Sunderbeats conversó con el vocalista de la banda noruega que este año celebra el 15º aniversario de su álbum debut Datarock Datarock. Con una mirada retrospectiva, reflexiona sobre los cambios que han atravesado como banda, pasando por el mercado musical, el panorama político internacional y como espera volver a no tomarse las cosas demasiado en serio.
Por Valentina Tagle Lorca
Si creen que han pasado un mal rato durante la cuarentena de este 2020, imagínense encerrados en un país escandinavo durante los únicos meses en que se ve el sol y que solamente se aflojen las medidas de prevención cuando esté a punto de comenzar el invierno. Algo de esta oscura realidad sabe Fredrik Saroea, vocalista de la banda noruega Datarock, quien ha comenzado a salir de su encierro enfrentando un panorama mundial incierto y el peso de un país cuyas tasas de depresión ya de por sí son demasiado altas. Y es que la banda proveniente de Bergen no se siente muy cómoda en un panorama así de serio. Formada a principios de los 2000, la banda era solo un juego entre un grupo de amigos que se divertían haciendo música juntos.
- “Éramos los chicos gruñones que no sabían cómo divertirse y luego empezamos Datarock casi como una broma, porque no éramos muy alegres, y luego hicimos algo que se suponía estaba lleno de humor y entretenimiento”.
Su álbum debut, Datarock Datarock (2005), no solo les trajo el reconocimiento de la prensa especializada que lo ubicó dentro de lo mejor del año, sino que una inesperada popularidad mainstream que de a poco los tuvo sonorizando con sus pegajosas melodías comerciales, videojuegos y hasta series de televisión (razón por la cual es una de esas bandas que tal vez no conozcan de nombre, pero que definitivamente han escuchado en alguna parte). Influenciados principalmente por la cultura pop ochentera, Datarock no ha escatimado en elogios para la santísima trinidad que inspira su sonido: el vanguardismo de Talking Heads, la actitud de DEVO y el rock bailable de Happy Mondays. Sus presentaciones en vivo, donde lucen sus distintivos buzos rojos, son de una energía envidiable. El tipo de música que nació para ser tocada en festivales.
Pero en 20 años de no tomarse nada demasiado en serio, muchas cosas han pasado. En 2018 lanzaron Face The Brutality, un álbum que pese a contener todos los elementos que han hecho de Datarock una banda ecléctica desde sus comienzos (está plagado de temas bailables) parece ser una vuelta de tuerca sombría a su distintivo sonido.
Face the brutality and harshness
- “Siempre ha sido muy natural en nosotros tener algo de oscuridad y abrazar el lado oscuro de la vida. Quiero decir, nosotros venimos de una ciudad conocida por el Black Metal”, nos cuenta Saroea a través del teléfono, mientras da un paseo bajo la lluviosa ciudad que los vio nacer, “Pero Datarock era nuestra oportunidad para no ser serios, era nuestro Prozac”.
Y lo siguió siendo por muchos años hasta que la vida se encargó de ponerlos al corriente:
- “La gente se casa, la gente se divorcia, la gente pasa por experiencias que le cambian la vida. Sin entrar en detalles nosotros también estuvimos afiliados a momentos muy difíciles. Se volvió cada vez más difícil para nosotros ser una banda feliz”.
Para Saroea, hacer Face The Brutality fue una forma de trabajar a través de la brutalidad y enfrentarla, esperando que al hacerlo pudieran encontrar ese Prozac de nuevo. Pero incluso superando los demonios personales que atormentaban a la banda, nada podía prepararlos (ni a nadie) para los embates que traía el fin de la década. Y no solo la llegada del covid-19 se cuenta en la historia reciente de los desafíos que hemos atravesado como sociedad, también hablamos del resurgimiento de movimientos totalitarios o supremacistas y la inesperada elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
- “Nunca hemos visto un personaje como ese individuo, jamás” señala.
Ad portas de una posible reelección, los medios noruegos no hablan de otra cosa y eso ha tenido repercusiones directas en la banda.
