Los Jaivas es de esas bandas que han marcado un antes y después en la música; no solo de nuestro país, sino en América Latina y el mundo. Con motivo de su pronta presentación en la Arena Monticello en conmemoración de sus sesenta años de existencia, Sunderbeats tuvo la posibilidad de conversar con Mario Mutis acerca de sus motivaciones, percepciones y hallazgos que ha tenido entorno a su música y en como esta llega al público en su larga trayectoria.
¿Cuál es su opinión acerca de lo que se viene en la Arena Monticello este jueves? Situándonos en la celebración vigente de sus 60 años como banda.
- "Tocar en el Monticello es tocar en un lugar especial. No es una sala de conciertos habitual. Es distinto, porque en primer lugar, sus condiciones técnicas y de capacidad. No hay muchas salas que tengan una capacidad de más de 4.000 personas. Tiene una condición acústica bastante buena. Es una sala que mejora el sonido y, lo mas importante, el contacto con el publico. Es como si estuvieras en un teatro bastante intimo con una muy buena comunicación pero de forma masiva con estas mas de 4.500 personas. Esto permite una comunicación mas intima y cercana con la gente, uno la siente ahí. No es eso masivo a lo que estamos acostumbrados en nuestras giras de Chile o por otros lugares que son 10000-15000 personas y uno ni ve al ultimo de la cola. Uno tiene aquí el publico al frente suyo. te permite un sonido que llegue en mejores condiciones. Uno toca con más ganas e interacción con el público. Para el músico es importante la interacción. En el Monticello se da la sensación de que el publico está ahí a tu lado, como si fuese un teatro de 500-600 personas. esa es la gran diferencia a otras salas. Para el publico es mucho mas cómodo y con un mejor sonido".
¿Cuál ha sido el motor que ha estado detrás de los Jaivas en estos años de carrera?
- El motor… han habido varios motores, partimos con cinco (ríe). Éramos todos motores. Todos teníamos que caminar adelante con las ganas de cambiar el mundo. Uno no solo quiere hacer música, sino que la música es un medio para cambiar el mundo. Uno quiere hacer un mundo mejor, un mundo más cercano, transparente, amigable, quiere mejorar también el medio ambiente. Tienes un montón de ideas y utopías que empiezas a luchar por ello, y la música ha sido el medio con el cual comunicas esa visión. Tenemos una cosmovisión, el lente con el que vemos el mundo exterior y esa es la cosmovisión de Los Jaivas, tiene que ver con nuestros pruebas originarios, nuestras raíces e identidad, con nuestra cultura en general.
¿Ese mismo lente se ha mantenido durante el tiempo?
- "Los principios son los mismos, quizás las utopías han quedado lejos. Seguimos pensando que el mundo tiene que mejorar para bien, cada día ser mejor y hacer uno que eso pase*.
¿Qué sientes que han ido incorporando con el tiempo en su música?
- "En primera instancia sentíamos que debíamos crear una nueva música, un nuevo camino. Eso creo que lo logramos. Construimos un lenguaje musical que lo tienen Los Jaivas y somos los únicos que tienen ese lenguaje. No hay otro grupo que tenga ese lenguaje musical porque nosotros lo inventamos y hasta el día de hoy lo ocupamos. Nuestro lenguaje tiene que ver con nuestra identidad, con nuestra cultura, con nuestra geografía, localización en el planeta y de donde pertenecemos. De ahí sale todo lo que es nuestra raíz y cultura musical. En un principio tomamos una senda tropical pensando en Brasil, Uruguay, Colombia, Venezuela, pero después lo fuimos dejando. Usábamos conga, tumbadoras, un montón de cosas; bastante percusión. Un día estábamos en Viña del Mar y se acerca un amigo nuestro agitado, diciendo “Oye apareció un grupo musical que toca lo mismo que tocan ustedes con congas y todo con guitarra eléctrica. Se llama Carlos Santana”. Entonces nosotros, recién emergiendo, nos acusaran de copia si seguíamos. Esa parte no la abandonamos, pasó a segundo plano porque no íbamos a tener ningún destino por ese lado, ya que estaba en todos lados del mundo, Woodstock por ejemplo, con discos, y nosotros recién inventando eso no estábamos descubriendo nada. Pasamos a darle prioridad al folclor latinoamericano, a las raíces nuestras de Argentina, Perú y Bolivia".
