Los ídolos del metal moderno se presentaron por quinta vez en nuestro país el pasado martes 23 de noviembre. Furia vocal y virtuosismo instrumental fueron los protagonistas de una noche memorable en el Teatro Caupolicán.
Por: Joaquín Reyes
Foto: Nelson Galaz
CHANCES
El compromiso del fan chileno con el metal extremo ayudó a que Chances, la banda nacional encargada de la apertura de la jornada, tuviera un abultado público en su presentación. Destacando la potente voz de la nueva vocalista, Tam Rivas, y unas líneas de guitarras que mezclan metalcore con post-hardcore, la agrupación dio en 25 minutos un buen espectáculo para calentar motores, mentalizarse y elongar los músculos para lo que venía después.
El retorno de Meshuggah
La previa del plato fuerte de la noche no estuvo sin sus particularidades memorables. Canciones ochenteras sonaron en los parlantes del teatro mientras la cancha se terminaba de llenar. “The Time of My Life”, “I Want to Know What Love Is” y “Careless Whisper” hicieron gritar a los más metaleros, mientras algunos fans sacaban su lado caótico al intentar bajar desde platea baja a la zona de cancha.
El cierre repentino del tema de George Michael, junto con el corte de las luces, significó el comienzo de una velada épica. Los suecos salieron con “Broken Cog” del último disco, Immutable. Curiosamente, este fue el tema más lento de la jornada, que sirvió como una forma de acumular energía en el público para las canciones que se escucharían después. La velocidad apareció a continuación con la brutalidad de “Rational Gaze” y el continuo golpe a los platillos de Tomas Haake.
La puesta en escena de la banda es espectacular. La producción en iluminación y los gigantes carteles que rodean el escenario hicieron ver al Caupolicán más grande de lo que de verdad es. La cortina gigante con el dibujo de tres calaveras no tenía color fijo, ya que las luces se encargaban de pintar el cuadro con sus constantes cambios de espectro. El dress code de todos fue completamente negro, solamente brillando la palabra “Chile” en la polera del vocalista Jens Kidman. Ninguno de los integrantes se movió de su posición designada mientras deleitaban con riffs crudos y monótonos. El show de luces se encargó de hacer actor principal a Fredrik Thordendal cuando le tocaba realizar solos de guitarra con una precisión de libro, como lo fue “Humiliative”. Kidman tenía una postura fija, apoyando una pierna en un parlante, mientras gritaba con desgarro las letras de temas del último disco “God He Sees in Mirrors” y “Kaleidoscope”. Cuando la voz no tenía un rol protagónico, él era el primero arengando al público, pidiendo movimiento constante para mantener el ambiente energético.
La jornada estuvo marcada por una dominancia de temas de la faceta más moderna de los suecos, salvo por la que cerraron la previa al encore, el espectacular “Future Breed Machine” del Destroy Erase Improve de 1995. Los cambios de ritmo, la facilidad con la que lo rápido pasa a lento y viceversa, y la intensidad de los riffs, la batería y los gritos vocales funcionaron de manera brillante para dar comienzo al cierre del show.
Los mejores mosh de la noche se vivieron en el encore. Luego de felicitar al público chileno por no decepcionarlo con la velada, la banda comenzó la última parte del evento con el eterno clásico que es “Bleed”, con un sonido impecable. En el público se vieron saltos que duraron 7 minutos, la canción siendo coreada en su totalidad y hasta algunos simulando tener una guitarra eléctrica en las manos. “Demiurge” se encargó de generar el círculo más grande, donde en toda la canción la cancha se dividió en dos mitades: los que coreaban desde la mitad hacia adelante y los de atrás que no dejaban de dar vueltas en éxtasis por el retorno de los históricos. Excelente manera de terminar.
El retorno de Meshuggah a Chile fue un éxito total, el público liberó toda la energía que tenía acumulada luego de los 5 años sin ver a unas leyendas del género metal y djent, y la banda agradeció esto dando un espectáculo de jerarquía y lleno de talento nato. Solamente esperar que el próximo retorno de la banda a nuestro país sea más pronto que tarde.
Fotos por Nelson Galaz