Luego de desechar un disco prácticamente terminado y de cambiar el rumbo conceptual, Mejor Actor de Reparto publica su nueva placa de estudio: “La Guerra en Casa”. Ya disponible en todas las tiendas digitales, el trabajo está motorizado por un trío de estirpe rockera y gravita en torno al desamor, con canciones que expían culpas y exorcizan demonios internos. Al respecto, el cantante, compositor y guitarrista Mauro Duek relató:
- “Luego de un año y medio de trabajarlo, nos encontramos frente a un material que ya no nos representaba. Para aquel entonces, me estaba separando de una pareja y todo el enfoque era romántico y nostálgico, cuando lo que realmente sentía era otra cosa: resentimiento, dolor y una decepción profunda”.
Dicho y hecho. “La Guerra en Casa”, “Chica” y “Tu calle” anticiparon y sintetizaron el mood de un tercer disco que comienza despojado, aunque no por eso apático. “Oh mi amor” sólo adelanta lo que vendrá. Es la calma antes de la tormenta, un caldo espeso que se cocina a fuego lento. Montada sobre una línea cavernosa del bajista Alejo Lecuona y la batería de Ramiro Colomer, la voz de Duek se debate entre la súplica y el reproche (“Oh mi amor, dime que pronto estaremos bien. Oh, mi amor dime que pronto te traerá el tren”).
“Todo lo que tengo ahora” suma crudeza y arreglos de cuerdas, cortesía del productor Julián Gándara, al igual que en “Tu calle”. Desde el arranque, lxs oyentes se sumergen en un clima estremecedor, rotundo, que da paso a una épica emocional, escenas dramáticas y picos de honestidad brutal (“Aquí está, otra vez, el dolor”). Bien podría haber sido el corte promocional de un álbum terrenal, muy autorreferencial y extremadamente autobiográfico.
Si los temas del disco homónimo (2013) y de su sucesor, Humilde frente al mar (2016), mostraban la admiración de Duek por el imaginario de Bob Dylan, los de ahora lo emparentan más a la figura atormentada del Nick Cave versión 20,000 Days on Earth. Como sucede en el tándem final y ambiguo: “¿Qué he sacado con quererte?”, donde versionan un clásico de Violeta Parra, y “Canta algo para mi”, que incorpora arreglos orquestales de Gándara y la aparición vocal de Guadalupe Soria. La esperanza es lo último que se pierde, y a veces termina siendo lo único que te sostiene.