Radio Guaripolo 2: humor, nostalgia y magia radial en su máxima expresión

El pasado 6 de julio, el Movistar Arena se transformó en un verdadero estudio de radio en vivo con la presentación de "Radio Guaripolo 2", el más reciente espectáculo de 31 Minutos. A las 14:00 horas, y con un recinto totalmente lleno, se dio inicio a una experiencia única que combinó teatro de marionetas, música en vivo, animación digital, efectos visuales y, por sobre todo, una buena dosis de humor absurdo, tan característico del universo creado por Álvaro Díaz y Pedro Peirano.

Por: Joaquín Bravo

Fotos: Luis Marchant

Este nuevo montaje no solo reafirma el cariño del público por la serie, sino que también demuestra la capacidad del equipo para innovar en formato y narrativa, manteniendo intacto el espíritu que convirtió a 31 Minutos en un clásico intergeneracional del entretenimiento chileno y latinoamericano.

El concepto de “Radio Guaripolo” se sostiene en una idea sencilla pero brillantemente ejecutada: recrear la atmósfera de esos programas de radio nocturnos donde locutores solitarios reciben llamadas extrañas, cuentan historias bizarras, y animan la madrugada con secciones peculiares. En ese sentido, ]]Guaripolo* fue el gran protagonista. Su carisma inigualable, su voz inconfundible y su habilidad para la rima improvisada fueron el hilo conductor del espectáculo. A través de llamadas de broma, segmentos de opinión y absurdas noticias, el personaje desplegó todo su repertorio humorístico y captó de inmediato la atención del público.
El show funcionó como una mezcla perfecta entre lo teatral y lo radial, con efectos sonoros en vivo, transiciones narrativas ágiles, y una sensación constante de que estábamos escuchando —y viviendo— un programa de radio *“en vivo y en directo”
.

Uno de los grandes logros de Radio Guaripolo 2 fue demostrar que las marionetas de 31 Minutos no solo siguen vigentes, sino que han evolucionado. Tulio Triviño, Juanín Juan Harry, Patana, Policarpo Avendaño y, por supuesto, Juan Carlos Bodoque, se robaron la pantalla y el escenario con sus intervenciones clásicas y nuevas ocurrencias.

El espectáculo desplegó una escenografía dinámica y creativa, donde todo cambiaba a cada momento: los fondos visuales, los colores, las luces, y hasta el vestuario de las marionetas, que fue variando según la canción o situación. Una gigantesca pantalla LED dominaba la parte trasera del escenario, adaptándose a cada canción con una estética visual impresionante, cargada de color, animación y simbolismo. Cada elemento visual estaba cuidadosamente sincronizado con el ritmo y tono del espectáculo, generando una experiencia inmersiva y cinematográfica.

El repertorio musical de Radio Guaripolo 2 fue un verdadero regalo para los fanáticos. Con un total de 23 canciones, el show recorrió distintos momentos de la historia musical de 31 Minutos, incluyendo varios temas que no se interpretaban desde hace años y otros que debutaron en vivo por primera vez.

El espectáculo abrió con “Cebollas me encanta”, tocada por primera vez en vivo desde 2015, y siguió con temas como “Mr. Guantecillo” (2017), “Mi castillo de blanca arena con vista al mar” (2020), y “Nunca me he sacado un siete” (2018).

La lista completa también incluyó joyas como:

“Señora, devuélvame el balón, o si no, no sé qué haré” “La señora interesante” “Mundo interior” “Mi mamá me lo teje todo” “El huerfadrino” “Tangananica, Tangananá” “Son pololos” “Diente blanco, no te vayas” “Objeción denegada” “Mi equilibrio espiritual” “Parque de diversiones” (primera vez desde 2016) “Ratoncitos” (primera vez desde 2020) “Mala” “Bailan sin César” Y en el encore final:
“Arwrarwrirwrarwro” “Mi muñeca me habló” “El Dinosaurio Anacleto” “Yo nunca vi televisión (y luego sí pero después no)”

Una de las postales más conmovedoras del evento fue ver al público completamente entregado: adultos, jóvenes y niños compartiendo el mismo entusiasmo, muchos con poleras, gorros, peluches y disfraces de los personajes más emblemáticos. No había divisiones etarias. Quienes crecieron con el programa revivieron su infancia, mientras que las nuevas generaciones descubren un mundo que parece haber sido hecho también para ellas.

Esta conexión emocional entre generaciones fue quizás el mayor logro del show. No era solo una función para los niños ni un show nostálgico para adultos: era una verdadera celebración colectiva, un espacio donde los recuerdos de ayer y las experiencias del presente se abrazaban en forma de canción, humor y cariño.
El guion del espectáculo fue afilado, rápido y eficaz. Las bromas absurdas, los diálogos sin sentido, las rimas espontáneas y las situaciones delirantes fueron constantes. Pero también hubo humor inteligente, con múltiples niveles de lectura, lo que permitió que tanto grandes como chicos encontraran su propia forma de reír.
A lo largo del show, se mantuvo un ritmo narrativo sólido que nunca decayó. No hubo momentos bajos ni pausas innecesarias. Todo fluyó con naturalidad y precisión, como si se tratara de una coreografía perfectamente ensayada. La calidad del guion y su puesta en escena dejan en claro que 31 Minutos no es solo una serie infantil, sino una propuesta artística con una identidad única, que combina humor, crítica social y ternura como ninguna otra.

31 Minutos volvió a confirmar que no es solo un programa, es parte del alma cultural de Chile. Y Guaripolo, en su rol de locutor radial, nos recordó que, a veces, solo basta una canción, una rima tonta o una marioneta para hacer del mundo un lugar más feliz.