El músico argentino residente en Alemania publicó un disco de diez canciones compuestas en una noche y editado por el sello TuVieja Records.
Sumergido en una semana oscura de temperaturas bajo cero en Berlín, el músico y compositor Chucky Limón sintió la necesidad imperiosa de escribir. Así, en una de esas noches profundas, nacieron las diez canciones que forman parte de El disco rayado, nuevo álbum de un artista inquieto que combina el rock argentino de antaño con guiños punk y aires clásicos, mientras reflexiona sobre lo cíclico del tiempo.
Con la participación de múltiples músicos emergentes de la capital alemana, Chucky Limón vuelve a cantar en español en su vigésima sexta entrega. De la mano de esta intensa trayectoria discográfica, el prolífico compositor de solo treinta y seis años reconoce su necesidad vital por crear y traduce estos sentimientos de manera refrescante en su nueva placa:
- “Después de 25 discos uno se pregunta si no es tiempo de hacer otra cosa. La pérdida de un disco rígido destruyó 4 álbumes que grabé en 2020, y tardé en volver a motivarme. El disco rayado me hizo dar cuenta que hacer música me mantiene vivo. Si no estoy en proceso creativo, entro en estado de autodestrucción”, cuenta Chucky, y añade: “Este nuevo disco habla de una idea no lineal del tiempo, de que puede ser cíclico, en loop, y hasta se puede inventar el orden. Lo crees, lo creas. La pandemia cambió mucho todo; el propósito de las cosas, la realidad misma. Ahí nació el concepto, de las situaciones que se repiten, de caer en la misma piedra, del hecho de que nos contradecimos todo el tiempo, y que pasarse de la raya es parte de nuestra naturaleza”.
Grabado y producido por Chucky Limón en el barrio de Kreuzberg, en marzo de este año, El disco rayado es tan clásico como transgresor.
- “No estamos yendo a ningún lado, tenés que acostumbrarte”, canta en la frase inaugural del álbum como anticipando lo que vendrá, una rueda cancionera llena de energía en la que explora sus verdades y su universo interior, sin una meta más que el disfrute y el alivio que le da hacer canciones: “El propósito de hacer música no es el éxito comercial ni mucho menos la fama. Me siento más identificado con la idea de que hacer música es pintar un cuadro, sin pensar si se va a vender, pero con la idea de que alguien pueda llegar a disfrutarlo como yo he disfrutado la música de otros. Creo en la música como un medio de comunicación fundamental que puede romper barreras de tiempo y espacio. El motor que me lleva a hacer música viene por ahí”.