3 años han pasado de “El Big Blue”, disco que terminó de consolidar a Bandalos Chinos como una propuesta fresca y divertida de pop latino, donde canciones como “Vámonos de Viaje”, “Sin Señal” o “Una Propuesta” ya demostraban la capacidad innata de Goyo y compañía de generar hits bailables y sofisticados, siempre con una calidez y optimismo palpable. Por ello, luego de tres exitosos discos producidos por Adán Jodorowsky, la expectativa era alta y había curiosidad por saber cómo sería el nuevo capítulo de la banda argentina.
Por: José Martinez
Desde los primeros compases de “Vándalos” se siente que los bonaerenses quieren jugar de forma distinta y hasta conceptual. De la mano de Fermín Ugarte, usual colaborador de Dillom, imprimen un disco que se siente inspirado en la noche y en todas las emociones que afloran. Si el triplete de “BACH”, “Paranoia Pop” y “El Big Blue” son sinónimo de baile y jolgorio, “Vándalos” se siente como la parte final de la fiesta, con todo lo que viene después. Se mantienen las ganas de bailar (siempre van a estar) pero los pasos son más controlados y todo se torna más serio, más calmado, más dramático.
“Sabes perfecto que es en serio, Y vale más decir que estas sintiendo, Una señal del cielo” esboza el coro de “Una Señal”, track que inicia este viaje bohemio, lleno de melodías electrónicas, familiares y algunas no tanto. Y es que, precisamente “El Ritmo” irrumpe evocando un pop ochentero, rico en sintetizadores que marcan pauta y que, junto a voces graves de Goyo, destacan como algo poco usual dentro del repertorio.
Con el escenario ya armado, “Comando Juntar” y “Mentira” aparecen llevando una especie de caminata nocturna por Buenos Aires, manteniendo el pulso bailable con bajos marcados y una producción abundante en detalles. “Se hace tarde, tarde, tarde en la ciudad, Ya es de noche, noche, noche, no sé dónde estás” dice “Revelación II”, un hitazo con todas sus letras, tanto por los rasgueos juguetones de guitarra en sus versos iniciales, como por su contagioso coro; la propuesta de baile ya está consumada.
Sin embargo, el transitar se vuelve más lento y “Los Chinos” comienzan a hablar del desamor, siendo esta, probablemente, la causa de esta caminata a tan altas horas de la noche. “El Único Romántico” y “Nosotros” navegan estas decepciones y estos miedos, con baladas más pausadas y contemplativas.
De pronto, el caminar se detiene. Un piano suena y marca un cambio: “Tuve una revelación, casi una revolución, Fuimos desapareciendo lento, Como una película, Todo vuelve hacía atrás, Veo todo en blanco y negro, acá”. “Revelación I” aparece clara, directa y honesta. Catarsis pura.
“Gloria y Pena” retoma el movimiento y el baile, entre frases desafiantes y más recuerdos, siempre al ritmo de la batería punzante. Probablemente algún rayo de luz tenue comienza a asomar y la noche va quedando atrás. Y así, en esos últimos instantes, “Viajes en el Tiempo”, la última balada del álbum, aparece como una imagen onírica entre añoranzas y dolorosas realidades.
Con el sol ya en plenitud, y con todas las lecciones comprendidas, “Te Amo” brilla como un himno de aceptación y de amor a la posteridad.
Cargado de emociones y riesgos versus a sus discos anteriores, Bandalos Chinos imprimen su álbum más maduro hasta la fecha, demostrando versatilidad y más honestidad que nunca. “Vándalos” a primeras puede resultar extraño y ajeno para ciertos fans, pero es ese tipo de álbum que crece en cada escucha y que se vuelve un imprescindible. Un álbum sobre Inicios, términos y aceptación, sobre amor y desamor.
Agosto, te estamos esperando.