El último trabajo de estudio del rapero argentino es por lejos la cara más pesada de una meteórica carrera que sigue sorprendiendo a la región. La mezcla exquisita del rap electrónico al que nos tiene acostumbrados con una capa de guitarras distorsionadas dignas de un álbum de rock son el ingrediente perfecto para adornar una redonda tercera placa discográfica que no ha dejado a nadie indiferente.
Por José Tomás Prado
La explosión de Caravana (2019) y Oscuro Extasis (2021) le enseñó a la escena argentina y latinoamericana que Valentín Oliva no es solo un multicampeón del freestyle, sino también un gran músico y compositor. Parte de este éxito ha recaído en un cuidado sonido que ha sabido diferenciarse de sus pares de la música urbana, donde la tónica del rap/trap es la excusa perfecta para retomar sonidos que fueron parte de la formación musical del rapero.
Liricas cargadas de vivencias, sinceridad y cargadas críticas sociales, Wos ha asumido indirectamente un rol importante en la reconstrucción del sonido del famoso rock nacional, el mismo que desde los setentas ha deslumbrado a la región. De esta manera, no es difícil entender las colaboraciones que han marcado el camino para Descartable; desde íconos como Ricardo Mollo (Divididos/Sumo) en "CULPA", hasta CA7RIEL en "NIÑO GORDO FLACO".
De esta manera, este tercer trabajo se nutre de la experiencia tanto en estudio como en vivo para mostrar la que es por lejos la cara más rockera, electrónica y sensible de la joven carrera del argentino. "NUEVAS COORDENADAS" nos sumergen de lleno en la lírica sincera de Valentín en un track directo al grano, donde la atmósfera electrónica se mezcla de manera perfecta con un beat de batería que da el tono perfecto para introducir quizás uno de los puntos más altos del disco: "DESCARTABLE". Bajo un ritmo frenético adornado por guitarras eléctricas y versos gritados, el argentino hace alusión a sus propias inseguridades para cerrar con broche de oro un track clavado para corear en un estadio.
"7/8" es la explosión de la energía rock ya mencionada, donde además aprovechar la distorsión de instrumentos eléctricos, nos envuelven pasajes con ritmos andinos como hizo alguna vez Soda Stereo. El punto aparte llega con la inclusión del Indio Solari en "QUEMARÁS", en lo que parece ser un sueño cumplido para Valentín tras las diversas alusiones al trabajo de Solari con "Los Redondos" en sus trabajos anteriores. Considerando además lo alejado que está el Indio de la música, esta colaboración tiene mucho más peso aún y termina de cerrar un círculo perfecto en recién el cuarto track del álbum.
Inmediatamente después llega el turno de la sangre nueva con la inclusión de Dillom en "CABEZAS CROMADAS". Figura fundamental de la renovación de la escena argentina, y ahora también del rock nacional gracias a su último álbum: "Por Cesárea".
El poder lírico de Valentín juega con total soltura en las más de 12 canciones que componen este tercer álbum. Desde planteamientos más pop como "MORFEO", hasta derechamente rockear en estupendos cortes como "LA COCHERÍA", el poder de la propuesta del argentino parece vacilar sin problemas entre géneros complementarios y ha demostrado convencer desde los fanáticos más acérrimos hasta los oyentes casuales del rock y el trap que han marcado a la escena argentina de los últimos años.