Ya se encuentra disponible en plataformas digitales, la nueva composición de Christiane titulada “El Frío”. Una nueva canción que sigue construyendo su primer trabajo discográfico de estudio, con sonidos desprejuiciados y ecléctica propuesta audiovisual.
Grabado en la casa de la cantautora en junio de este 2021, también da cuenta de la vieja filosofía indie “hazlo tú mimo”, desde donde Christiane desarrolla su proceso musical sin mayores aspavientos, junto a su amiga, la artista nacional Fakuta, quien se encargó de la producción de este tercer track.
El Frío sigue el misterio, anacrónico sobre un sobrecogedor espíritu de libertad y fragilidad sonora que hace guiños pop, de la mano de una cristalina poética naif.
- “Fue bien intuitivo, compuesto y grabado en el piano de mi bisabuela, en el que no todas las teclas suenan y hay que trasponer porque no se puede afinar en 440. Me encanta eso porque es un piano que te obliga a arreglártelas con muy poco, a mantenerte en acordes sencillos pero me encanta su sonido y eso es lo que quería aprovechar”, explica Christiane .
Así, esta nueva obra transcurre ambiental, al son de secuencias electrónicas, guitarras, piano y percusiones que llevan el beat de luminosa melancolía:
- “Las notas bajas y oscuras de la guitarra eléctrica, dan una sensación de estar en el desierto y van marcando un caminar, sumado a la inmensidad en la que te envuelve el reverb, es como caminar en soledad. Como lo dice la letra, en soledad buscando un encuentro, que es confuso porque sabes que no te llevará a ninguna parte o que no funciona, pero lo quieres igual, no te rindes y estás en ese loop. Y la canción en sí es un loop, porque son cuatro estrofas iguales en que van variando las texturas, que te llevan por distintas emociones”.
Con un videoclip grabado y dirigió por la artista visual, Rosario Cobo, Christiane abre una nueva ventana de experimentación y trasciende por un camino original que la lleva a través de senderos que alguna vez tomaron bastiones de indie latinoamericano, y que hoy, como en un relevo, florece como herencia para continuar por las “sensaciones inquietantes de aparecer y volver a aparecer, y caminar de un lado a otro”.