La noche del 28 de junio de 2025 quedará grabada en la memoria de todos los presentes en el Movistar Arena, donde Los Tres celebraron el trigésimo aniversario de su disco La espada & la pared, uno de los álbumes más importantes de la historia del rock chileno. La cita no solo representaba un regreso a los orígenes de la banda, sino también una celebración de tres décadas de una carrera llena de altibajos, experimentación y, sobre todo, música de calidad. La ocasión reunía una expectación palpable en el aire, y no defraudó a quienes esperaban un espectáculo cargado de emociones, virtuosismo y la conexión única entre banda y público.
Por: Joaquín Bravo
Fotos: Agustín León
Aunque el Movistar Arena estaba colmado en su totalidad, la energía desde el primer minuto fue palpable. A pesar de que los asistentes estaban sentados, incluso en cancha, la emoción comenzó a crecer rápidamente con los primeros acordes. La banda, fiel a su estilo, logró capturar la atención del público desde el inicio, y la conexión se fue intensificando a medida que avanzaba el setlist.
La espada y la pared, disco que cumplió 30 años, se tocó en su totalidad, como un regalo para los fanáticos más devotos, pero también para quienes, a lo largo de las décadas, se han sumado a la admiración por la banda. Con cada tema, como "Déjate caer" y "Hojas de té", la energía se disparó, y el público comenzó a corear cada vez más fuerte, disfrutando de cada canción que Los Tres habían convertido en himnos del rock chileno.
La Virtuosidad de Los Tres
Si algo caracteriza a Los Tres es la virtuosidad de sus músicos, algo que se dejó en evidencia una vez más en este concierto. Ángel Parra, con su guitarra, y Titae, quien se destacó en su bajo, entregaron una interpretación impecable y llena de energía. Su habilidad para tocar con intensidad sin perder la esencia de cada canción es algo que solo se logra con años de práctica y un profundo entendimiento de la música.
En particular, La espada y la pared estuvo cargada de momentos mágicos, donde los músicos parecían fundirse con el escenario, sumergidos en su propio mundo sonoro mientras el público se entregaba a la experiencia. El dominio de la improvisación por parte de los integrantes de la banda, la calidad de sus solos, y la química palpable entre ellos, mantuvieron la atmósfera en constante ebullición.
A mitad del concierto, Los Tres sorprendieron a los asistentes con una colaboración inesperada: Gepe subió al escenario para interpretar Partir de cero y Moizefala, dos canciones que, en este contexto, se vieron envueltas en una mezcla de géneros que fue recibida con reacciones divididas. Por un lado, muchos disfrutaron del toque fresco y contemporáneo que Gepe aportó al concierto, una suerte de fusión entre lo clásico y lo moderno; sin embargo, otros manifestaron su sorpresa ante la combinación de estilos, considerando que la esencia del disco podía verse alterada por la inclusión de un artista fuera del círculo tradicional de Los Tres.
Independientemente de la opinión de cada espectador, lo cierto es que la presencia de Gepe añadió una capa de innovación al concierto, y la banda, como siempre, supo cómo integrar su participación sin perder el hilo conductor de la noche.
Un Homenaje a Roberto Parra
Uno de los momentos más emotivos del concierto fue cuando Los Tres rindieron homenaje a Roberto Parra, con una serie de cuecas en su honor. Mientras la banda tocaba, una fotografía de Parra se proyectaba sobre el fondo, lo que no solo acentuó la atmósfera de respeto y nostalgia, sino que también acercó a los asistentes a una parte importante de la tradición musical chilena. Las cuecas, interpretadas con una precisión impecable, sirvieron para recordar la huella que dejó Parra en la música nacional, y el público, conmovido, acompañó cada acorde con un sentimiento colectivo que llenó el arena de emoción.
Una de las características destacables del concierto fue la impecable iluminación, que jugó un papel esencial en la atmósfera general del espectáculo. No solo fue un complemento estético, sino que también fue una herramienta clave para resaltar la destreza de los músicos. La luz dibujaba sombras y contrastes que permitían ver con claridad el virtuosismo de cada uno de los integrantes de la banda, haciendo que cada gesto, cada cambio de acorde, se sintiera más cercano e íntimo.
La iluminación no solo acompañó las canciones de La espada y la pared, sino que también ayudó a generar una atmósfera festiva durante los momentos de mayor euforia, como en el clímax del concierto. La interacción entre luz y música creó un entorno perfecto para la experiencia, permitiendo que el público se sumergiera por completo en el espectáculo.
El Clímax: He Barrido el Sol
El verdadero clímax de la noche llegó cuando Los Tres interpretaron **He barrido el sol]]. Titae, en una muestra de su carisma y liderazgo, invitó a todo el Movistar Arena a ponerse de pie, desatando una ola de euforia que no solo puso a la audiencia de pie, sino que también encendió el ambiente. Desde ese momento, la energía se desbordó por completo, y el público permaneció de pie durante el resto del concierto, vibrando con cada nota, cantando al unísono, y celebrando la música como una gran fiesta colectiva. La magia del momento fue palpable, y cada segundo fue un recordatorio del poder que tiene la música para unir a las personas.
Un Final Apoteósico
Para el final, Los Tres decidieron repetir La Torre de Babel, una de sus canciones más representativas, pero esta vez con todo el público de pie, convirtiendo el cierre en un momento épico. El ambiente era eléctrico, cargado de adrenalina, mientras el público coreaba cada palabra con emoción.
Pero la verdadera sorpresa llegó cuando, como última canción, Los Tres interpretaron No sabes qué desperdicio tengo en el alma. Este tema, tan cargado de sentimiento y nostalgia, cerró la noche de manera apoteósica. Con el Movistar Arena completamente de pie, cantando con todo su ser, el concierto alcanzó su máxima expresión de alegría, energía y celebración. La banda dejó el escenario con un mensaje de emoción y un profundo agradecimiento hacia sus seguidores, quienes, a lo largo de estos 30 años, han sido parte fundamental de su historia.
LOS TRES