Una obra asentada en el efecto melancólico y esperanzador de su propuesta, con evidentes y bien ejecutadas influencias de tendencias math-rock, black-gaze y minimalismo.
Androginato, el colectivo artístico chileno enmarcado en los estilos artísticos post-rock, minimalismo y noise, suma su quinto disco publicado llamado No Lugar.
Se conformaron el año 2016 y desde entonces, no han parado de producir música. Lo suyo es genuino y orgánico y desde ahí han podido componer y publicar una interesante discografía, en la cual destacan discos como “III. Géminis: El suicidio de las nubes”, con formato electrónico, basado en el uso de sintetizadores y teclados, y “Aries: El marchitar de las memorias” con formato banda, contrabajo, guitarra eléctrica, teclado y batería. Y su tercero, que consiste en la musicalización de la obra de teatro “BAAAM”, un trabajo destacado y multidisciplinar que reunió actrices, actores, visualistas, iluminadores y músicos.
No Lugar es su quinta obra y ofrece un camino distinto, pero siempre asentado en la terrenalidad. Un transitar riguroso desde el post rock que explora los conceptos de "no lugar" y hauntología, a través de la influencia de tendencias como el math-rock, black-gaze y minimalismo. Un trabajo minucioso que incluye elementos de la cultura latinoamericana como fenómeno local y lo hipertecnológico como fenómeno global, materializándose en una obra audiovisual que reúne música, literatura y elementos visuales de estos dos fenómenos.
- "Consideramos No Lugar como una obra que busca soluciones ante el problema de la hiperinformación al que estamos sometidos como sociedad, cuya vida está cada vez más enraizada en espacios sin identidad, de circulación acelerada, donde los seres humanos transitamos anónimamente", explica Androginato.
Un álbum que, junto al anterior No Signal, conforman las primeras publicaciones como colectivo, realizados dentro del marco del Artifica la UC 2019 y 2021, y que consigue provocar melancolía y esperanza a la vez, utilizando las palabras como vehículo para transportarnos a la objetividad y la subjetividad de sus significados, una mezcla entre canción, poesía y discursos que coinciden musicalmente.