- “Estamos encerrados en Noruega, escribiendo canciones y terminamos escribiendo un nuevo single básicamente influenciados por todo lo que está pasando en norteamérica, o específicamente los Estados Unidos de América. Pero ambas canciones, a pesar de que somos noruegos viviendo en Europa, básicamente ambas canciones están de alguna manera conectadas a las elecciones de Estados Unidos. ¡Y es tan absurdo que estemos tan emocionalmente involucrados en eso! El primer single que liberamos ahora se llama "Digital Life", esa canción es básicamente sobre el sistema de compañías que ayudaron primero al Brexit y luego a las elecciones en EE.UU., y luego la otra canción que se llama "Tick Tock", una canción que liberamos el 28 de octubre y es básicamente un llanto de nosotros para todos en los Estados Unidos para que por favor voten. Es tan raro, somos una banda noruega, escribíamos canciones como “Computer Camp Love” y “I Used to Dance with my Daddy”, todo muy divertido y luego ambos de nuestros nuevos singles son básicamente nosotros afectados emocionalmente por las elecciones en Estados Unidos incluso a pesar de que estemos parados en el medio de una pandemia”.
En este contexto, es difícil que la música de Datarock no se haya vuelto más desesperanzada, aunque él insiste, no es la música la que se ha vuelto más oscura, sino que más bien sus letras. En estos últimos años entre el lanzamiento de EPs y singles pareciera que la banda alcanzó un equilibrio entre ambos mundos, algo que Saroea espera no dure mucho.
- “Es muy loco como el mundo funciona ahora. Es tan fácil como algunas compañías hacen juegos mentales con las mentes de la gente, tan fácil como manipular un país completo. Es tan desconcertante, aterrador y molesto y es casi imposible no verse emocionalmente afectado por ello. Pero me gustaría que no estuviera ahí, me gustaría enfocarme en algo no tan severo y triste y deprimente y terrible. Entonces es un balance perfecto por el momento, pero realmente espero que lleguemos a un mejor lugar para que podamos divertirnos de nuevo”
El presente y el futuro
Con el mundo cambiando y Datarock cambiando con él, queda preguntarse qué depara para adelante la música y el sistema en el que esta se mueve. Para Fredrik, los últimos años han demostrado que el mercado ha cambiado para mejor y para peor.
- “Hay una situación muy divertida con la artista noruega Girl in Red, ella es una adolescente grabando un álbum en su living en casa viviendo con sus papás y luego Billie Eilish dice que le encanta y entonces esta adolescente que vive con sus papás en algún lugar de Noruega se vuelve una artista internacional, solo porque Billie le dio la oportunidad para encontrar una audiencia en el mundo. Y a propósito de Billie Eilish creo que es realmente fascinante como ella repite que una de sus inspiraciones es Aurora, que es otra artista joven de Bergen, donde nosotros vivimos, entonces creo que lo importante es qué tan global, qué tan accesible se ha vuelto el mundo gracias a la distribución digital (…) Pero al mismo tiempo hemos visto básicamente la muerte del álbum en el consumo masivo y fácil accesibilidad de la música, porque la gente no tiene tiempo para escuchar un trabajo completo. Por el lado bueno el mundo se ha vuelto accesible para todos, pero por el lado malo se ha vuelto cada vez más difícil que nunca tener una audiencia”.
Su paso por Chile
Con una reputación por sus constantes tours y viajes por el mundo, sería extraño que no contáramos con al menos una visita de los noruegos por nuestro país. En efecto, Datarock se presentó el 2011 en el primer Lollapalooza que se realizó en Chile.
- “Cuando tocamos en el Lollapalooza nos tocó un escenario cerrado (se refiere al Tech Stage del Teatro la Cúpula) y salimos a ver si alguien había venido al concierto y vimos lo más absurdo que he visto en mi vida: un montón de guardias de seguridad en las puertas porque llegó tanta gente que estuvieron a punto de hacer que se cayera el escenario”.
Hace unos años, recuerda Fredrik, conoció a un santiaguino que lo recriminó por el valor de la entrada para verlos en el Lollapalooza, algo de lo que él no estaba consciente.
“Nosotros crecimos con bandas como Fugazi, y ellos tenían una regla cuando hacían shows y era que el costo de la entrada nunca debería ser más alta que el sueldo mínimo de una hora de trabajo. A nosotros nos gustaba tocar en clubs o lugares donde sabíamos que todos podían pagar y aunque es un recuerdo fantástico el del Lollapalooza (incluso hicimos un video con ese show, el de California) me sentí un poco mal porque no quiero alienar a nadie por el precio de una entrada para un concierto de Datarock”.
Este es el tipo de integridad que, pese a los años, mantiene intacto el espíritu de Datarock. Siguen siendo una banda pequeña, artesanal, que improvisa sonidos e instrumentos bajo el alero de un sello discográfico local y propio. Los mismos que no esconden sus múltiples referencias a las cosas que admiran en sus canciones y que hoy solo buscan reencontrarse con la música, como una droga que te rescata incluso en los momentos más oscuros.