La noche del 4 de junio, el Movistar Arena de Santiago se llenó de calidez y emoción con el esperado regreso de Norah Jones a Chile, como parte de su Visions Tour 2025. Tras seis años de ausencia, la cantante estadounidense ofreció un espectáculo íntimo y conmovedor que recorrió su nuevo álbum Visions y clásicos de su carrera.
Por: Paz Rojas G.
Fotos: Luis Marchant
La velada comenzó con la presentación de Montse, cantautora chilena de 26 años que se destacó en el estilo indie folk, con una gran habilidad para contar historias y con un desplante cercano al público, quienes en diferentes ocasiones fueron invitados a armonizar junto a ella en lo que fue la previa al esperado show que estaba por ocurrir.
Luego, a eso de las 21:15, con un breve retraso que hizo aplaudir de ansias a la galería, Norah Jones subió a un escenario tenuemente iluminado, decorado con cintas de colores, abriendo su presentación con "What Am I To You", estableciendo de inmediato una conexión íntima con la audiencia con un clásico del año 2004, recordando los momentos en que probablemente mucho de los asistentes se acercaron a su música y sellaron un pacto que perduraba hasta este momento.
Acto seguido, la artista daba paso a las canciones que contextualizan esta gira, entre ellas Paradise, uno de los sencillos de su más reciente álbum Visions, que fue premiado como Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional en los Grammy. De este repertorio, también incluyó Running, reafirmando la vibra luminosa del disco, grabado junto al productor Leon Michels, que nuevamente acerca el pop a la vida de la artista reconocida por su trayectoria en el soul y el jazz.
Entre lo nuevo, el clásico Sunrise se asomó de forma prematura, con el piano que hizo vibrar a la audiencia que hasta ese minuto había estado escuchando pacientemente. Come Away With Me y Happy Pills también fueron hitos recibidos con entusiasmo por un público atento, que acompañó cada nota entre susurros respetuosos y cálidos aplausos al terminar cada una de las presentaciones.
A lo largo del show, Norah se movió entre el piano, la guitarra y el teclado, regalando pequeñas pausas para agradecer la presencia del público y responder a los “te amo Norah” que volaban por los aires de esta reconocida cúpula en el corazón de Santiago, que se conmovía con cada una de sus canciones.
En la recta final del concierto, Little Broken Hearts marcó la vuelta al rasgueo de la guitarra. Más adelante, Staring at the Wall y Queen of the Sea trajeron una atmósfera más audaz, con riffs que rozaban el blues y el country. El cierre fue íntimo y elegante al sonido de las teclas y el compás de Turn Me On, Long Way Home y Don’t Know Why.
Jones tiene un estilo marcado que se consolidó en esta gira: cercanía sin pretensiones, con arreglos sencillos pero efectivos que potencian su expresividad musical. Sin necesidad de artificios, la artista se despidió con una ovación, dejando en claro que la conexión entre su música y la audiencia chilena sigue tan viva como en los 2000’s.
NORAH JONES