En casi 2 horas 15 minutos de show y luciendo una serie de banderines alusivos a diversas causas sociales, la banda rioplatense desenfundó una batería de éxitos que hizo temblar al Teatro Cariola y nos recordó el por qué Fontanet y sus muchachos son una pieza fundamental en el cancionero barrial de Argentina.
Por: Pedro Massai
Fotos: Luis Marchant
La cuarta visita a Chile de Don Osvaldo, este proyecto que recibe la posta de lo que primeramente Pato Fontanet denominó Casi Justicia Social (CJS), o anteriormente Callejeros, no era una fecha más. Primero, porque se hacía un 16 de agosto, jornada en que todo amante del rock recuerda por la partida de Elvis Presley; y también, por una serie de efemérides musicales que ubican este día como uno especial en el calendario. Si a eso le sumas que la banda venía presentando un archivo audiovisual denominado “Zona Liberada”, en donde reunían en formato DVD una serie de presentaciones, habían argumentos de sobra para pensar en que este sábado era de un sabor distinto.
En la antesala, de manera muy paulatina la gente se fue acercando a calle San Diego portando vistosas camisetas que circulaban entre el fútbol y la historia del grupo. Pude divisar poleras de Colo-Colo, U. de Chile, U. Católica, O’Higgins, Lota Schwager y Curicó Unido, prenda que al terminar la jornada Fontanet compartió con todos a modo reverencial. Junto a este panorama, algunos trasandinos también se hicieron presentes portando pancartas o carteles alusivos a las zonas de donde venían (predominantemente Mendoza).
20.35 marcaba el reloj y el vamos lo daba la banda nacional “Mandrácula”. Los coterráneos, activos en la ruta desde la década del 90’ y que el próximo 28 de agosto se presentan con Crisálida en Club Chocolate, entraron a escena en un recinto que se mostraba a un 30% de su capacidad máxima, pero que con el pasar del show se fue nutriendo. Con canciones como “Buenos Muchachos” y “Muerte al Rock&Roll”, lograron activar a un público que a esas alturas aprovechaba cualquier silencio para entonar su grito de guerra: “escuchelo, escuchelo, escuchelo, la mejor banda del rock & roll, es Callejeros la puta que los parió”. Y ahí se venían, ya no había más espera.
Portando diversos banderines, en donde uno que anudó alrededor del porta micrófono era favorable a la causa palestina, un set de botellas de agua mineral y una muela muy adosada a la oreja, Patricio Santos Fontanet irrumpía a eso de las 21.35 hrs. junto a los demás integrantes. Con “Políticamente Correcto”, título que ha aperturado los más recientes shows de la agrupación, iniciaba este combo rolinga directo al mentón.
Luego, se vendría el primer guiño a Callejeros con “Palo Borracho”, integrante destacado del álbum “Sed”. A estas alturas, la conexión entre banda y público no permitía vacilaciones. Y esto se pudo palpar fehacientemente cuando tocaron “9 de julio”. Aquí ya figuraban todos cantando al unísono y la voz del líder casi se perdía entre el vitoreo ensordecedor.
La conexión de los músicos era tan precisa que incluso se prestaba el espacio para ciertos jams entre el bajista, Christián Torrejón, y Álvaro Puentes, quien comanda la guitarra. Esto dio impulso al siguiente momento de la velada que generó buena recepción: “Rotos y Descosidos”, “No somos nadie” y “Mis Latidos”.
Avanzada la jornada, con Patricio Fontanet a veces rondando el escenario y paseándose entre cada uno de los músicos, llegó el turno de “La llave”, “Una nueva noche fría”, “Tanto de todo” y “No volvieron más”. Esta última, dio el gancho para que la gente gritara a todo pulmón una frase clara: “hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, es militar”.
Con “O no”, del álbum “Casi Justicia Social I” (2015), “Puede” y “Morir”, Don Osvaldo cerraba la cortina del primer acto que tuvo una ejecución musical de mucho virtuosismo y mantuvo aleonado a un público que no escatimó en saltar, como si se tratase de un paravalancha de estadio. La camiseta era de un solo color.
El encore para enfrentar los últimos 15 minutos de show tuvieron dos ingredientes bien interesantes: primero la intervención del escritor argentino Bruno Larocca, autor de “Voces, tiempo, verdad” cuya motivación principal es concientizar a partir del episodio “Cromañón” (30 de diciembre 2004). Este momento, se utilizó como tribuna para publicitar el lanzamiento del libro en Chile, a realizarse el domingo 17 en la ex Clínica Santa Lucía. Y también, nos deleitó con un dueto de Fontanet en la voz, y su tecladista, Gabriel Gerez, quienes interpretaron, entre algunos títulos, una versión depurada de la canción “Alma” que suavizó una jornada marcada por la actitud.
Y esa potencia se vio reflejada en la parte final del show, cuando emergieron esos himnos de tablón que han sido apadrinados por diversas hinchadas futbolísticas a lo largo de Sudamérica, como lo son “Ilusión”, “Misterios”, “Prohibido” y “Creo”, desatando el punto de no retorno en cuanto a furor y efervescencia de la gente.
Con “Suerte”, esa especie de mantra que escribió Fontanet para referirse al proyecto de Casi Justicia Social, terminaban 2 horas y 15 minutos de concierto, 30 canciones en total, que mantuvieron un ritmo frenético, con muy poco margen para tener paz.
Cuando se apagaron las luces, quedaba flotando la certeza de que la suerte, como reza su última canción, sigue estando de su lado: la de mantener viva una llama que ni el tiempo ni la distancia parecen apagar. Es que anoche, quedó más que claro eso de que Fontanet y los suyos siguen encontrando en la música un refugio, y en su gente, una razón para no bajar los brazos.
DON OSVALDO
MANDRÁCULA