Los argentinos se apoderaron de la noche del viernes con su debut en tierras nacionales. Con una puesta en escena sencilla, los exponentes de la psicodelia y el rock desértico crearon un ambiente único en el clásico salón del barrio Bellavista, mientras presentaban los mejores temas de sus últimos tres discos.
Por: Joaquín Reyes
Foto: Luis Marchant
El evento (muy) nocturno comenzó con la banda nacional The Ganjas a las 22:00, un show de una hora con la precisa mezcla de temas de época y nuevos. El stoner rock chileno fue un destacado punto de partida para lo que vendría más adelante. En el set también participó Gabriel Torres, percusionista de la banda argentina, quien se unió con su típico pandero en una de las canciones de cierre. Esta amistad entre las dos bandas se mostró más tarde durante la velada y será algo para tener en cuenta en el futuro, cuando los de Buenos Aires hagan el lanzamiento oficial de su último disco en su país, ya que The Ganjas nuevamente será el artista invitado.
La velada principal comenzó con la primera canción del primer LP de Winona Riders. La distorsión del riff de "Abstinencia" se hizo presente cerca de la medianoche, y el público lo gritó con una energía que no reflejaba la actitud de cansancio que podría esperarse en un viernes posterior a una semana laboral. Ariel Mirabal, con su clásica guitarra Teardrop blanca y su actitud britpopera, provocó los primeros bailes de la noche con sus gritos, respaldados por una potente batería, mientras Gabriel bailaba como si estuviera poseído por una fuerza mayor mientras golpeaba el pandero. "¿Qué voy a hacer con toda esta abstinencia?" resonaba antes de que las guitarras de Ariel y Ricardo Morales hicieran sinergia para cerrar el primer tema de la noche. El baile en busca del éxtasis musical continuó con "D.I.E. (Dance in Éxtasis)". No había que pensar demasiado, solo disfrutar de los afilados acordes y el cascabel incesante en los espacios sin voz.
El concierto siguió con una seguidilla de canciones del segundo trabajo de la banda, Dorado y Púrpura. Con una puesta en escena bastante simple, los integrantes, con sus rostros cubiertos por el largo de sus cabelleras y en una posición estática, tocaban de manera virtuosa sus instrumentos. Los sonidos más cercanos al Madchester y al rock desértico comenzaron a surgir. Las únicas luces que aparecían durante el evento eran rojas o naranjas, lo que, junto al humo, hacía parecer que el concierto realmente estaba ocurriendo en la arena de una carretera perdida en el desierto. La simpleza de la producción, la poca interacción con el público y el horario nocturno, daban la sensación de estar presenciando un show "underground" auténtico.
Las canciones más electrónicas de su último disco también brillaron esa noche. "Hondart", "Sácate el cuero" y "Fiesta en el ascensor" sonaron como un cañón y crearon un ambiente más pausado en las primeras dos canciones. El último tema fue simplemente para disfrutar del pegajoso riff que lo caracteriza. En esta sección del espectáculo, también se produjo un guiño al acorde inicial de "Cigarettes & Alcohol" de Oasis, una breve pausa en la psicodelia para jugar un rato con el público y entre los mismos integrantes de la banda.
El cierre del concierto comenzó con la segunda parte del crossover que ocurrió durante el show de The Ganjas. La banda chilena, armada con panderos, fue partícipe de un cover de la canción emblemática de la banda nacional "Rock de la Ganja". Compartiendo micrófono con los argentinos, la sensación de compañerismo y alianza entre bandas de distintas generaciones se sintió muy genuina. Una amistad que cruza la cordillera y que seguirá vigente cuando Winona Riders presente su disco en Argentina el próximo mes.
El cierre estuvo marcado por uno de los mejores temas de la banda. El bajo de Santiago Vidiri se hizo más presente que nunca en el explosivo inicio de "Dopamina". El público alcanzó el mayor nivel de euforia entre saltos y bailes, mientras Ariel bailaba con su guitarra y Gabriel se dejaba llevar nuevamente, como un ser de otro planeta, con su instrumento de percusión favorito. La batería sonó con autoridad y la distorsión fue protagonista. La versión extendida de la canción dejó al público expectante por el golpe final en el cierre del tema. El repentino corte de la canción fue perfecto, similar al de la versión de estudio. Con un "encore" sorpresa (no estaba en el setlist), la banda cerró su presentación en Metrónomo tocando "Bailando al compás de las armas enemigas", que incluyó el cencerro fundamental, y luego "Joel", con su estilo más noventero, encargándose de finalizar las dos horas de concierto.
El debut de Winona Riders en Chile fue un gran espectáculo, destacando el virtuosismo de los integrantes de la banda, la explosividad de sus canciones y una sensación muy pura de show digno del underground. Ojalá puedan seguir ganando adeptos en el país para que vuelvan pronto a hacerse reyes de las madrugadas santiaguinas.
Galería fotográfica por Luis Marchant
THE GANJAS
WINONA RIDERS