Con una presentación de poco más de hora y media la banda de Adam Levine dejó todo en el escenario. Sabiendo que tenían que cumplir no solo con el público que asistió al Estadio Bicentenario. Con harto nervio, pero con igual entrega, Maroon 5 logró hacer una expiación de sus pecados cometidos la noche anterior en Viña 2020.
Por Valentina Morales
Con 30 minutos de retraso y ante un público que ya estaba impacientándose, y no es menor, los fantasmas de la noche anterior se encontraban muy presentes, Maroon 5 subió al escenario del Estadio Bicentenario de La Florida a cumplir una deuda que tenían, a esta altura no solo con el público chileno, si no que con la comunidad musical internacional completa.
Adam Levine y compañía comenzaron la fiesta con “This Love”, su clásico del álbum debut, Songs About Jane, donde el frontman se lució sin problemas. Y quizás esa fue la tónica durante toda la noche, Adam Levine paseándose por el pasillo central del escenario con un desplante y carisma necesario en el líder de una banda, pero sin mayor presencia por parte del resto de la banda.
Salvo por James Valentine, quizás uno de los guitarristas menos apreciados y más talentosos de los últimos tiempos, las luces sólo iluminaron a Levine. El resto, eran la back up band. Es casi como si a estas alturas Maroon 5 fuera la banda del artista en solitario Adam Levine, que tiene el apoyo de buenos músicos, que casualmente son sus amigos y ex compañeros de colegio. Sin embargo lograron hacer un un despliegue musical más que necesario, como una columna vertebral, porque si bien el falsete de Levine, que lo saca relucir cada vez que puede, es un toque funk necesario, son la banda, los músicos, son Jesse Carmichael, Mickey Madden, Matt Flynn, P.J. Morton, Sam Farrar y James Valentine, los que aportan con la virtuosidad musical. Como un apoyo intenso y más que necesario, donde los toques funks no solo aparecen de vez en cuando, si no que son parte de la esencia de estos músicos. Es una pena que la banda se viera eclipsada por el magnetismo de su cantante principal, quien se esforzó con su español agringado para expresar: “Esta noche estamos acá para cantar bailar y celebrar juntos, los queremos”.
Es inevitable pensar en que los comentarios, las críticas, los memes y la presión social internacional mellaron en el ego de los norteamericanos. Durante todo el show intentaron demostrar su cariño y respeto por el público chileno, especialmente Levine. Desde sus intentos por hablar en español, por lucirse vocal y musicalmente, por conectar con la gente, cantarles directamente, mirándolos a los ojos, para que todo lo que se expresaba verbalmente se sintiera.
Con un setlist que incluyó algunos de sus éxitos como “Sunday Morning”, “Moves Like Jagger”, “Sugar” y “She Will Beloved”, el Bicentenario de La Florida se transformó en un gran karaoke.
Una de las notas bajas de la noche, en un show que quizás es lo más fuerte que han presentado los norteamericanos en un largo tiempo, ciertamente más fuerte que lo que presentaron el jueves en Viña del Mar, fue el uso de gráficas. Completamente innecesarias, donde no aportaban en lo más mínimo, con una estética que pareciera que pertenecieran a otra banda, fue quizás un gran desperdicio de pantalla que pudo ser utilizado de manera más óptima. Por otra parte es triste pensar que el show del Bicentenario pudo ser el show que Maroon 5 iba a presentar en la Quinta Vergara. Porque el show de este viernes fue un Maroon 5 completamente distinto, entregado, que incluso quiso entregar detalles cariñosos, como la mini versión de “Lost Stars” que Levine compuso e interpretó en la película Begin Again.
Con un cierre redondo en la interpretación, acompañada con fervor de parte del público, de "Girls Like You" y una frase que cerró el concierto de manera absoluta por parte de Adam Levine: “This is the Best one so far and we love you”, “Este es el mejor (concierto) hasta ahora y los amamos”.