Este martes se llevó a cabo el primero de seis recitales que el cantautor guatemalteco vino a presentar a nuestro país, tomándose el Movistar Arena y agotando la totalidad de las localidades dispuestas para cada una de las fechas pactadas. El músico, que ha sabido mantenerse vigente tanto por su música como por sus controversias, regresó a la capital para presentar el show correspondiente a su gira Blanco y Negro, el cual toma lo más destacado de sus dos últimos álbumes, además de tocar los hits radiales que han hecho de Ricardo Arjona, una figura emblemática de la música romántica en la región. Luego de más de dos horas de espectáculo, el cantante demostró porqué su propuesta es -y seguirá siendo- un éxito de masas.
Por Sebastián Zumelzu C.
Foto por Javier Vergara
Respaldado por un gran montaje escénico, donde el principal atractivo era una pantalla gigante que transformaba al espacio en un verdadero videoclip que acompañaba a cada una de las canciones tocadas durante la jornada, el artista salió a escena junto a sus músicos, pasadas las 21:00 horas. De la mano de Si yo fuera y Morir por vivir, Arjona abrió el recital por todo lo alto, dando una contundente muestra de la gran calidad musical que podríamos disfrutar durante la velada. La banda que acompaña al latino es un verdadero lujo y cada uno de los nuevos arreglos realizados a las composiciones, dieron un aire fresco al catálogo inmortal del guatemalteco. Así lo demostraron versiones de sencillos solicitados por el público como El problema, y también canciones más recientes como El flechazo y la secuela.
Foto por Javier Vergara
La devoción de los fans por Arjona sigue intacta, qué duda cabe ante el absoluto sold out de todas sus fechas en el país, pero más allá de la respuesta comercial, el ambiente que genera el músico con su gente es de total complicidad. Decir que lo de anoche fue un karaoke generalizado, es quedarse corto. Lo de este martes fue un ritual colectivo donde nadie podía quedarse fuera del coro multitudinario. Ninguna canción interpretada por la estrella de la jornada, dejó de ser secundada por las voces de sus seguidores, en una experiencia realmente impresionante, y que alcanzó uno de sus puntos más destacables, cuando el músico tomó la guitarra acústica, y como si se tratara de una reunión entre amigos de toda la vida, compartió canciones como El amor que me tenía, Mi novia se me está poniendo vieja y Hacer patria.
Pese al gran presente que está viviendo el cantante, el fuerte de su presentación residía en los clásicos que todo el mundo quería escuchar. Y Arjona no falló, tocando los cortes favoritos de sus fans. Desde la jocosa Historia de taxi, pasando por Señora de las cuatro décadas, Te conozco, Cuándo, hasta llegar a la ineludible, Mujeres. El respetable recibió casi todo lo que pedía en un set de veintinueve canciones, porque sí, el catálogo de Arjona es tan basto, que incluso en más de dos horas de actuación y cortando algunos temas para poder tocar lo máximo posible, canciones pedidas por la audiencia quedaron fuera del repertorio. Pero nadie reclamó, el carisma, talento y energía de Ricardo Arjona, brillaron durante un recital de primera categoría. Mucho se podrá criticar del guatemalteco, pero si hay algo que no se le puede negar, es que su lugar como uno de los grandes de la música popular de Sudamérica, está más que merecido, gracias a una batería de canciones que trascendieron generaciones y a un profesionalismo que pocos artistas de su generación, son capaces de mostrar en escena. Pese a toda crítica, Ricardo Arjona sigue siendo un ídolo absoluto.
Setlist
- Si yo fuera
- Morir por vivir
- Ella
- Hongos
- Apnea
- Acompáñame a estar solo
- El amor
- El problema
- El flechazo y la secuela
- Tarde
- Si el norte fuera el sur
- Señora de las cuatro décadas
- Lo poco que tengo
- Dime que no
- Cuándo
- Como duele
- Historia de taxi
- De la ilusión al miedo
- El amor que me tenía
- Mi novia se me está poniendo vieja
- Hacer patria
- Hay amores
- Porque puedo
- Desnuda
- Te quiero
- Te conozco
- Minutos
- Fuiste tú
- Mujeres
Galería fotográfica por Javier Vergara