Con una circulación sobre los 5 mil personas por día se desarrolló, este fin de semana, el Festival Desierto Sonoro. El nutrido cartel con actividades familiares, culturales y lo mejor de la música electrónica en vivo, atrajo a los tarapaqueños hasta la Playa Brava, que fue el epicentro del festival itinerante en su versión 2022. Durante el día, los conversatorios, exposiciones, muestras gastronómicas, activaciones de artistas visuales, circenses, diseñadores, arquitectos, deportistas y mucho más, fueron disfrutadas por grandes y chicos, quienes llegaron en masa luego de dos años de encierro.
Caída la tarde, los tres escenarios dispuestos por la producción - Carpa Circo, Escenario Emergente y el Playa Electrónico - fueron recibiendo a los fanáticos de la electrónica, que disfrutaron de las propuestas musicales de Nerven&Zellen, la banda Wiracochas (que partió en el festival, las celebraciones de sus 40 años de trayectoria), She Teiks, Alisú y mucho más, que fue parte del robusto cartel con gran presencia femenina, de esta edición del Festival Desierto Sonoro.
- “Sentimos que este año, nuevamente, cumplimos con el objetivo de este festival que es reunir a la familia en torno a la música, las artes y al contenido de vanguardia. El púbico asistió a ambas jornadas, contabilizando más de 5 mil personas por día, para disfrutar del espacio y las actividades que tienen que ver con aspectos que no son cotidianas en sus actividades locales, y con ello proponer otras vinculaciones a partir de lo que significa Desierto Sonoro, como plataforma para el desarrollo cultural”, dijo Vesna Obilinovic, arquitecta y gestora cultural.
Y Cristóbal Navarrete, músico y gestor cultural, agrega
- “queremos que el Desierto Sonoro siga creciendo y fortaleciéndose como el festival del norte más importante. Este año pese a la incertidumbre que existía al iniciar el año, logramos conformar una parrilla artística muy completa y para toda la familia, que convocó a toda la ciudadanía tarapaqueña. Este año, con un especial enfoque en la electrónica femenina”.
Esta iniciativa experimental e itinerante por el Desierto de Atacama, es gestionada por la Plataforma multidisciplinaria Nomadesert.
La primera versión (2014), fue en La Pampa del Tamarugal, el 2015, en Pisagua, el 2016 en el Puerto y el 2020 en Playa Brava. De esta forma sus organizadores plantean la educación medioambiental, patrimonial y multicultural como base de la ocupación del desierto, único soporte identitario de la región, creando las instancias para habitarlo en su diversidad y potenciando su herencia cultural.