¿Surgió de ustedes cinco la idea de dar ese giro?
- "Eso no fue planificado. No fue que nos hayamos sentado en una mesa a conversar como fue nuestra música. Nunca pasó eso. La idea surgió en la sala de ensayo y en el escenario. La música que surgía era esa. Lo que hicimos nosotros en su época fue dejar de escuchar música para encontrar nuestro propio lenguaje musical y sacamos de adentro nuestro, de las vísceras lo que cada uno tenía adentro. Y en eso construimos nuestro lenguaje musical, que creo que logramos bastante bien. Dentro de esa música (de adentro de uno) estaba lo que habíamos escuchado desde que éramos niños. Música como Atahualpa Yupanqui, Chabuca Granda, Violeta Parra, Héctor Villalobos, ese tipo de cosas las teníamos adheridas al corazón y emergieron esas cosas. Emergieron las cuerdas, las zambas, el guaino eso no lo dejamos atrás porque es nuestra cultura e identidad. No es lo mismo nacer en Hong Kong o en Santiago, o en el desierto de Atacama. Son cosas distinguibles y nuestra música tiene la gracia que recoge esas cosas en nuestra expresión e identidad".
¿Qué otro ejercicio encuentras que es importante también para escucharte a ti mismo como músico?
- "La libertad de expresión. Ha sido uno de los temas mas relevantes de Los Jaivas. No nos permitimos ninguna reja ni pared que nos impidiera desarrollar lo que estábamos pensando. El 73’ nos fuimos a Argentina. Allá existía un mundo musical clasificado. Estaba la música folclórica, estaba el jazz, estaba el tango, la música clásica, el rock emergente en ese momento, pero no se mezclaban ni se conocían. Llegamos con una propuesta de romper las barreras y unir todo; mezclar sin ningún prejuicio. Eso a los argentinos les sorprendió un poco, se habían desarrollado de manera distinta. A algunos les gustó y a otros no, diciéndonos que estábamos haciendo un sacrilegio al mezclar el folclor con la guitarra eléctrica, o batería y bajo con ritmos folclóricos peruanos mezclado con trutruca mapuche. Al final, empezaron a entender que la música no tenía fronteras y adaptaron -creo yo- esas cosas. Hoy uno escucha música y todas las expresiones pueden estar en un solo tema. Eso es lo bonito de pelear por la libertad de pensamiento y expresión, puedes lograr objetivos que si estás encasillado en algo no podrás. La Vorágine (Compilación) para nosotros fue el momento del descubrimiento, de descubrir el lenguaje y se basó en la improvisación. Uno se subía al escenario y solo a tocar sin pensar que ritmos tocar. Lo importante era el sonido final. Y ahí descubrimos llegar a un lenguaje único de Los Jaivas".
¿Qué podemos esperar para el show de este jueves?
- "Les va a caer en la cabeza 60 años de historia (ríe). A través de todos estos años que hemos estado tocando, hemos ido recogiendo impresiones que la música provoca. Lo que provoca la música no cambia mucho si tocas en Chile o Japón. Las respuestas del público se generan en ciertos momentos de los temas, estés en el país que estés. Cuando en “sube a nacer” pasa toda la canción y entra la guitarra al final, el público se levanta. Y eso pasa en cualquier parte del mundo. El lenguaje musical es un lenguaje universal. Una vez en Alemania hicimos un concierto. Al terminar se acercó una familia alemana al camarín y el papá nos decía en inglés “yo nunca he estado en América latina ni en Sudamérica pero escuché su música y vi paisajes, vi desiertos, vi mar”. Vio tantas cosas a través de lo que escuchó, y eso te dice que el lenguaje musical es fundamental en la comunicación humana y te provoca imágenes, recuerdos, sensaciones, emociones. Y uno se convence de que la música tiene ese fin. Las emociones se producen en los seres humanos de la misma manera*.