, uno de los grandes éxitos de la agrupación y que tiene su génesis creativa en la incomodidad que generó en los inicios de la banda el acoso enfermizo de sus fanáticas más aguerridas.
El show se presenta ágil y dinámico, sin pausas innecesarias y sin echar mano a esos lugares comunes que tanto abundan en este tipo de eventos, la intensidad sigue subiendo de la mano de los ritmos acelerados de “Sólo otra vez” y “Lawrence de arabia”. Los años no pasan en vano y eso queda en evidencia en la experiencia y conexión existente entre cada una de las cuatro partes que conforman esta maquinaria perfectamente aceitada, todos entienden su rol y lo ejecutan prácticamente de memoria con un sonido carente de imperfecciones. “Vuelve a mí” y “Indiana” marcan el término de la primera parte del concierto, seguido de una necesaria pausa que sirve para tomar un respiro de un primer ataque sin tregua y que muestra en la pantalla un recorrido por fotos icónicas de la banda, para posteriormente dar paso a la primera tanta de saludos de aniversario, donde destaca la aparición de Café Tacuba, Carlos Rivera, La Oreja de Van Gogh, Ana Torroja, Mago de Oz, Mikel Erentxun, Enanitos Verdes y Los Tigres del Norte.
Foto por Luis Marchant
La banda vuelve a escena y se completa con la incorporación de Jason Paradaise en teclado y Juan Muro en saxofón, músicos que durante décadas han sido acompañantes habituales de los madrileños. La calidad vocal de David Summers se mantiene intacta, muchas veces opacándose en un mar de voces que acompañan y resuenan en cada uno de los éxitos más reconocidos de la agrupación, tales como “Voy a pasármelo bien”, “Nassau” y “Chico, tienes que cuidarte”. Bajan las revoluciones y el ambiente adquiere un carácter mucho más íntimo, con una trilogía de temas de corte más melódico: “Un par de palabras”, “Dos imanes” y “Te quiero”, canción que según Summers es una de las más especiales para la banda y que jamás ha dejado de tocarse en vivo desde su aparición en la placa “La cagaste… Burt Lancaster” (1986). Después de este momento tan emotivo, y de comunión absoluta con la audiencia, se genera una nueva pausa para dar paso a la segunda tanda de saludos de diversos artistas y amigos de la banda, pero ahora en formato de chat, destacándose los mensajes de Gloria y Emilio Estefan, Andrés Calamaro, Luis Fonsi, Thalía, Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y Enrique Bunbury.
Con cada nueva aparición de la banda el público enloquece, al menos tres generaciones conectadas por un cariño reprimido a lo largo de cuatro décadas. Las guitarras de Daniel Mezquita y Rafael Gutiérrez funcionan muy bien en conjunto, aunque este último se muestra mucho más carismático y expresivo que sus compañeros. Sucesión de éxitos que matizan entre ritmos pausados y enérgicos, destacándose “¿Qué soy yo para ti?”, “Lo noto” y teniendo su punto de éxtasis con los primeros acordes de “Marta tiene un marcapasos”, en donde el público asume el protagonismo transformándose en una única voz que resuena desde cada rincón del Caupolicán y que hace subir rápidamente la intensidad de la mano de una entretenida melodía y su surrealista letra, que tal como ha reconocido Summers está fuertemente inspirada en la película “Alien, el octavo pasajero” (1979). La agrupación se retira del escenario en medio de un bullicio generalizado de los miles de fanáticos que bajo ninguna circunstancia quieren dar por terminada la velada, y que tras un par de minutos da resultados y nos prepara para el último golpe de la noche.
Foto por Luis Marchant
Summers invita al escenario a Felipe Staiti, amigo cercano y guitarrista de Enanitos Verdes, para interpretar una íntima y bella versión de “Temblando”, puesta en escena que se hace incluso más profunda enmarcada por las luces de los celulares que generan un ambiente de absoluta complicidad y emotividad. El cierre no podía ser de otra forma, con un par de éxitos desbordantes de energía, potencia y ritmos contagiosos, en primera instancia “Visite nuestro bar” y posteriormente “Devuélveme a mi chica”, el primer gran éxito de la banda incluido en su disco homónimo (1985), que sirvió como excelente carta de presentación y punto de partida de una fructuosa trayectoria con más de 20 millones de álbumes vendidos en todo el mundo. La banda se despide en medio de las múltiples muestras de cariño, y con el compromiso de volver pronto a nuestras tierras, mientras de fondo se diluye la música del tema central de James Bond, en la versión de The Skatalites.
Hombres G cumplió con las expectativas y en un poco más de 2 horas de show desplegó toda la batería de éxitos que han ido cosechando a través de sus 40 años de carrera y doce álbumes de estudio. Aunque a priori pudiese parecer contradictorio, escuchar estas agrupaciones que nos vienen acompañando desde nuestra adolescencia más que hacernos sentir viejos se convierte en un ejercicio de rejuvenecimiento y nostalgia, ya que a través de estos clásicos incombustibles nos transportamos hacía una época donde nos sentíamos mucho más vivos y con todo un camino por recorrer. No existe un compilado de rock en español de los 80’s y 90´s donde no aparezcan en al menos un par de ocasiones los nativos de Madrid y esta noche las razones quedaron en evidencia, donde el frío capitalino dio paso a una jornada emotiva, desbordante de energía, agradables sensaciones, y sobre todo, muy buena vibra. En palabras del propio David Summers: “un show de la puta madre”.
Setlist
1.- Venezia
2.- El ataque de las chicas cocodrilo
3.- Sólo otra vez
4.- Lawrence de arabia
5.- Vuelve a mí
6.- Indiana
7.- Voy a pasármelo bien
8.- Nassau
9.- Suéltate el pelo
10.- Una mujer de bandera
11.- Chico, tienes que cuidarte
12.- Si no te tengo a ti
13.- Un par de palabras
14.- Dos imanes
15.- Te quiero
16.- Esta es tu vida
17.- Te necesito
18.- ¿Qué soy yo para ti?
19.- Lo noto
20.- Rita
21.- Marta tiene un marcapasos
22.- Temblando
23.- Visite nuestro bar
24.- Devuélveme a mi chica
Galería fotográfica por Luis Marchant: