Los Jaivas: En cuerpo y alma

Más de seis décadas de una impecable trayectoria sitúan a Los Jaivas como parte fundamental del patrimonio cultural chileno, pieza clave del cancionero popular y referente obligado para múltiples generaciones de artistas nacionales que han crecido bajo el alero de su música. La figura excluyente de los nativos de Viña del Mar ha sabido trascender nuestras fronteras y gozar del reconocimiento de toda la escena rock latinoamericana. “Los Jaivas, Siempre” más que un concierto se alzaba como una celebración de la historia y el legado del incombustible sexteto y así quedaba en evidencia desde muy temprano en los miles de fanáticos que empezaron a converger en masa al Estadio Nacional.

Por: Gustavo Inzunza

Fotos:Constanza Orrego

Con 40 minutos de atraso las luces del estadio se apagaron y dieron paso a una cerrada ovación a miles de voces que hicieron vibrar cada uno de los rincones del coloso de Ñuñoa, un rugido visceral cargado de energía contenida, emoción y pinceladas ansiedad. El show comenzó con un sentido homenaje al pintor René Olivares a través de una animación que relató la historia de Huairuro, un personaje que recorre el mundo recolectando las obras del artista para llevarlas al Nacional. El primer golpe sonoro que despertó a la multitud corrió por cuenta de “Arauco tiene una pena”, cover de Violeta Parra, que marcó el inicio de una jornada que a la postre sería inolvidable. A esta altura resulta innegable la innata capacidad de Los Jaivas para amalgamar el rock progresivo con el folklor latinoamericano y hacerlos funcionar en perfecta armonía, en una suerte de alquimia sonora profunda y trascendental.

Una de las características más potentes de las presentaciones en vivo de Los Jaivas es su capacidad de transformar cada concierto en un verdadero espacio de comunión. Los fanáticos fluyeron de manera natural en sincronía con el artista, como si todos compartieran un mismo pulso, unificándose con la música a través de un coro espontáneo, un instrumento improvisado o simplemente una silenciosa contemplación. “La conquistada” y “Mambo de Machaguay” resonaron con fuerza en cada una de las fibras de las miles de almas presentes, canciones que han sido capaces de trascender múltiples generaciones y que a pesar de eso siguen sonando con la misma fuerza que en su génesis.

En una muestra de comunión, hermandad y sentido colectivo, Los Jaivas dedicaron toda una sección de su show para compartir con músicos que de alguna forma los han acompañado durante este camino. En primera instancia Roberto Márquez (Illapu) se sumó a “Corre te pillo”, luego Aldo “Macha” Asenjo se lució con una excelente interpretación de “Vergüenza ajena”. Por su parte Nano Stern, que los ha acompañado en su reciente gira acústica, tocó la guitarra y cantó en “Indio hermano”, Tilo González y Francisco Sazo (Congreso) participaron en “Valparaíso” y Joe Vasconcellos hizo lo propio en el clásico “Un mar de gente”, que fue coreado por cada una de las almas presentes.

El diablo de la Tirana, iluminado con una fuerte luz roja, bailando en el techo de la tribuna pacífico, en el centro del escenario y posteriormente en el memorial, marcó uno de los puntos más emotivos y esperados de la velada: la interpretación integra de “Alturas de Machu Picchu” (1981), donde resaltó la interpretación de “La poderosa muerte” y “Sube a nacer conmigo hermano” con un público entregado a la experiencia, completamente ensimismado en la música y las imágenes psicodélicas que se proyectaron en las pantallas. El cierre tuvo un sensible video donde cada uno de los miembros vestidos de blanco se despide de los fanáticos y que incluye la aparición del Gato Alquinta y Gabriel Parra.

El dicho popular dicta que los reconocimientos se deben hacer en vida y eso fue justamente lo vivido anoche. Sin lugar a duda uno de los puntos más destacables de este show es la posibilidad que tuvieron cada una de las almas presentes en el recinto ñuñoíno de reconocer y honrar la trayectoria de unas verdaderas leyendas vivientes de la música chilena. Desde todos los sectores del estadio fluyeron miles de voces cantando al unísono las líneas de los éxitos “Pregón para iluminarse” e “Hijos de la Tierra”, estableciendo una preciosa conexión invisible entre la banda y su público. La banda comenzó a decir adiós y lo hizo con la interpretación del clásico “Mira niñita”, incorporándose al escenario Álvaro Henríquez para darle aun mayor emotividad a la canción.

La mágica interpretación de “Todos juntos” marca el punto final de tres horas de una jornada desbordante de emociones, un sentido homenaje para una de las bandas más influyentes de la música nacional, un reconocimiento tanto en cuerpo como en alma, ya que si bien es cierto sobre el escenario solo estuvieron 2/5 de la formación original, en esencia y energía estuvieron todos más presentes que nunca. Esta noche quedará en la historia como un testimonio que el legado de Los Jaivas es y seguirá siendo una marca indeleble capaz de soportar de manera inquebrantable el paso de los años, y cuya música seguirá resonando, generación tras generación, incluso con más fuerza.

Setlist

1.- Takirari del puerto
2.- Arauco tiene una pena (cover de Violeta Parra)
3.- Corre que te pillo
4.- La centinela
5.- Canción del sur
6.- Vergüenza ajena
7.- Indio hermano
8.- Valparaíso
9.- Un mar de gente
10.- Del aire al aire
11.- La poderosa muerte
12.- Amor americano
13.- Águila sideral
14.- Antigua América
15.- Sube a nacer conmigo hermano
16.- La conquistada
17.- La Quebrá del ají
18.- Desde un barrial
19.- Pregón para iluminarse
20.- Hijos de la tierra
21.- Mambo de Machaguay
22.- Mira niñita
23.- Todos juntos

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