El pasado 14 de Junio Moby sorprendió a sus fans con el lanzamiento de su vigesimosegundo álbum de estudio, always centered at night. La entrega cuenta con varias colaboraciones, entre ellas serpentwithfeet, Lady Blackbird y Benjamin Zephaniah, quienes aparecen en los primeros tres tracks. Para este lanzamiento Moby apuesta por mezclar trece canciones con diferentes aura, amalgamando estilos desde la electrónica más pura de club a ciertos elementos tomados de la música tropical.
En “On Air” vemos como el artista combina su piano con baterías y aplausos que acompañan y dan una vibra gospel a la canción, todo potenciado con la colaboración con serpentwithfeet, repitiéndose la frase a lo largo del tema “Its been a minute since I’ve seen you smile”. Da la impresión que la canción habla de un amor que se encuentra conflictuado, pero en donde el emisor mantiene la fe de salir adelante de ello. Mediante un aura tecno con baterías de un estilo más bien tropicales, “Dark Days” emerge como una canción que nos recuerda al Moby del disco “18” (2002), en especial relación con temas como “In This World” e “In My Heart”. De la mano de Lady Blackbird, el artista explora sonidos vinculados a la electrónica sin perder esa vibra tropical que caracteriza al tema.
“Where Is Your Pride?” Es una canción que nos transporta al Moby de la electrónica influenciada por las raves y por artistas de aquella escena de fines de los 2000s. La canción se desglosa en diferentes preguntas que propone su interlocutor, tales como: “where is your childhood? / where is your tomorrow?”, ejecutándose la idea de ser una canción que se asocia al estar en el aquí y ahora de la mano de preguntas que muchas veces nos hacemos en nuestro día a día. “Transit” nos gesta la percepción de ser un pop espacial, debido a la voz y a la batería amplificada que presenta en todo momento la canción. Las cuerdas le dan el sentido a como si fuese un pop barroco jugando con lo etéreo que presta la voz a la canción, dando incluso la percepción de que Moby busca jugar con tintes de Trip Hop, aquel género popularizado por Massive Attack.
Con melodías vinculadas al dance entra en escena “Wild Flame”. Con Danae, Moby gesta un tema que se mueve de la mano de un bajo que no pierde espacio en ningún minuto, junto a la característica guitarra que se involucra a momentos mientras la canción va ascendiendo en ritmo guiada por la voz de la cantante. “Precious Mind” junto a India Carney no pierde la vibra ambient de la cual nos tiene acostumbrados Moby, con matices de sonidos espaciales. Es una canción tranquila que mientras la vas escuchando se le van adicionando mayores texturas y pliegues sonoros a su estructura. Junto a un techno vocalizado, Moby nos adentra en “Should Sleep” junto a J.P Bimeni. Aquí mediante las líneas “If you ever under fire / I want you to know that I’m here for help baby” la canción va ascendiendo en ritmos y melodías de instrumentos que se van uniendo a la canción.
“Feelings Come Undone” posee un ánimo pop jugando con una flauta que mueve la canción dentro de sus coordenadas. Las baterías dicen presente, con un aura que no deja de ser de club nocturno, algo a lo cual nos tiene acostumbrados el músico estadounidense. La canción se desarrolla con delicados pianos, y Raquel Rodriguez expone que sus sentimientos se deshacen al igual que la canción con su final caracterizado por la flauta. “Medusa” aparece como una canción que levanta el espíritu del disco con sus baterías energéticas de la mano del acompañamiento vocal de Aynzli Jones, en una especie de rap que a momentos marca uno de los puntos altos del álbum. Los sintetizadores se encuentran presentes en esta pieza, embelleciendo su ánimo, coloreándola y entregando un sustrato único al track. Volvemos a algo más calmado con “We’re Going Wrong” de la mano de las vocales de Brie O’Banion. Esta pista emerge como un registro calmo, reflexivo debido a su instrumental más vinculado a lo ambiental en donde la voz aporta el componente clave. La voz tiene un toque espacial, lo que al mismo tiempo lo otorga las cuerdas de la pista, declarando en las líricas algo vinculado al presente y tomar autoconciencia de nosotros mismos.
“Fall Back” emerge como una pista que juega con los límites de la música Chill, estableciendo este contacto por medio de la batería y de las percusiones, que van sonando a lo largo de la canción. Akemi Fox protagoniza esta entrega, otorgando un toque angelical y tranquilo a lo largo de la canción. De la mano de una guitarra pegajosa en su instrumentación y de la voz con eco de Choklate, “Sweet Moon” es una pista tranquila, que juega con los instrumentos que se van sumando a la orquestación en su proseguir. Vemos como Moby nos entrega un riff de guitarra exquisito y clásico de aquel rock de los 2000s, armonizando a la perfección con baterías más vinculado a lo Lo-Fi y a la música Chill. “Ache For” aparece como un registro que busca entregar su mensaje de la mano de la simpleza del piano y la voz. Remembranza jazz debido a la calidez del piano, y el apoyo de José James en donde Moby busca transmitir que es capaz de componer piezas así de sencillas y coloridas en su estructura. La voz es quien comanda la prosecución de la música, entregando una tranquilidad infinita que cierra el disco con un broche de oro.
Como es de esperar, Moby nos vuelve a entregar un trabajo que expone su calidad de músico en toda su magnitud, no solo por el empeño y uso de variedad de instrumentos, sino también por su musicalidad y plasticidad al minuto de jugar e interactuar con diferentes géneros y estilos al momento de componer. Este es un trabajo que nos deja deseando más del nativo de Harlem, y por qué no un disco al estilo del último track, que representa un cierre calmado, cálido e inclusive orgánico en su instrumentación.