Guitarras estruendosas, ritmos lascivos y grandes colaboraciones caracterizan la nueva entrega de Annie Clark.
Por Nelson Vega
El pasado 26 de abril salió a la venta el séptimo álbum de St. Vincent, “All Born Screaming”. Este último larga duración cuenta con la colaboración de Josh Freese, Dave Grohl, Mark Guiliana, Cate Le Bon, Justin Meldal-Johnsen, Stella Mogzawa y David Ralicke. De principio a fin es posible oír el fuerte componente que poseen los ritmos y las baterías de este álbum, adicionado a las voces eróticas y en ocasiones salvajes empleadas por la multi-instrumentista americana.
En esta entrega uno puede divisar las influencias de géneros como el industrial y el trip-hop, sin perder el componente rockero y orgánico que se busca dar en cada acorde. De igual manera, no se pierden de vista los amplios coros que realiza la cantante a muchas voces en cada track del álbum. El larga duración comienza con “Hell Is Near”, track que se caracteriza con el uso de voces a modo de sollozos de Annie Clark y por su estética oscura en cuanto a los ritmos y los sintetizadores empleados en la grabación.
Continuamos con “Reckless”, pieza que empieza con la artista haciendo dueto con un piano, destacando el rango vocal que emplea a lo largo de la canción, en donde emplea murmullos y quiebres que dan entrada y término a fuertes sonidos orgánicos de la mano de sus instrumentos. “Broken Man” es una canción que nos trae recuerdos de la Annie de su anterior disco, “Daddy’s Home”(2021), apoyándose en elementos rítmicos que sobresalen dentro de toda la canción y matizando con el uso de fuertes baterías y guitarras disonantes.
“Flea” retoca el disco con ambientes retro-futuristas cargado hacia instrumentos de cuerda distorsionados que explotan acertadamente en cada coro de la canción de la mano de una batería que va a tiempo con cada entonación empleada por la americana. “Big time nothing” destaca como la pista que da vida a esa Annie Clark más cercana a los ritmos del soul a través de su voz. “Violent times” es una balada que juega con sonidos sombríos potenciados por instrumentos de viento y una voz angelical que transmite palabras entorno a lo que sucede cuando uno se da cuenta que tuvo periodos violentos en su vida.
Las guitarras no se pierden en este disco, y es posible verlo con “The powers Out” y “Sweetest Fruit”, canciones que emplean una variedad de efectos y técnicas, como la aparición de reverberaciones y repeticiones cíclicas en base a una idea musical hacia el final de la canción. “So Many Planets” juega con un ritmo cercano al reggae acompañado por sonidos industriales característicos por parte de la artista a lo largo del álbum, en donde destaca su voz comentando “I have to visit so many planets before I find my own”. “All Born Screaming” termina el disco, de la mano de Cate Le Bon al bajo y en las voces de fondo, despidiendo este larga duración de diez canciones con un interludio instrumental en donde se gesta un viaje hacia el lado más industrial y salvaje de Annie.
En resumen, el álbum cuenta con un alto grado de erudición musical por parte de la artista, mediante sus acordes y solos de guitarra con cada ritmo y golpe de batería reflexionado con dedicación para hacer sonar las piezas musicales a un rock hiperbolizado por sus cualidades sonoras y a nivel de frecuencias.
En resumen, All Born Screaming es un disco que se encuentra caracterizado por su energía e intensidad en cada acorde y golpe de batería, siendo asi la entrega más auspiciosa por Clark, a la vez de servir como una carta de presentación para quienes no conocen a la artista debido a que junta todo de lo que es y puede ser capaz musicalmente la americana.