Carlos Cabezas en el Teatro Municipal: Continental

El veterano músico celebró 40 años de trayectoria en el Teatro Municipal junto a amigos musicales y familia. “Mil Cabezas” condensó su largo recorrido como referente e ícono vivo de la musica chilena y puso en valor la relevancia de los homenajes y las celebraciones.

Por: Matías Muñoz

Fotos por Ignacio Orrego

Hablar de Carlos Cabezas no es sólo remontarse al rol de Electrodomésticos en la música chilena. Cabezas es una figura central, maciza y continental; una porción gigantesca de historia. Como bien adelantaba en la sinopsis de su show en el Teatro Municipal, se trata de pensar en plural, compartir, aprender y enseñar. “Mil Cabezas” forma parte de la celebración de sus 40 años de trayectoria, décadas en las que su voz e imagen han servido de referencia para toda una escena, nutriendo una escena musical que a veces carece de referentes vivos.

Con la compañía de un Teatro Municipal lleno, Cabezas aparece entre las butacas para sentarse y tomar posesión de una especie de centro de control por donde pasaría toda una historia, quizás recuerdos de su antiguo trabajo como controlador aéreo, pero que también es parte de una memoria colectiva. Entre modulaciones, perillas, pantallas y transistores viajan sonidos ambiente, pájaros, sonidos que recuerdan y dicen Chile. Y qué coincidencia que la celebración de una larga trayectoria en vivo suceda un 18 de octubre.

En compañía de la Banda del dolor, Cabezas toma su guitarra y se une con “Bailando en silencio”, “Lo mejor de ti” y “El viaje” de entrada, que suenan fuerte y claro entre el respetuoso silencio del teatro. A estas alturas, la leyenda está sobre el escenario y su regalo, que no son el carisma ni las palabras, son las canciones. Tímido y en silencio, pasaban las canciones y también los invitados. Tilo González, Cuti Aste y Francisco Molina se unieron a la banda para acompañar a Cabezas en lo que sería la primera parte de un completo show que repasaría su figura y sus proyectos.

Pasando entre varios estilos, la potencia de la Banda del dolor donde destacó Edita Rojas, compañera de varios años de Cabezas en la batería, para dar paso al cierre de un primer acto que entre viento blanco y un fuerte soplo polar introducía a Angelo Pierattini en lo que sería la sección dedicada a Cordillera, el proyecto del dúo. “El Adiós”, “Nieve” y “Ruido” formaron parte del set donde todos de blanco se acompañaron con Felipe Salas en batería, Pablo Jara, Tomás Pérez y Diego Peralta, completando uno de los momentos más emotivos de la noche.

Además de cantar junto a su hija, Cabezas se dio el espacio de versionar boleros junto a Amparo Noguera en la voz, Camilo Salinas en el piano y Fernando Julio en el contrabajo. De allí en adelante el show culminaría con una etapa dedicada a Electrodomésticos. “Viva Chile”, “Ligerezza”, “El Calor” sonarían bajo la atenta escucha del público mientras pasaba Camila Moreno como otra de las artistas invitadas hasta Claudio Valenzuela hacia el final y “El frío misterio”, que cerró la noche.

Carlos Cabezas sobre el escenario es testimonio vivo de una leyenda y una figura de profundo respeto. Su imagen, monolítica pero frágil, es como la de un continente, una porción de territorio vivo más grande que una macizo o una cordillera. Su legado, bien aprovechado, versionado y querido en vivo demuestra que es posible aún mantener tradiciones y mirar un poquito más hacia adentro sobre las figuras fundamentales de la música popular.