Tal vez, si escuchan el nombre de Michael Alago no les sonará como el de alguien importante, pero este hombre es digamos, el genio tras las bandas de rock más importantes de mediados de los ochenta principios de los noventa. Este productor y fotógrafo de origen puertorriqueño tiene entre sus talentos a: Metallica, White Zombie, Nina Simone, Cindy Lauper, entre otros. En este documental dirigido por Drew Stone, estrenado el 21 de julio de 2017, el mismo Alago nos cuenta sus experiencias en la escena musical de Nueva York, acompañado de entrevistas a los artistas que él descubrió y otros que lo admiraban.
Por Álvaro Rodríguez
Para entender cuál es la importancia de Michael Alago y del porque su vida merecía un documental, repasemos brevemente algunos de los pasajes más importantes dentro de la pieza audiovisual. La primera escena parte con los créditos de presentación y una voz de fondo diciendo, “Who the fuck is that guy?”, lo que en español sería algo como “¡Quién diablos es ese tipo?”. El nombre del filme se explica en las primeras escenas, pero no especificaremos tan profundamente para no pecar de spoilers. Alago es el primero en aparecer en escena junto a la entrada del departamento al cual llegó a vivir junto a su familia con tan solo seis años.
A lo largo de la cinta se encontrarán con muchos hitos importantes, por lo que solo me detendré en los que yo considero más destacados. El primero de ellos guarda relación con el primer trabajo que Alago obtuvo, fue en un teatro en el que se solían presentar las bandas más influyentes del rock de finales de los setenta a inicios de los ochenta. Michael llegó como un simple ayudante, pero poco a poco se fue abriendo paso y terminó siendo la mano derecha del dueño de aquel lugar. En esos momentos el protagonista ya se encargaba de reclutar bandas, firmar contratos, etcétera. Este es el momento que desencadenaría el resto de la historia.
Otro hito que destacar y que es totalmente relevante para motivarse y verlo, tiene relación con la amistad que se gestó entre Alago y Metallica. Alago los vio en una presentación y quedó prendado de la energía e innovación de esos cuatro chicos (en aquel entonces). En ese momento Alago ya era un caza talento que trabajaba para el sello Elektra Records, y logró fichar a esta promisoria banda, que desde ese momento no ha parado de vender discos y sigue siendo éxito seguro donde quiera que se presente.
En el documental no se guardan nada y abordan todo tipo de temas, como las drogas, el exceso de alcohol, homosexualidad, VIH, entre otros temas. Esto es relevante dado que Alago pasó por una etapa oscura donde el consumo excesivo de drogas y la promiscuidad de la noche neoyorquina lo terminaron por consumir. El clímax en la vida de Michael fue cuando se le diagnosticó VIH. Esas relaciones de una noche terminaron por pasarle la cuenta. Muchos de sus amigos cercanos temieron que moriría a causa de esta cruda enfermedad. Pero afortunadamente para él, en ese momento aparecieron los denominados “cócteles” de fármacos que ayudaban a combatir los síntomas de buena forma. La gente de su círculo más íntimo temió perderlo, como a muchos otros que quedaron en el camino.
Michael Alago es un personaje de lujo, un tipo con un olfato increíble para detectar el talento donde pocos eran capaces de percibirlo. Este ex ejecutivo musical y actual fotógrafo, es una caja de pandora, tiene miles de historias que contar, por lo que los invito a que vean este documental, para descubrir más de la vida de él, y como era vivir la vida nocturna en el Nueva York de los años setenta.
Disponible en Netflix